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Diario YA


 

El cine y el teatro como evasión de lo cotidiano

“ALCINA”, una de las óperas más populares de Händel, por primera vez en el Teatro Real

Luis de Haro Serrano

Continúa la ecléctica programación diseñada por el director artístico del Real, Juan Mataboch, para esta temporada de ópera con la presentación de “Alcina”, un bello título barroco del compositor anglosajón Häendel, realizado en tres actos, enclavado en el apartado conocido como ópera seria, que sirvió para su inicial presentación como compositor en el Covent Garden de Londres.

Estrenada en abril de 1735 forma parte de la trilogía que dedicó al tema de “Orlando Furioso”, preparado por el escritor Leudovico Ariosto, basado concretamente en los cantos VI y VII de los más de cuarenta que integran la citada obra, preparada en forma de octavas llenas de historias y fábulas secundarias construidas en forma de adivinaciones y narraciones en las que se abordan las aventuras amorosasde la hechicera Alcina con el Caballero Ruggiero. El libreto, de autor anónimo, se basa en la obra de Ricardo Broschi “L’Isola de Alcina” de 1728.

Häendel la compuso en poco más de una semana. La terminó el 8 de abril de 1735 y se estrenó el 16 del mismo mes y año en el Covent Garden londinense. Tras su primera presentación cayó en el olvido, no volviendo a representarse hasta 1928 en Leipzig. En España se ofreció por primera vez en Barcelona en 1943 en el Teatro Tívoli. Hoy se suele representar poco. Las estadísticas de Operabase referidas al periodo 2005/2010 la sitúan en el puesto 103, figurando en el Reino Unido con el nº 7 y como la tercera de Händel. El Real la presenta por primera vez en su historia con una producción propia realizada en coproducción con el Grand Theatre de Bordeaux estrenada en el 2012.

Su acción transcurre paralela a la etapa de las luchas de Carlomagno contra el Islam. Su ambientación tiene lugar en un viejo teatro abandonado en la isla que posee la hechicera Alcina, lugar en que convierte en árboles o rocas a los amores que desecha.

La variedad musical de sus continuas arias “da capo” y numerosos recitativos facilitan la caracterización sicológica de sus personajes. La singular vida melódica de la hechicera es el primer símbolo de la belleza de este título.

En dicha isla es donde, gracias a sus fuertes poderes mágicos, mantiene hechizado al protagonista Ruggiero. La presencia de Bradamante, su prometida, Ricciardo y Morgana, hermana de Alcina y otros personajes de 2ª línea, no son más que elementos que, como suele ser normal en este tipo de obras, contribuyen a enrevesar más la envoltura de la difícil trama general del libreto, de por sí algo complicada.

Häendel, dentro de su bello y atractivo estilo barroco, tenía la costumbre de introducir en sus partituras arias aparentemente intrascendentes, cuando en realidad son metáforas que sirven para reflejar mejor las situaciones reales que, en algunos casos, atraviesan los protagonistas, que en esta obra se muestra en el atractivo pasaje “Verdi Pratti” en el que Ruggiero prevé la destrucción de ese mundo bucólico en el que casi todos los personajes están inmersos, narrados también con un estilo de las mismas características; trágico y simple en la mayoría de las ocasiones y donde, poco a poco, se va mostrando la pérdida de poder en que va cayendo Alcina.

El dúo de Morgana, “vuelvo a estar enamorada, mi alma solo te desea a ti…”, marca otro importante punto de inflexión de esa extrema belleza que tiene la música de Häendel.

“Alcina” es considerada por gran número de críticos como su obra más versátil y completa. Una composición bellísima, no por su argumento, demasiado barroco y lineal, sino por la extraordinaria musicalidad con la que está preparada, que se refleja en esa expresiva emotividad con la que se describen sus personajes. De ahí que necesite unos intérpretes dotados de una gran técnica que le sirva para apoyar convenientemente ese valor y significativo sentido melódico que encierran las continuas arias y recitativos que el compositor ha plasmado en su partitura, en la que se recoge claramente la estructura musical establecida unos años antes por Scarlatti.

Puesta en escena
El homenaje que el director de escena David Alden, ha querido hacer al cine y al teatro para diseñar esta producción, salvo el capítulo de la iluminación, no ha funcionado del todo. Su planteamiento general ha resultado oscuro, evasivo y con demasiadas incongruencias, no siempre oportunas y apenas captadas por el público. Ante un libreto difícil y demasiado suelto ha hecho lo que ha podido que, finalmente, ha logrado salvarse gracias a la fina sutileza con que Cristopher Moulds concibe el barroco. Su dilatada experiencia musical le ha llevado a salir airoso de esta difícil pero atractiva partitura.
Cristiane Rice mostró una gran sensibilidad artística en el desarrollo de su papel de Ruggiero, tanto en el aspecto vocal como en el dramático, lo mismo que la orquesta –incluida la intervención de los cuatro solistas trasladados del foso a la escena-, un detalle que contribuyó a resaltar la riqueza y el atractivo de la obra. Tuvo una actuación muy destacada a pesar de contar solo con tres instrumentos púramente barrocos; dos claves y una tiorba.