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Francisco Torres publica un libro polémico, Franco Socialista

"A Franco se le quedaban cortas las propuestas sociales del PSOE"

Redacción.- Nuestro colaborador, el profesor e historiador Francisco Torres, acaba de publicar un libro cuyo título no solo puede causar sorpresa sino que, por su rotundidad, invita a la polémica. Con prólogo de uno de los nietos del propio Generalísimo, Cristóbal Martínez Bordiú y Franco, en este trabajo, Franco Socialista. La revolución silenciada 1936-1975 (SND Editores), Francisco Torres aborda un tema con un indudable atractivo, dado el debate actual sobre la viabilidad del actual Estado del Bienestar y sus orígenes en España, la política social del Régimen de Franco, lo que denomina el <<franquismo social>>. Haciendo hueco en su apretada agenda, pues en breve llegará a las librerías otro libro suyo sobre los cautivos en los campos de concentración soviéticos de la División Azul, y anda presentando su trabajo, ha recibido a Diario Ya para hablar de un texto que pone en tela de juicio mitos y tópicos y que desafía a la abundante historiografía antifranquista en un tema que él considera clave a la hora de entende el importante apoyo popular que Franco tuvo.

-Supongo que no le sorprenderá la pregunta, y no será la primera vez que se la hagan, ¿por qué un título cuanto menos provocador en los tiempos que corren?

No, efectivamente no es la primera vez que me hacen la pregunta. Casi parece que el título -poderoso a efectos visuales- vaya a devorar el contenido. Al principio, leído así, de repente, produce un cortocircuito, incluso incredulidad o rechazo en función de la posición ideológica de cada uno; después, en quienes tienen cierto conocimiento sobre la evolución de la política social y laboral en España desde principios del siglo XX, se abre la idea, especialmente a tenor de lo visto en las últimas décadas, de que Franco era más socialista que muchos socialistas. De hecho, Cristóbal Martínez-Bordiú inicia el prólogo indicando que no ve contradicción entre el apellido de su abuelo y el término socialista. Y hasta algún representante español en el Banco Mundial ha llegado a decir que la culpa del alto paro reciente es del mantenimiento de los últimos rescoldos de la férrea protección franquista del trabajador.

Evidentemente, Franco no era miembro del PSOE, ni se le pasó por la cabeza. Ahora bien, como es notorio, el cliché político lo que ha establecido es que las políticas sociales, las políticas de igualdad, las políticas a favor de los de abajo para hacer posibles las mejoras de las clases populares, las políticas de protección social, la defensa de los derechos del trabajador... son políticas que la derecha limita -los célebres recortes- y la izquierda defiende, implementa y garantiza. Más allá del maniqueísmo de la imagen, si asumimos esta realidad a efectos dialécticos, compartirá conmigo que solo cabe una conclusión en este aspecto: que Franco era socialista. Es más, como él mismo decía, en lo referente a políticas sociales se le quedaban cortas algunos de las propuestas socialistas o comunistas.

- Ojeando su trabajo resalta su enmienda a lo que sostienen no pocos historiadores, incluyendo a algunos de los referentes en historia económica, y no pocos políticos. Traza implícitamente un doble origen de nuestro sistema actual en el régimen de Franco: por un lado, el político pues se alinea con los que estiman que el régimen democrático hunde su orígen en el franquismo; por otro, que nuestro Estado del Bienestar nace con Francisco Franco.

Exacto. Ambas realidades son hoy discutidas, negadas o camufladas, pero son una verdad incontrovertible. El Estado del Bienestar, ese que hoy se discute, que se afirma que es inviable -es inviable porque se decide gastar el dinero en otras cosas, tenemos un modelo territorial muy caro y una administración excesiva-, no tiene su origen y estructuración en la Transición, como de forma infantil algunos tratan de argumentar, ni en los gobiernos de Felipe González (el señor Gozález no creó la Seguridad Social, lo hizo el régimen de Franco). No. Tiene su declaración de principios en el Fuero del Trabajo (1938) y su realidad en el desarrollo legislativo impulsado por Franco.  Es algo que a lo largo de casi cuatrocientas páginas vengo a demostrar creo que con solvencia.

