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Diario YA


 

La postura de Hawking sobre algunas cuestiones teológicas está siendo resumida por algo tan irrelevante como que ser Dios era muy aburrido

BIG-BANG: De Lemaitre a Stephen Hawking

Fidel García Martínez  Catedrático Lengua Literatura, Licenciado en Ciencias Teológicas
La muerte de del astrofísico S. HAWKING ha sido sentida y aireada de forma especial en la medios de comunicación, muy especialmente en las Redes Sociales, en donde se pueden leer todo tipo de opiniones desde  las más entusiastas y  laudatorias, a algunas más críticas por sus posturas no de gran astrofísico, uno de los más relevantes, sino por sus opiniones sobre cuestiones teológicas de gran calado sobre el misterio  de Dios fundamento último de todo lo existente. Lo que realmente pensaba el autor- sin duda un gran divulgador de teorías astrofísicas- de la Historia de Tiempo, sobre la creación del mundo, nunca se sabrá, es un secreto que se llevó a la eternidad, los medios con frecuencia repiten sus ocurrencias  irónicas sobre el misterio de Dios  así como su agnosticismo confeso. La postura de Hawking sobre algunas cuestiones teológicas está siendo resumida por algo tan irrelevante como que ser Dios era muy aburrido,  no se refería a él mismo  por razones  evidentes fácilmente perceptibles.
George Lamaitre  fue un sacerdote católico muy popular en su tiempo.  Unía en su persona el saber teológico con la cosmología, la astrofísica y la música, llegó a ser en su tiempo un referente para los investigadores. En 1927 publicó una de sus investigaciones más importantes en las que demostraba que las ecuaciones de Einstein admiten una solución donde un universo de masa constante se haya en continua expansión, postulado que según Hawking parece  evidente, pero que aquel tiempo (1927) fue recibido con desprecio y escepticismo. Para algunos astrofísicos aquello suponía el concepto Creación,  lo cual pensaba que incompatible con la ciencia astrofísica.  Pero Lemaitre  tenía la libertad del hombre de fe que aspiraba a entender  cómo el universo es verdadero, sabiendo que sea cual el modelo escogido por Dios, éste (el universo) es bueno y compatible con la fe revelada. Con el tiempo las ideas del sacerdote católico fueron aceptadas incluso por Einstein. Desde la  hipótesis de la gran explosión inicial (big-bang). G. Lemaitre   realizó importantes estudios sobre los rayos cósmicos. En cosmología llegó a resultados teóricos que facilitaron la predicción de los agujeros negros ( S. Hawking). Como decía el gran cosmólogo y astrofísico: “la ciencia es bella, merece ser amada por ella misma, pues es reflejo del pensamiento Creador”. Resultan sorprendentes las actitudes de algunos científicos hoy, siguen las mismas posturas  que algunos clérigos en tiempo de Galileo, rechazaban los conocimientos científicos en nombre de nombre de una presunta  ciencia teológica, mientras que hoy son las científicos los que desacreditan la ciencia teológica en nombre de presuntas teorías científicas.