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Diario YA


 

Anécdota o síntoma

¡Que viene el coco! Asustando a las viejecitas

Francisco Torres García. Que el recurso al miedo es efectivo parece fuera de toda duda. El miedo puede hacerte confesar que eres la mismísima reencarnación del toro que mató a Manolete, o a Paquirri para los que tienen menos años. El miedo ha conseguido que durante algunos siglos los niños holandeses se tomaran la horrible sopa -Mafalda dixit- ante la dura amenaza materna: "¡Que viene el duque de Alba!". Y entre nosotros, hasta que se convirtiera en un simpático personaje de Barrio Sésamo, causaba furor aquello de ¡Que viene el Coco! que ya Goya pintara, que tuvo un férreo competidor en el temido hombre del saco que aparecía para llevarse a los niños malos. Y todo, insisto, para conseguir que te comieras el plato único cocinada por una madre de toda la vida poco dada a satisfacer los caprichos culinarios de los pequeños dictadores que hoy mandan en el dulce hogar.

¡Miedo, necesitamos mucho miedo! -aunque sin letra y música de Quintero, León y Quiroga- parece que se han dicho en Génova 13 y han desempolvado, una vez más, al Coco de Goya. Miedo a perder el trabajo si no gana el PP, miedo a volver a la crisis/recesión más dura si no gana el PP, miedo a que nos suban los impuestos si no gana el PP, miedo a que vuelva el Frente Popular -este argumento sobre todo para viejecitas y cobardicas de derechas independientemente de su edad-, miedo a que... para que el 24 de mayo los más posibles acudan a los colegios electorales más que con el tachán-tachán-tatatachán de la banda sonora del PP cantando aquello de "Miedo, tengo miedo, miedo de..." que entonaba Marifé de Triana.

Desde hace semanas todo el PP anda esparciendo el miedo, eficazmente ayudado por los pptertulianos y ppperiodistas. En eso son especialistas los correveidiles del Partido Popular, las señoras del café y los valientes de derechas de toda la vida, lo llevan practicando desde los tiempos de la fenecida UCD... lo hacen con los argumentos más peregrinos, pasmando sobretodo a las viejecitas y viejecitos que se ven sin Misa, sin Iglesia, sin Pensión y hasta sin Semana Santa. A veces pueden llegar estos hooligans, que actúan por libre o como milicias peperas deudoras de las consignas de su particular partido único, a la astracanada y al surrealismo.

Lo he escrito ya: esta campaña nos va dar titulares, moñas y ocurrencias como desde los tiempos de Alfonso Guerra no se veían. Pocas, me figuro, van a superar la perpetrada hace unos días en San Sebastián de los Reyes, provincia de Madrid.  Una ocurrencia de esas que un día sí y otro también blande  Mariano como anuncio de la llegada de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Una ocurrencia que es todo un síntoma del miedo que no pocos tienen a perder el poder y para evitarlo vale cualquier cosa.

En San Sebastián de los Reyes, con motivo de uno de esos Rocíos que se celebran en no pocas partes antes o después del afamado andaluz, las milicias peperas han salido a la calle a repartir octavillas -azules, eso sí- con unos dibujos alusivos a todo aquello que un buen romero debe llevar en el camino festivo-religioso (medalla, botas de Valverde, sombrero cordobés, rosa...). Y en esa octavilla no han perdido ocasión para exhibir o dar miedo con una frases de antología: "No os olvidéis de votar por correo, hasta el 14 de mayo, o tendréis que volver en 2016 a rogarle a la señora que eche a los de PODEMOS". Cuando el gran argumento de un partido político es dar miedo poco más se puede esperar.
 

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