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Diario YA


 

“No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura". George Orwell.

Calvo y Sánchez rivalizando sobre quien confunde más al ciudadano

Miguel Massanet Bosch

Cuando un político o política, tanto da, piensa que está en condiciones de engañar a sus votantes cuantas veces le venga en gana, es posible que esté equivocado respeto a la condición humana. Pero cuando un gobierno se reparte la tarea de adulterar la verdad en provecho de sus intereses particulares o partidarios y convierte esta práctica en algo usual, cotidiano, reiterativo, machacón y enojoso; confiando en que, con este método, va a conseguir que sus votantes vayan tragando sapos, absorbiendo basura o renunciando al propio razonamiento, por torpe, necio o sectario que pudiera ser el destinatario; puede que, incluso sin darse cuenta, esté cavando su propio hipogeo político. No hay duda de que, dentro de la cúpula del PSOE, tienen a un buen número de excelentes candidatos a alcanzar puestos de honor en cuanto a esta facultad (si es que puede llamarse así) de mentir descaradamente, sin que ni un solo músculo de sus faces delate el engaño, sin que ni el tono de su voz ni el gesto de sus manos delaten que, lo que están diciendo es una treta, un engaño, una malicia o una gran tomadura de pelo que alguien podría definir, con gran acierto, como un timo a quienes tuvieron el gravísimo error de votar a un partido que viene medrando a costa de engañar al pueblo español como ha demostrado ser el partido socialista español.
Hay que tener valor, es preciso carecer de un mínimo de vergüenza y, lo que todavía es peor, tomar a los españoles como si fuéramos una tribu africana, perdida en una de sus selvas e incapaz de tener un mínimo de inteligencia, para intentar, por mucha Carmen Calvo y vicepresidenta del Gobierno español que sea, que pueda haber alguien que se puede tragar, a estas alturas del Siglo XXI, que este globo sonda que han lanzado, este intento solapado de, por la vía del cambio del CP (una forma que, seguramente, piensan que les va a producir menos rechazo del resto de partidos de la oposición que si utilizaran las leyes penitenciarias para aliviar las penas a que fueron condenados los políticos separatistas que intentaron, dígase como se quiera decir, separar a Cataluña de España por el método de levantarse contra la autoridad del Estado, aunque fracasaran en su intento) dar satisfacción a la petición que hizo ERC de que se liberara a los presos que, para ellos, son políticos y que para el resto de españoles no son más que una serie de políticos, corruptos y prevaricadores, que intentaron romper la unidad del país.
Cuando, repentinamente, el partido en el gobierno, el mismo que se ha visto obligado a gobernar en coalición con los comunistas (les recuerdo: aquellos que provocaban malos sueños al pobrecillo de Pedro Sánchez); los mismo que, evidentemente, han sido los que han insistido en la necesidad de agilizar la vuelta de los condenados a sus puestos entre los separatistas, sin que ninguno de ellos, es evidente, esté arrepentido de lo hecho según se deduce de sus gestos y sus palabras; y no sólo que puedan hacerlo sin que ninguno de ellos deba renunciar a seguir en política y actuando en beneficio de esta gran farsa y engaño en que consiste la independencia de esta seudo- nación que pretenden que sea Cataluña; haya tenido la idea de modificar el CP, no ha sido precisamente para endurecer las penas a los que convocasen ilegalmente referéndums de autodeterminación, o de los que salieran a las calles a reclamar la independencia, o los que se atrevieran a proclamar un sistema de gobierno no previsto en la Constitución, sino todo lo contrario, un cambio en la valoración del llamado delito de sedición, con la intención manifiesta de rebajar la pena que a tal delito le venía correspondiendo.
Y la señora Carmen Calvo, con cara de no haber roto un plato nunca, sale a la palestra para decirnos, intentar que nos creamos que, ¡esta idea repentina, tan oportuna para los presos del 1 de octubre, en un momento en el que los socialistas y comunistas necesitan, como agua de mayo, que no les falle ninguno de los apoyos, que han estado comprando con el dinero de los impuestos de los españoles; no ha tenido nada que ver con los acuerdos que se firmaron o se tomaron, simplemente, de palabra en aquellas reuniones secretas entre ERC y los representantes del Gobierno, la señora Lastra, una de las “eminencias grises” al servicio de Pedro y su mano izquierda y gran experto en mentir sin ningún condicionamiento de conciencia, el señor Ábalos! No, señora Calvo, no va a convencernos porque lo que está haciendo usted no es ni más ni menos que intentar cubrir uno de los actos más abyectos que un político pueda llevar a cabo: trabajar para favorecer a aquellos que están intentado dividir la nación española.
Deberemos reconocer que, hoy en día, en este país de suicidas políticos, de ciudadanos dispuestos a hacerse el haraquiri, simplemente por no ser capaces de sacar las debidas conclusiones cuando, algunos activistas, financiados desde el exterior, simplemente se dedican a deformar la realidad, vender paraísos que no existen, desfigurar las verdaderas posibilidades y atacar al capitalismo y el liberalismo, solamente porque saben que es un medio eficaz de sacar a relucir todo lo que hay de ruin, vengativo, envidioso, rencoroso y canalla en el interior de aquellas personas propensas a dejarse convencer, a excitarse, a dejarse llevar por sus instintos más bajos y a formar parte de todas aquellas masas con las que comunistas y socialistas piensan que van a conquistar las calles, una de las maneras más eficaces de que nos olvidemos del sufragio universal y de que, quienes verdaderamente representan al pueblo son las dos cámaras de representación popular  y, precisamente, es en ellas donde hay la igualdad que verdaderamente representa lo que hoy es España, si se quiere, las dos Españas, separadas la una de la otra simplemente por la diferencia de dos escaños.
¿Es el actual Gobierno un ejecutivo capaz de saber reconocer esta mínima diferencia? ¿Tiene en cuenta el actual Gobierno que, si dejamos aparte el sistema aberrante de la Ley D`Hont, por el que se rigen nuestras consultas, y tomamos simplemente el número de ciudadanos que votaron a la izquierda y los que votaron a la derecha, resulta que fueron muchos más los que lo hicieron a favor de estos últimos? Y ya que estamos hablando de mentirosos y de personas hipócritas que dicen unas cosas pero piensan y llevan a cabo otras, no quiero dejar de decir algo que afecta a la señora ministra de Educación, la mística señora Isabel Celáa. Por lo visto cuando dijo que los niños no son propiedad de los padres, seguramente para dar a entender que su educación corresponde a la sociedad, representada por las escuelas públicas y sus métodos de enseñanza; se olvidó de dar a conocer que, sus dos hijas, no fueron precisamente a recibir enseñanza en un colegio público, sino que, seguramente porque reconoció que es donde se reparte mejor enseñanza y existe más disciplina en los centros privados que en los colegios público. Ella, tan socialista y tan partidaria de las enseñanzas libres sobre la sexualidad, las prácticas sexuales o el adoctrinamiento en políticas de izquierdas, rompiendo con su personal criterio, no hizo otra cosa que llevar a sus hijas a un colegio católico concertado, para más señas: el Colegio bienaventurada Virgen María-Irlandesas de Leioa (Lejona)