Naturalmente ello me obliga a debatir con los argumentos exhibidos por otros autores, y si usted quiere a poner en evidencia incoherencias y debilidades de sus tesis, especialmente en lo referente al supuesto atraso económico que el Régimen de Franco supuso o que el crecimiento fue menor del que se debía haber logrado (y eso que durante 14 años crecimos por encima del 7% según los datos menos favorables o estuviéramos entre la 8ª y la 9ª potencia industrial del mundo

Mire, a mi me hace gracia como algunos reputados autores, cuando la fuerza de la realidad se impone, sobre todo en el ámbito económico, y al ir leyendo su trabajo alguien pudiera confundir la constatación de los hechos objetivos con el halago a Franco -eso que la izquierda hoy consideraría casi como exaltación del franquismo merecedor de multa y cárcel- el autor, en el que ahora comienzan a apreciarse signos de autocensura, se ve obligado a escribir unas frases que asegure su antifranquismo recordando, sin venir a cuento, que era una dictadura contraria a los derechos humanos, lo que invalidaría cualquier aspecto positivo.

En el libro desmonto con datos el mito de que el Estado del Bienestar es desarrollado y casi creado por los gobiernos de la Transición. Se alega, para mantenerlo, que creció el gasto social. Y ello es cierto, pero porque pasamos del pleno empleo a varios millones de parados. También a que creció el número de pensionistas y los gastos educativos con la extensión de la gratuidad al bachillerato. Pero esto último era consecuencia de la legislación de Franco (1970) y estaba previsto el crecimiento presupuestario. En cambio lo que es el gasto sanitario creció poco porque la estructura ya estaba creada. Recordemos que pensiones, sanidad y gasto educativo son la base del Estado del Bienestar. Lo que ciertamente no hizo Franco, por ejemplo, fue la universalización de la Seguridad Social porque su modelo era para los trabajadores. Pero en 1975 cubría a más de 28 millones de españoles sobre 35 millones (gran parte tenían otro tipo de coberturas o podían costear la sanidad privada).

-Ha prestado usted mucha atención al análisis del discurso de Franco, algo que no es habitual.

Cierto, pero esa tendencia no es inocente. Hay unos 8 tomos de discursos de Franco editados hasta 1970 (no he localizado otros volúmenes posteriores). Miles de páginas. En esos textos Franco expone cuál es su programa político, cuáles son sus objetivos. En mi análisis esto es fundamental. Franco es un gobernante, un político. Hace promesas. Lo importante, lo fundamental para el historiador honesto es resumirlo, explicarlo y luego ver cuál fue el grado de cumplimiento de sus promesas, que en el caso de la política social fue muy alto.

Pero no solo de Franco, también de algunos de sus colaboradores más destacados como Girón de Velasco o Arrese. En el texto se hace referencia a las personas clave en esta política social dentr de la clase política del Régimen de Franco.

-En su trabajo se entra en algunos aspectos que chocan con la imagen del dictador omnipresente, que todo lo hacía él...

Aunque de modo tangencial. Presento los hechos y dejo al lector el juicio o la interpretación. En el tema social, que implica gasto, que implica el desafío al poder de la oligarquía española que el dominado primer franquismo hereda, los debates entre los grupos políticos que intervenían en el Régimen fueron muy amplios. Señalemos que existía crítica, que se publicaba (repasen los debates sobre el tema de la vivienda, sobre las leyes sindicales o las relaciones laborales en las Cortes y en la prensa); ahí está, en los sesenta la pugna constante entre los tecnócratas del desarrollo económico y los sectores azules para que el desarrollo espectacular de esos años no obviará su vertiente social, la necesaria distribución de la riqueza que hace un Estado Social (Franco siempre apostó por ese Estado Social).

Lo que quizás también llame la atención al lector sea el carácter dinámico de las leyes. Nunca son finalistas, siempre se están reformando, adecuando. Tenga usted en cuenta que la política social se desarrolla en Europa, realmente, después de la II Guerra Mundial, por lo que casi todo es novedoso; demanda mejoras constantes. El Régimen de Franco optó por la progresividad: primero trabajadores industriales, después campesinos, marineros, funcionarios...

-Usted afirma que esta política social es programática y no algo coyuntural. Entiendo que tiene pues una base ideológica, pero Franco no era un ideólogo.

