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Diario YA


 

ante la crisis griega

¿El desplome de Syriza anticipa el de Podemos, sus iguales en España?

“Porque parece que el señor Pablo Iglesias, a medida que va dejando sus “perlas” sobre el sistema que pretende implantar, para establecer el nuevo orden revolucionario que propone, resulta que más incomprensible resulta, menos sostenible se convierte su proyecto y más absurdo se presenta su plan de rescatar el país. Si tenemos en cuenta que estamos dentro de una Europa unida, tenemos una moneda única y que, por desgracia, cada vez dependemos más de la interconexión con las otras naciones, para conseguir financiarnos, exportar, importar y suministrarnos de las materias primas y combustibles energéticos de los que dependemos, el plan del señor Iglesias cada vez resulta más suicida”. (Extraído de un artículo del autor de agosto del 2014)

Miguel Massanet Bosch.
Es lógico que la directiva del partido Podemos se encuentre descolocada, que tanto el señor Pablo Iglesias como los señores Monedero o Errejón, intenten (con poca fortuna) sacarle punta a un tema que, ya de por sí, es romo e imposible de encontrarle otra explicación que la que se deriva de los mismos hechos. El señor Tsipras, aquel al que apoyaron con tanta vehemencia, al que acompañaron en su campaña electoral y aquel del que dijeron que se iba a enfrentar a Europa, que dejaría de pagar la enorme deuda de su país, Grecia, que pondría en su sitio a los odiosos “hombres de negro” y sacaría a su país de la moneda única europea, para devolver a sus ciudadanos la moneda nacional, el dragma; al cabo de sólo siete meses de intentar doblegar a Europa, de mandar como negociador a un bulldog, como el señor Varufakis, que pretendió asustar y meterles miedo a los que negociaron con él, para que se allanasen a sus pretensiones, descabelladas por supuesto, y que, no sólo no consiguió el menor resultado con sus exigencias, sino que acabó siendo cesado por el propio Tsipras cuando se dio cuenta de que los pagos a los que se habían comprometido estaban a punto de vencer y, las arcas del Tesoro, ya estaban completamente exhaustas y que, la amenaza de la suspensión de pagos soberana, se cernía, una vez más, como una catástrofe inevitable sobre el pueblo griego.

¿Cómo pueden ahora levantar cabeza o escurrir el bulto los señores “profesores” de Podemos, ante semejante claudicación de su amigo y compañero de fatigas del comunismo bolivariano, Tsipras, que ha tenido que aceptar todas las condiciones que, desde la CE, de sus fantasmas del FMI, el BCE y la Comisión Europea, se le han impuesto y que, para más INRI, después de más de medio año de negociaciones, han resultado más duras, más radicales y más penosas para el país griego, que las que, con toda seguridad, estaba a punto de conseguir su antecesor en el gobierno del país, el señor  Andonis Samarás, que se vio imposibilitado de llevar adelante su negociación ante la actitud irreductible de los griegos, que no querían que se les aplicasen nuevos recortes. Lo que entonces no quisieron aceptar y llevó a Syriza al poder ha sido, finalmente, lo que han tenido que aceptar, corregido y aumentado, para que Europa no los expulsara del Euro y del entorno de la CE. Este ha sido el resultado del cambio de gobierno griego y de las “amenazas” y “bravuconadas” de los comunistas bolivarianos al frente del gobierno griego.

No es de extrañar que, en España, a la vista de lo que ha ocurrido en Grecia, haya muchos que ya están reconsiderando la idea de seguir favoreciendo al partido Podemos. La euforia de Pablo Iglesias, cuando Syriza alcanzó la victoria en las urnas griegas, parece que, a medida que los sucesos en la negociación iban pintando bastos para los negociadores griegos, se ha ido reduciendo, hasta tal punto que, ahora, parece que prefieren no comentar lo ocurrido en Grecia y rebajar toda aquella cadena de reformas radicales con las que querían cambiar España. El señor Tsipras, al que reconocemos más sensatez y amor por su país al aceptar lo irremediable, antes que permitir que la cabezonería de su partido hubiera condenado a los griegos a una situación insostenible; que el que parece que nos ofrecen los comunistas españoles de Podemos, dispuestos a llevarnos a el desorden más absoluto, como vienen demostrando en las alcaldías en las que están gobernando, (en muchas de ellas aliados con el PSOE del señor Sánchez), donde no dan pie con bola, amagando y rectificando, cuando no tomando iniciativas en contra del turismo, como ha sido el caso de Ada Colau, en contra de los intereses de Barcelona o enchufando a familiares o cambiando el nombre de las calles, con lo que pretenden eliminar a todos aquellos famosos que merecieron formar parte del callejero de Madrid y Barcelona, en un absurdo revanchismo muy propio, por cierto, de aquellos que pretenden, amparándose en la Ley de Memoria Histórica, escribir una historia apócrifa de lo que fue la Guerra Civil y de la recuperación que experimentó el país hasta la llegada de la democracia.

