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Diario YA


 

los padres de la menor quieren demandar al Ayuntamiento de San Martín de la Vega ya que, parece ser, le consideran responsable

Botellón, padres irresponsables y menores malcriados

Gustavo Vidal. Hace unos días falleció, en la localidad madrileña de San Martín de la Vega, una menor de 12 años como consecuencia de un coma etílico provocado tras el llamado botellón. Según informan los medios, otras noches, y ante su alarmante estado de embriaguez, la policía había conducido a dicha menor a casa de sus padres a quienes, obviamente, se informó de tales circunstancias y se aconsejó que controlaran a su hija. La hermana de la fallecida, también menor y de quince años, se encontraba “de fiesta en Barcelona”, siempre según informaciones.

Pues bien, ahora, los padres de la menor quieren demandar al Ayuntamiento de San Martín de la Vega ya que, parece ser, le consideran responsable. También se señala a quien compró la bebida alcohólica. No procede, dentro de las limitaciones de una columna, realizar un juicio de causalidad y reproche sobre hechos que, además, no son conocidos en su totalidad. Tal proceder, sin duda, corresponde a la autoridad competente. No obstante, convendría reflexionar en voz alta…

LOS PADRES COMO RESPONSABLES DE LOS ACTOS DE SUS HIJOS MENORES

En este sentido, otro gallo cantaría si se sancionara severamente a aquellos padres cuyos hijos fueran sorprendidos ebrios en un botellón porque, no olvidemos, a los padres corresponde el deber (y subrayo deber) de educar a los hijos. Y educar implica también disciplinar y corregir. Pero esto no parece encajar en la vomitiva dictadura de lo “políticamente correcto”. Lamentablemente, basta un paseo por las calles de cualquier ciudad para comprobar que muchísimos padres perpetran una bochornosa e insolidaria dejadez de los referidos deberes. Desde niños saltando, corriendo y berreando en lugares públicos, centros comerciales, cafeterías y restaurantes(a quienes sus padres sueltan para desfogarlos a costa de otros ciudadanos no obligados a soportar críos ajenos) hasta insufribles adolescentes y niñatos frente a los que no pocas veces uno debe realizar un estoico esfuerzo de contención para no partirles la cara. Pero poca o ninguna culpa puede imputarse en estos casos a estos menores. Toda o casi toda, a sus padres quienes, desde un principio, ni quisieron ni les interesó disciplinar a sus retoños.

UNAS REFLEXIONES INEVITABLES

Al hilo, y volviendo a la tragedia con la que abríamos esta columna, brotan una serie de preguntas: ¿Qué clase de control ejercían los padres sobre la infortunada niña de San Martín de la Vega sobre todo tras ser conducida borracha dos veces a su casa por la policía?, ¿es normal que se permita salir de fiesta a una niña de doce años con demostrada predisposición al alcohol?, ¿es normal o al menos responsable que su otra hermana, de quince años, anduviera en esos mismos momentos “de fiesta por Barcelona”? Por su parte, los “compis” de botellón… ¿no se percataron previamente de la ingesta abusivamente mortal de aquella niña? Sea cual sea la respuesta, ¿nadie en el Instituto o en casa les explicó jamás lo que es un coma etílico?, ¿nunca escucharon vieron o leyeron información al respecto? (aunque no resulta descartable que si leyeron algo adolecieran de comprensión lectora).

Por lo visto, nadie sabía nada. Pero sigamos, dado que el botellón se practica en grupo… ¿ningún padre de aquellos “compis” controlaba a sus hijos y por ende pudo percatarse? En suma, ni los padres de la finada, ni sus “compis”, ni los padres de sus “compis” ni nadie en ninguna parte parece ser responsable de que una menor con, parece ser, predisposición a emborracharse acabara escribiendo su nombre en la interminable lista de víctimas del alcohol… ¡qué cosas pasan en la “generación mejor preparada de la historia”!

BUSCANDO RESPONSABLES QUE NO LO SON

Según siguen informando los medios, los padres de aquella menor están estudiando la interposición de acciones legales contra el Ayuntamiento de San Martín de la Vega. Con un par. Por lo visto, los agentes policiales de San Martín de la Vega, localidad de vasta extensión, han de primar la vigilancia sobre pulsiones alcohólicas de niños y adolescentes antes que sobre robos, violencia de género, agresiones sexuales, etc. De modo que, no olvide, si la roban, matan o violan en esa localidad no se lo tome a mal. La policía vigilaba las actividades de adolescentes y niños para que sus padres pudieran ver tranquilamente la televisión en casa o charlar en el bar con sus amigos. “Lo primero es lo primero”.

En un sospechosos afán por encontrar culpables, se está apuntando hasta al adulto que habría cedido ante el “oiga, por favor, nos compra Vd esto, que a nosotros no nos lo venden”. Sin perjuicio de su mal actuar, implicarle en el trágico desenlace resultaría tan absurdo como acusar a quien vendió un cuchillo o una pistola por el crimen que otro haya perpetrado con dichas armas. No, ni el Ayuntamiento ni quien les proporcionó la bebida son responsables civil o penalmente. A lo más, una infracción administrativa por parte del adulto comprador. Así, con la información disponible, no se puede señalar absolutamente a nadie, huelga aclararlo. Sin embargo, a muchos les va resultar muy difícil eludir la sospecha que algo falla en una familia cuando una menor sale de fiesta sin control paterno pese a que por dos veces (que se sepa) hubo de ser devuelta ebria a su casa por la policía y pese a que la otra hija, también menor, “se encontraba de fiesta en Barcelona”.

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