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Diario YA


 

Celaá, la educación y su claudicación ante Cataluña

Miguel Massanet Bosch. Años de lucha por mantener el cumplimiento del mandato constitucional en Cataluña, para darle al castellano, una situación preeminente en la educación, echados a perder por la traición a la unidad de España, de los socialistas.

Sin duda alguna, y el tiempo se ha encargado de demostrarlo, el señor Pedro Sánchez mintió con alevosía y premeditación cuando quiso justificar su moción de censura contra el señor Rajoy, diciendo que no lo hacía para beneficiarse de ello, ni él ni su partido0, sino con la intención de convocar elecciones en un plazo corto, para que los españoles pudiéramos escoger la clase de gobernantes que deseábamos para nuestro país. Se trataba, en realidad, como hemos tenido ocasión de comprobar, de un engaño destinado a ganar tiempo para poder llevar a cabo un plan, sin duda bien concebido, para conseguir alcanzar la fecha de las nuevas legislativas, en el año 2020, manteniéndose en el poder lo cual, como es evidente, le iba a reportar importantes ventajas a la hora de acudir a los comicios.

Se esmeró en pergeñar un gobierno a su imagen y semejanza que fuera capaz de mentir con soltura, de lanzar globos sonda estando dispuesto a rectificar a la menor sombra de que pudieran salir perjudicados si insistían en el proyecto y, por encima de todo, estar dispuestos a aferrarse a una resistencia numantina ante cualquier presión, por parte de la oposición, para que convocaran nueva elecciones o verse obligados a ceder, reconociendo que habían fracasado en el gobierno de la nación. Han tenido situaciones en las que se han visto obligados a prescindir de algún ministro, afectado por graves irregularidades, que no ha podido soslayar su responsabilidad; han mantenido en sus puestos a otros a los que les han salido situaciones muy incómodas, pero que se han negado a dimitir y hasta el mismo líder, Pedro Sánchez, se ha negado a asumir la responsabilidad por el hecho de haber copiado, flagrantemente, partes de su tesis doctoral. Eso sí, se volcaron cuando algunos miembros del PP tuvieron su propio Gólgota por causa de situaciones similares a las que ellos no han querido reaccionar de una forma decente.

Ahora al PSOE le están creciendo los enanos por todas partes y, a pesar de ello, insisten en actuar sin la menor vergüenza de la forma más absurda, irracional, despreciable y perjudicial para los intereses de España y los españoles, que nunca se hubiera podido imaginar. El señor Sánchez es evidente que está dispuesto a acabar con la Constitución, con la democracia española, con todos los avances conseguidos durante los últimos tiempos y hasta con nuestro sistema político basado en el sistema de monarquía parlamentaria, con tal de conseguir mantenerse en el poder aunque, para ello, deba acudir a subterfugios miserables e, incluso, a cometer deslealtad con la patria española, entregando una parte de la misma en las manos de aquellos traidores que vienen intentando obtener su independencia desde hace años, sin que, afortunadamente, hayan tenido éxito alguno en sus pretensiones. No obstante, parece ser que vamos por el camino de que las cosas cambien y ello puede ser que sea a base de ir cediendo, por partes, a las pretensiones soberanistas de los catalanistas de modo que, paso a paso, pudiéramos ir entregándoles el mando absoluto de la autonomía mediante el indigno sistema de írsela cediendo en pequeñas entregas.

Hete aquí a esta señora, la señor Celaá, con aspecto de beata de sacristía, que apenas habla, que mantiene la faz estática, incluso cuando lo que dice puede ser una de las más terribles equivocaciones del gobierno socialista, que ha decidido por su  y riesgo crear un proyecto de Ley Orgánica de Educación, made in PSOE, sin consultarlo con nadie que no sean sus propios conmilitones socialistas, ni tener la mínima cortesía de pedir la opinión al resto de los partidos de la oposición que, con toda seguridad, tendrían algo que decir al respecto. Pero es que esta profesora de filología inglesa, ahora con el cargo de ministra de Cultura y portavoz del gobierno socialista, parece ser la encargada de hacerles el primer gran regalo a los separatistas catalanes, después de que, el señor P.Sánchez, les haya estado apoyando todo lo que ha podido desde que consiguió su soporte en la moción de censura contra el PP.

Ahora se trata, señores, de dar por buena la política lingüística de la Generalitat catalana que, durante años, se ha ido saltando a la torera la Constitución, las leyes españolas y los constantes requerimientos del Gobierno de la nación así como las sentencias de los tribunales de justicia que se han referido a la forma torticera y evidentemente anticonstitucional mediante la cual los políticos soberanistas catalanes estuvieron burlándose de los sucesivos gobiernos de España. Esta señora es partidaria de que, los alumnos de bachillerato (ya en un puesto vergonzoso en las valoraciones europeas) pueden conseguir su título con una asignatura suspendida, no fuere que el mal estudiante, el que no ha puesto el esfuerzo necesario y los codos encima de la mesa para estudiar, pudiera quedar decepcionado viendo que los buenos estudiantes sacaron su diploma y ellos no. ¡Una manera muy buena de establecer la igualdad entre los buenos y los malos o de premiar el esfuerzo y sancionar la vagancia!

