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Diario YA


 

“Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro.” Confucio.

Año 2018: ¿Un Armagedón político asolará España?

Miguel Massanet Bosch. Algazel, el filósofo y teólogo iraní (1058-1111) nos dejó escrito en uno de sus trabajos más conocidos “La incoherencia de los filósofos”,  que “los acontecimientos que tienen lugar en el mundo están determinados por los caprichos actuales de Dios”. Para él esto elimina el resto de fuentes de la causalidad natural y pone todo en las manos de Dios. Aunque podamos no estar de acuerdo con la expresión de “los caprichos de Dios” lo cual nos pintaría un creador imperfecto, sujeto a variaciones de humor que le hicieran cambiar de parecer en lo que parece estar escrito desde la eternidad hasta la eternidad, sin que ello nos conduzca, necesariamente, a un determinismo implacable puesto que nosotros, los humanos, podemos escoger lo que nos dé la gana, sin que ello obste a que Dios ya sepa de antemano lo que vamos a escoger. Mejor no seguir por este camino, si lo que pretendo, solamente es hacer una simple proyección de los acontecimientos políticos que se han producido durante este año 2017 y deducir de ellos, sin pretensión alguna de disponer de facultad alguna de adivinación, lo que, como mero ciudadano de a pie, mucho me temo que pueda tener lugar en este año que estamos a las puertas de inaugurar.

Para empezar una evidencia: la aplicación del 155 para destituir al Gobern catalán y dejar sin efecto todas sus leyes relativas a una hipotética declaración unilateral de autonomía de Cataluña, así como el cese de todos los parlamentarios del Parlament catalá, como ya hemos comentado en otro lugar, no parece que haya conseguido más que ensombrecer el futuro político de esta comunidad. Unas elecciones precipitadas, convocadas a instancias de C´s y el PSOE, de las que lo único que es razonable esperar es una repetición (dada la posibilidad de que, los investigados por los delitos que les imputa el fiscal, todos ellos de gran gravedad) de la situación de la cámara y el gobierno catalán, que quedaría constituida, prácticamente, como un calco de la que, en virtud del 155 de la Constitución, quedó destituida. Al no haber sido condenados a inhabilitación nada les impide volver a formar parte del Parlamento Catalán y de la Generalitat.

Es obvio que, desde el gobierno del señor Rajoy, se intenta boicotear la elección del nuevo presidente de la cámara catalana reduciendo los plazos, como es el caso de haber convocado al Parlament para el 17 de Enero para que el 31 haya debate de Investidura. No obstante, aun siendo muy importante que se aclare quién va a salir vencedor de esta lucha sorda que mantienen el JuntsxCat y la ERC de los señores Puigdemont y Junqueras, lo que verdaderamente nos importa a los españoles es el hecho de que, los partidos que tienen las papeletas para formar gobierno en Cataluña, son los de intenciones separatistas y las izquierdas, como la CUP, que pueden intentar introducir algunas de sus “geniales “ ideas socializantes e igualitarias, para acabar de convertir esta parte de España, aún en el caso de que no se salgan del ámbito constitucional, en una especie de sucursal del comunismo extremo bolivariano.

El tercero en discordia, el PSC con su jefe de filas y figura importante del PSOE, debido a ser el que le dio vida nuevamente a P.Sánchez cuando se jugó el ser alguien en el partido sometiendo su elección al voto de los miembros afiliados de su partido. Ganó, pero la influencia de Iceta sobre el Secretario General del PSOE no ha disminuido, al contrario, se puede decir que sigue gozando de gran predicamento en la cúpula de su partido en Madrid. Pese a que ha repetido, en varias ocasiones, que no va a apoyar nunca a los separatistas, nadie puede ser llamado a engaño respecto a su antipatía visceral al señor Rajoy y a su equipo, lo que nos lleva a considerar la posibilidad de que, a cambio de un puesto importante en el nuevo gobierno de la Generalitat o, incluso, de la presidencia del mismo, don Miguel se dejara de pamplinas y supuestas ataduras políticas para aceptar de plano y sin hacer ascos, el puesto tras el cual lleva años luchando para conseguirlo.

Se puede decir que en esta ocasión y ya van varias, las estrategias de Podemos en busca de conseguir aumentar su influencia como partido comunista en Barcelona han quedado muy lejos de lo que tenían en mente. El señor Doménec no ha sabido vender adecuadamente la mercancía y no se sabe si la teórica ayuda que le pudiera prestar la alcaldesa de Barcelona, señora Colau, ha sido tan desinteresada como se hubiera podido pensar. De hecho las diferencias entre ella y el señor Pablo Iglesias no parecen ser un secreto dentro de su mismo partido. Esto no impide que esta aspirante a la Generalitat de Cataluña, no siga teniendo entre ceja y ceja este salto hacia la presidencia del gobern catalán. De hecho, su jugada de desprenderse del socialista señor Colboni no parece que fuese la más acertada ya que se ha quedado en minoría en un ayuntamiento, el barcelonés, en el que ya san varias las veces en las que sus propuestas han quedado rechazadas por la oposición.