No en balde, dentro de la formación Podemos, ya parece que salen voces críticas contra los extremismos y los errores que se producen en aquellas ciudades en las que ostentan las alcaldías, seguramente preocupados por las consecuencias que, para su partido, puedan derivarse de una mala gestión que pudiera redundar en un lastre para sus aspiraciones de conseguir un buen resultado en las legislativas de finales de año. Es evidente que, tanto para ellos como para Ciudadanos, las consecuencias de sus pactos para gobernar, el hecho de que, por ejemplo, Ciudadanos haya pactado en Andalucía con la señora A.Díez, y en la comunidad madrileña preste el apoyo a la señora Cristina Cifuentes, demuestra la volatilidad con la que este bisoño partido actúa para conseguir estar en todos los lugares; con el agravante de que han tenido que improvisar, superados por su éxito en las elecciones del 24M, cogiendo políticos de otros partidos para que los representasen en varios municipios, entre ellos, a varios del PSOE.

Ahora la izquierda española clama contra Tsipras tachándole de que “traiciona su programa” o que “mata a su pueblo de hambre”. Por lo visto ya se han olvidado de como lo veneraban como a un dios cuando, en compañía de Pablo Iglesias, puño en alto y sonrientes, lamían las mieles del triunfo en las elecciones griegas. Entonces Iglesias seguí soñando en gobernar a España, ahora puede que se haya convertido en pesadilla.

No obstante, señores, esta nueva situación en Grecia, abocada a unas nuevas elecciones, con Syriza dividida entre partidarios de Tsipras y de los que pretenden volver a los orígenes ideológicos de la formación; ha vuelto a situar a la UE ante una situación de incertidumbre, que ha venido a agravar el colapso derivado de la devaluación del juan chino; la amenaza latente del conflicto de Ucrania; el aumento de las avalanchas de inmigrantes que intentan invadir Europa; el agravamiento del enfrentamiento entre las dos Coreas y la situación peligrosa de Oriente Medio donde el DAES sigue su política de eliminar enemigos, manteniendo a toda la región en una situación de terror que, tarde o temprano, acabará afectando a las naciones europeas, objetivo declarado de los terroristas islámicos. ¡Ah! y no dejemos de mencionar la bajada continuada del barril de Brend que, algunos pensábamos que sería bueno y que abarataría el precio de la gasolina pero, por lo visto, afecta a los bolsillos de los países productores del crudo que, vean por donde, quizá tengan que empezar a reducir el tamaño de sus edificios y cambiar el oro de sus grifos de baño por el vulgar metal de que están hechos los de los nuestros ¿deberemos lamentar que los grandes lobbies del petróleo, tengan que vender algunos de sus yates o disminuir sus harenes para ajustarse a las nuevas situaciones del mercado? Por mi parte prefiero que siga bajando la gasolina, aunque todos sabemos que es un mero espejismo, porque las gasolineras españolas siempre tienen una excusa para mantenerlo lo más alto posible.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como una amenaza que, sólo hace unos meses, podríamos haber considerado como imposible de afrontar, ahora, un tiempo después, podemos pensar que, si España sigue recuperándose y los ciudadanos se van curando de su momentánea obsesión por Podemos, que nos prometía el oro y el moro pero, con la técnica de los conocidos charlatanes de feria, que te acababan vendiendo una caja de cerillas como un remedio milagroso para el mal de amores. A veces, los españoles, somos propensos a dejarnos encandilar por utopías imposibles.

 

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