Dudamos de que, como defienden las señoras Celáa e Irene Montero (la podemita) en este colegio religioso enseñasen a las hijas de la señora Celáa a masturbarse, un derecho que ambas parece que defienden como un “derecho fundamental del menor”. Claro que, siempre es posible que, en aquellos apartados extraescolares para los que VOX pide que deban ser autorizados por los padres, pudiera ser que la señora ministra de Educación hubiera podido pedir clases particulares para sus hijas, que las ayudaran a estar al corriente de tan particular e imprescindible materia para poderse enfrentar a la vida, con plena confianza de caer en ninguna encerrona machista.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, creemos que en esto de la moralidad, la ética, la sexualidad, la edad adecuada para abordar el tema, podríamos tener motivo para larguísimas discusiones, no pocos enfrentamientos y, con toda seguridad, pocos acuerdos. No obstante cuesta, a  alguien que tenga un mínimo de razonamiento crítico, aceptar que, a edades cercanas a los 5 años, cuando los niños no son más que niños a los que la curiosidad los lleva a investigarlo todo, bajo la perspectiva de una mente no suficientemente madura; el pretender imbuirles ideas que, a los mayores, nos podrán parecer muy importantes pero que, evidentemente, si pretendemos introducirlas en mentes tan poco preparadas, lo único que se podrá conseguir será crear confusión, desorden y probablemente desequilibrios  e inseguridad,  que pueden llegar a arrastrar durante muchos años. Señoras ministras, no son temas que deban ser cuestión de políticas de derechas o izquierdas, sino que corresponde su estudio a personas preparadas, con sentido común, no fanatizadas y teniendo siempre en cuenta la necesidad de no olvidar que estamos hablando de criaturas de corta edad, a las que hay que respetar su inocencia, sin pretender adelantar procesos que la vida misma se encargará de desarrollar. En ocasiones, el espíritu de las izquierdas de intervenir en la vida de las personas, no son más que ramalazos de totalitarismo que, en muchos casos, llegan a conducir a situaciones muy peligrosas para un país, como pudiera ser olvidarse de la democracia.