Pero, dónde vemos un panorama más negro para el 2018 es, sin duda, en la calle Génova y en sus ocupantes los directivos del PP. No se puede decir que el resultado electoral en Cataluña haya sido, ni mucho menos, para ir tirando cohetes. El hecho cierto de que, el señor Rajoy, esté intentando que no se le note el chasco de la debacle de su partido en la comunidad catalana, no significa que la procesión no le vaya por dentro. De hecho su imagen y, especialmente, su rostro demuestra a las claras que es consciente de que la autoridad dentro de su partido cada vez es más reducida y que, al contrario, las críticas son cada vez mayores y de más calado. Sabe que los simpatizantes ya están empezando a preguntarse si es conveniente seguir apoyándolo y, esta sensación de rechazo, donde más se nota es en los simpatizantes catalanes que han lanzado un importante aviso al PP y a su presidente: “no van a apoyar más a un partido que no sabe defender la españolidad de Cataluña tal y como se debería hacer”. El sistema de los paños calientes, de las cesiones, del diálogo a cambio de euros o de sacrificar a sus dirigentes en la comunidad catalana, como hizo Aznar con Vidal Cuadras, no le va a servir más. Todos sabemos que no ha sido culpa del señor Albiol el que el PP haya tenido una derrota histórica, porque los verdaderos responsables, por su falta de valentía y sus intentos de llegar a acuerdos mediante intrigas secretas (la señora vicepresidenta seguramente sabe bastante de esto), no han sido los del PPC, sino la cúpula de Madrid que ha fallado tanto en la información, como dando la confianza a los mossos de escuadra, culpables del éxito relativo de los comicios ilegales del 1º.

Un PP que gobierna en minoría, con la mayoría del Parlamento enfrentada a él, con un PSOE dirigido por un enemigo implacable de Rajoy y aspirando ( las encuestas ya asignan a su partido una recuperación que lo sitúa a pocos puntos del popular) a obtener el número de votos en unas nuevas elecciones ( que pueden estar a la vuelta de la esquina si la ingobernabilidad del país impide seguir en el gobierno al señor Rajoy) que, si no superar al PP, al menos que le dieran la posibilidad de pactar con algunos de los partidos, no descartemos a C´s si llegara la ocasión o, incluso, con las izquierdas si con ello conseguían hacerse con el gobierno de España. Lo mismo le puede suceder en el caso de quien ha sido su mayor apoyo para la aplicación del 155 aunque, como ha sido el caso de los socialistas, también chantajeó a Rajoy obligándole a convocar unas elecciones en un plazo corto pensando que, además de ganarlas, como ha sucedido, los socialistas y el mismo PP sacarían los votos suficientes para que apoyaran un gobierno de C´s en Cataluña.

Lo peor es que, como ya anunciamos en su día, ahora el PP no tiene a su favor las circunstancias que sí concurrían cuando, en lugar de provocar que se convocaran unas nuevas elecciones, negándose a presidir el Gobierno que le ofrecía el Rey, hubiera permitido que pasaran los plazos y hubiera sido preciso que Felipe VI convocara unos nuevos comicios, en los que el PP estaba en unas condiciones óptimas para conseguir una mayor ventaja sobre el resto de partidos de la oposición. No lo hicieron y se equivocaron, como se ha demostrado a lo largo de los meses en que Mariano Rajoy viene presidiendo, a trancas y barrancas, un gobierno en el que ya han sido repudiados dos ministros y que, en el Parlamento, el mismo PP ha tenido que ejercer, en numerosas ocasiones, su derecho a veto para impedir que salieran publicadas propuestas de la oposición, aceptadas por mayoría y que, en caso de ser aprobadas, hubieran sido un entorpecimiento para la labor gubernamental y para el correcto desarrollo de los intereses de España y de los españoles.

Sí, señores, es muy difícil poder anticipar lo que va a suceder en el próximo, ya inminente, 2018, pero si es posible que a lo largo del mismo sucedan cosas que nada tengan que ver con el optimismo, un poco forzado, todo hay que decirlo, de este señor Rajoy que se niega a admitir que está gobernando sobre el fiel de una navaja guardando un equilibrio inestable que, en cualquier momento, en cuanto se lo proponga alguno de sus enemigos irreconciliables si se le presenta la ocasión de poder obtener una posición que le permita acceder al poder, puede darse la circunstancia de que el gobierno popular salte por los aires, se convoquen nuevas elecciones legislativa y los resultados pudieran no ser los que, los que nos gobiernan, parece que están convencidos de que van a darse.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no podemos menos de denunciar esta aparente pasividad, esta pachorra y esta falsa tranquilidad que se empeñan en mantener los que, apenas hace unos días acaban de perder la mejor ocasión que se les había presentado de dar un importante golpe de efecto, desmantelando de una vez toda la organización que tenían montada los separatistas catalanes; de modo que toda su logística, aparato de propaganda y organizaciones afines hubieran quedado deshechas, descabezadas y con todos sus dirigentes en chirona. Puede que lo último pueda suceder pero, en ningún caso, será mérito del Gobierno sino de la Justicia y sus servidores los jueces.