En el último redactado del anteproyecto de modificación de la Lomce, se concede a la Generalitat de Cataluña total libertad para decidir cuantas asignaturas imparta en catalán u cuantas en español. ¡Magnífico, señora Celaá! de un plumazo intenta usted cargarse el idioma castellano en Cataluña, una de las aspiraciones más buscadas por todos los gobiernos catalanistas que se han venido sucediendo desde que la Constitución, en mala hora, tuvo la debilidad de establecer las autonomías, sin prever que esto que está sucediendo pudiera ocurrir. Y nosotros, como españoles y, puede que cándidamente, que seguimos pensando que nos encontramos en un Estado de derecho en el que, la Constitución, es la Ley fundamental a la que deben someterse el resto de leyes, cualesquiera que fuesen y de la procedencia que vengan; no podemos entender cómo, una simple ministra, quizá por ser vasca y con vistas a legitimar que, en su propia “patria”, la vasca, también se puedan beneficiar de este intento de deslegitimar, una vez más, el uso del castellano que “sólo” lo hablan en el mundo 570 millones de personas; pretendiendo justificar esta “inmersión total” en el catalán (falsamente con la excusa de que, este idioma de Cataluña está en peligro de extinción, cuando es evidente que esto no es más que una de las tantas falacias que vienen contando los soberanistas) hablando de que también se envían estudiantes a Inglaterra para que estudien inglés, en una inmersión en dicho idioma.

Pero ¿qué clase de estupidez es esta?,¿ a quién se le ocurre esta comparación y qué diablos tendrá que ver que unos chicos, provisionalmente y voluntariamente, se desplacen a otra nación para aprender el idioma de la misma, al caso de una población española, que vive en una autonomía española, que representa el 50% del total de los que vivimos en Cataluña, a la que se la obliga, a la fuerza, a tener que estudiar en catalán , un idioma cooficial pero subordinado siempre a la lengua oficial de la nación, la mayoría de las asignaturas. La Constitución dice claramente que todos tendrán el derecho a hablar el castellano y a usarlo y todos deberán conocerlo ¿Qué es lo que la señora Celaá no entiende de  lo que está escrito, al respecto, en la Carta Magna? O ¿acaso no importa, si lo que se intenta en que los catalanes sigan apoyando al señor Sánchez, para que siga en el machito por mucho que esto venga perjudicando a toda España?

Es hora de que a esta señora, como ya ha ocurrido en otros casos como, por ejemplo, con la señora ministra de Justicia, otra que ya debería haberse retirado con todos sus bártulos de un cargo que, al parecer, le viene muy grande, si es que a las tres recusaciones que ya ha conseguido y a los antecedentes que se le achacan tuvieran algún efecto. Y, señores, no queda más remedio que nos vayamos preguntando ¿cuántas cosas más, de este tipo, se les va a consentir a estos que ocupan el poder, apoyados por los comunistas de Podemos, hijos predilectos del sátrapa venezolano y dictador totalitario Maduro, responsable de la miseria de su país y de los crímenes que viene cometiendo para evitar que el pueblo lo derribe de su puesto? No conseguimos entender qué hace falta más para que nos alertemos de que estamos en manos de unos golpistas, si señores, golpistas, que están intentando derribar el sistema democrático del que gozamos, usando en su favor la tolerancia de unos gobiernos que, sentimos tener que decirlo, parece que no tienen las agallas precisas para deshacerse de semejantes parásitos de la sociedad, minorías envalentonadas a las que se les concede una importancia que no tienen y a las que el Estado debería de haber tratado como se merecen, en lugar de ir cediendo permitiendo que una primera ola de apenas un 20% de la ciudadanía catalana de hace unos siete u ocho años ahora ya sume el 47 % del total de la población de Cataluña.

El Gobierno debiera de aclararnos, de una vez, cuáles son sus verdaderas intenciones respecto a Cataluña y si, de verdad, está dispuesto a traicionar a España dándoles a los independentistas todo lo que quieran. Y ya comenzó a hacerlo cuando se negaba a apoyar al juez que se ocupa de los expedientes contra varios de los ingresados en la cárcel pertenecientes a los separatistas catalanes, el juez Llaneras; después la ministra de Justicia manipuló a los abogados del Estado para que rebajaran la calificación del delito de rebelión ( que siguen manteniendo los fiscales del caso ) por el de secesión y, ahora, no hacen más que repetir que “El gobierno de la nación garantiza que los rebeldes van a tener un juicio justo”, pero ¿es que alguien pudiera pensar de otra manera?. Y que ¡porras!, va a  tener que hacer el poder Ejecutivo para garantizar que el poder Judicial, independiente del Ejecutivo y del Legislativo, aplique la Ley según está capacitado a hacer, sin que el señor Sánchez ni ninguno de sus ministros tenga el menor poder, capacidad ni medio para garantizare o dejar de garantizar nada de lo que pueda hacer el poder Judicial dentro de sus absolutas competencias ¿Está claro no?

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la desagradable premonición de que, en esta nación, a la que llamamos España, se están preparando acontecimientos que, o se toman las medidas para que no puedan producirse o, mucho nos tememos, vamos a entrar en una deriva que, desgraciadamente, puede acabar como ya sucedió en 1936, en una situación en la que, si no hubiera sido por el general Franco, a estas horas ya seríamos uno más de los países que fueron satélites de la URRS. Tomen nota los que ahora intentan jugar con sus restos mortales.