Ni lo fue, ni lo quiso ser, ni nunca dijo que lo fuera. Lo que Franco hace es reunir, sintetizar, unificar varias corrientes. En el tema social hay tres corrientes: primera, el conjunto de reivindicaciones laborales de la época (Franco asume el constitucionalismo social que tiene su primera expresión en la Constitución republicana de 1931; la diferencia es que él lleva a la práctica muchas de las aportaciones teóricas que los socialistas habían incluido en el articulado); segunda, el programa social que se dimana del pensamiento de José Antonio Primo de Rivera, del nacionalsindicalismo, depurado de la utopía revolucionaria (tenga usted en cuenta que al frente del Ministerio de Trabajo siempre vamos a tener falangistas, como sucederá en otras áreas sociales como por ejemplo la Sección Femenina, Sindicatos...); tercero, la Doctrina Social De la Iglesia, cuya referencia es una constante en el discurso social de Franco (también lo es en algunos de sus colaboradores como Girón o Arrese).

-Son muchos los temas que va desgranando en su trabajo que nos presentan los logros de esa política social...

Verá, mi objetivo es explicar lo que se hizo, no lo que no se hizo o se dejó de hacer. Algunos autores manipulan la realidad, porque inciden en lo no conseguido para disminuir la importancia de lo avanzado. No existe programa político que se cumpla al 100%, pero el porcentaje de Franco con respecto a su discurso en muy, muy alto.

A lo largo de nuestro trabajo el lector se introducirá en los derechos laborales de los trabajadores (recodemos que el Derecho Laboral adquiere su entidad en el franquismo y su orientación queda marcada por el Fuero del Trabajo, al igual que se impulsaron los estudios de Economía); la protección a la familia y la natalidad; la política de vivienda (los españoles se convirtieron en propietarios lo que nos situó como uno de los paises con más hogares en propiedad); la noción de salario familiar con el conjunto de subsidios transformados en prestaciones (el efímero cheque bebé de Zapatero fue una realidad durante décadas en el Régimen de Franco, como el cheque por matrimonio que también existía); la alfabetización (sin olvidar el peso que en ello tuvo el Ejército a través del Servicio Militar, más de un millón de españoles; o las campañas de alfabetización de la Sección Femenina en el mundo rural con sus cátedras ambulantes y otros recursos -mucho más efectivas y reales que las afamadas misiones pedagógicas de los tiempos de la II República-); la transformación del campo español; el cambio social que crea la España de las clases medias que continuará expandiéndose después de la muerte de Franco hasta su erosión actual; el desarrollo de toda la estructura de seguros que conduce a la creación de la Seguridad Social; la obra social del sindicalismo franquista; la progresiva incorporación de la mujer al trabajo pese a la tonterías que se escribe (en los sesenta trabajaban más de 3 millones de españolas y en 1975 nuestra tasa de actividad femenina era similar a la de Italia); la consecución de la igualdad de derechos políticos y laborales de hombres y mujeres (1961); la convergencia con Europa (el punto alcanzado en 1975 tardaría 20 años en recuperarse); la suscripción de la inmensa mayoría de los acuerdos de la OIT (uno de los paises con más acuerdos suscritos y por tanto implementados en su legislación) la lucha contra la mortalidad... son muchísimos los temas apuntados porque cada uno de ellos necesitaría un libro. Yo he hecho una síntesis.

-De cuatrocientas páginas... para terminar una conclusión.
Es complicado, yo me quedaría con el enorme cambio social, revolucionario, que el franquismo social consiguió. No solo que pasáramos de una sociedad agraria (cerca de un 60%) a otra industrial, urbana y de servicios, con un PIB más equilibrado que el actual -España necesita un mayor PIB industrial, algo que Franco siempre defendió y consiguió-; sino crear una sociedad nueva, de clases medias, desproletarizada, convergente donde la promoción social se veía como algo que se podía alcanzar, que el sistema hacía posible cuando antes parecía imposible. Y todo ello a pesar de los condicionantes externos que retrasaron nuestra recuperación y crecimiento durante una década: nosotros no tuvimos ni créditos, ni divisas, ni plan Marshall y sí navicerts, restricciones y bloqueo. Lo curioso es que gran parte de la conversión en realidad de las propuestas del franquismo social se hizo en los tiempos de estrechez y penurias.

Y que Franco siempre mantuvo que lo logrado no era obra suya sino de todos los españoles.