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Diario YA


 

90 años de Tintin y aniversario del fallecimiento de “Hergé”

José Luis Orella
Acaba de ser el aniversario del fallecimiento del genial dibujante belga George Remí, conocido como Hergé, un año especial, al celebrarse los 90 años de Tintín. Uno de sus máximos especialistas es Fernando castillo, quien en su reciente obra Tintin-Hergé: una vida del siglo XX. Nos destaca al detalle la interesante relación entre el dibujante y su creación, sumándose a una numerosa bibliografía con autores como Michael Farr, uno de mis favoritos, además de sus comics, películas y un mundo por descubrir.
¿Pero quién era Hergé?. El dibujante George Remi nació el 22 de mayo de 1907 en la ciudad belga de Etterbeek. Desde niño demostró en la escuela nacional de Ixelles un gran interés en dibujar niños héroes, dispuestos a donar sus vidas por la patria. Por aquel entonces, Bélgica estaba bajo la ocupación alemana, desde 1914 a 1918, y sus caricaturas trataron de un niño que hace multitud de jugarretas a los soldados germanos.
De 1920 a 1925, su padre le ingresó en el colegio San Bonifacio, un establecimiento
religioso, para evitar que su hijo estudiase la secundaria en la enseñanza laica. Del
mismo modo, el joven George tuvo que abandonar a los Boy-Scout de Bélgica (sin
formación religiosa) por los de la Federación católica.
Su admiración por el escultismo le llevará a sentir una gran simpatía por los indios
norteamericanos y a seguir dibujando aventuras de Totor, un joven boy scout, para la
publicación del grupo. En sus primeros dibujos, el joven Remí firma ya con el que ha de
ser su famoso seudónimo Hergé, de la pronunciación al revés de la primera consonante
de su apellido y su nombre. En 1926 realiza su servicio militar en el primer regimiento
de cazadores, desde el cuartel enviará ilustraciones a la revista de la Juventud de la
Acción Católica Belga. Vuelto de la mili, Hergé ingresa en el diario católico Le XX
Siecle, que dirigía el P. Norbert Wallez, como dibujante y fotógrafo. Sin embargo, en
1928, aparece un semanario para jóvenes, integrado en el diario, llamado Le Petit
Vingtieme. La pequeña publicación cambia la vida de Hergé. En sus páginas iniciales
aparecerán las aventuras de Tintín, un joven reportero que junto a su perro Milu, inicia
su andadura en el peligroso y desconocido país de los Soviets. Al mismo tiempo, Hergé
empieza su noviazgo con la mujer de su vida, Germaine Kieckens, secretaria del P.
Wallez, con quien se casará en 1932.
Los cómics de Tintín tendrán un éxito impresionante entre la juventud belga, y Tintín se
convertirá en el modelo del adolescente con valores de justicia. El valor de la obra de
Georges Remí, fue concebir en un cómic, una narrativa creíble, gracias a la historia que
suele desarrollar y al estudio preliminar de los elementos que introduce, como aviones,
automóviles, armas y el aspecto de los personajes que incluye. A través de sus historias,
Hergé proyecta el mundo de su momento, tal como lo ve. Por esa misma cuestión,
aunque Tintín recoge parecidos con el hermano del autor, incluso con políticos de la
época, no deja de tener un referente idealizado del propio George Remí.
En los diferentes álbumes, Tintín en el Congo, Tintín en América, La oreja rota, El
cetro de Ottokar, El Loto azul y Tintín en el país del oro negro. Hergé irá
evolucionando desde una visión muy orientada por los consejos del P. Norbert Wallez,
como fue su defensa del papel de los misioneros en África, o su desdén al comunismo.

Pero también desde la fragilidad de la pequeñez de Bélgica, criticará la expansión
imperial japonesa en China y el militarismo germano.
En la vida de su país únicamente tuvo simpatías por sus compañeros de la juventud
católica belga, que deseosos de emprender una campaña de limpieza política habían
formado un movimiento político denominado Christus Rex, que evolucionará con el
tiempo hacia el fascismo junto a su líder, León Degrelle. Con el estallido de la Segunda
Guerra Mundial, Hergé pasó a ser el redactor jefe del suplemento juvenil de Le Soir, el
periódico de máxima tirada en Bélgica. Bajo la ocupación, Hergé distrajo a Tintín en
aventuras con ausencia de contenidos políticos, como El cangrejo de las pinzas de oro,
El secreto del Unicornio, El tesoro de Rackham el rojo y Las siete bolas de cristal. Sin
embargo, en La estrella misteriosa, Hergé reproduce sus críticas al capitalismo, como
había desarrollado en Tintín en América, país al que admiraba, pero desde el apoyo al
débil.
Hergé desde sus viñetas siempre dibujará al joven reportero manteniendo su defensa de
los más débiles, en la persona de los indios, los quechuas de Perú, los desheredados de
América, los tibetanos, los esclavos africanos o los chinos amenazados por Japón.
Hergé será condecorado en 1977 con la Medalla de Plata Sobredorada de Angulema y al
año siguiente obtendrá el nombramiento de Oficial de la Orden de la Corona en
Bruselas. En 1982, su fama será tal que la sociedad de astronomía belga nominará a un
asteroide situado entre Júpiter y Marte como Hergé. Al año siguiente, Tintín y Milu
lloraron la pérdida de su creador.