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Diario YA


 

Yo no soy Charlie Hebdo, soy Nazareno

Claves para entender “primaveras” y otras guerras encubiertas y profundas

Colectivo Alborán. Bir Nzarán para los españoles que amaron aquella provincia que se llamó Sáhara Español y sufren por ello, muchísimos de ellos militares, tiene un claro significado. “El Pozo del Cristiano”, de más de 80 metros de profundidad, en medio del desierto profundo, evoca aquella geografía singular y los fieros y radicales Almorávides (al-Murabitún, “Los Centinelas”, monjes-soldados que guardaban las fronteras del Islam desde Mauritania hasta Senegal y el río Níger), que en el siglo XI barrieron y “purificaron” el Magreb y el Al-Ándalus. Pues bien, en ella habitó, en algún momento, un seguidor de Cristo que dejó profunda huella.
Nazarenos, así denominan los musulmanes a los cristianos en conjunto, los más herejes, para ellos, de entre los “seguidores de Libro”. El Islam es una clara derivación del judaísmo y cristianismo, aderezado con un paganismo oportunista y con raíces en el primero. Pues bien, como se ha podido ver desde las poco claras y muy manipuladas “Primaveras Árabes”, y especialmente desde los atentados en París, para eso que ahora llaman “Comunidad Internacional” y antes “Occidente”, es totalmente distinto ser “Charlie Hebdo” que ser “Nazareno”.
Como dice Juan Manuel de Prada  , Occidente considera que su enemigo es el Cristianismo. Esa aparentemente desproporcionada afirmación se puede comprobar tanto por la eliminación selectiva de cristianos allí donde han triunfado las “primaveras”. Y también por el silencio universal y aplastante frente a esos genocidios y ataques a la “libertad de expresión”, perdón, de religión. Por no hablar de la crisis moral de lo que se llamó Cristiandad, de la cual no era mal ejemplo el aberrante “semanario satírico” Charlie.
Y decimos eliminación selectiva porque, aunque han sido asesinados multitud de musulmanes chiíes e incluso sufíes, y miembros de otras religiones o sectas, está por aparecer la noticia de que algún judío ha sido asesinado de Turquía a Yemen, de Afganistán a Túnez, por los seguidores de eso que Occidente llama “Estado Islámico” o simples musulmanes radicales.
Unas muestras del silencio son:
- La matanza de 150 cristianos (más 79 heridos) en la universidad de Garissa (Kenia) sólo apareció en el minuto 21 del telediario del Jueves Santo.
- El Papa apenas concedió un minuto a la familia de Asia Bibi, la católica paquistaní que lleva 6 años condenada a muerte por una falsa acusación de blasfemia contra Mahoma, muerte de la que escaparía si se hiciera mahometana, en la audiencia general pública del miércoles 15 de abril.
- El madrileño congreso internacional sobre libertad religiosa “Todos somos nazarenos”, ha pasado prácticamente desapercibido, a pesar de haber asistido dos obispos sirios, dos irquíes y dos nigerianos.  Pues bien, dice Francisco José Soler   que el siempre cauteloso y prudentísimo episcopado español se consideró suficientemente representado por un obispo auxiliar y el secretario de la CEE, los cuales aparecieron por separado y desaparecieron como estrellas fugaces.
- El perro de la enfermera española afectada por el ébola, como recuerda Francisco J. Contreras  , generó una movilización popular muy superior a la que ha sido capaz de provocar el exterminio de los cristianos orientales y africanos, con múltiples decapitaciones casi “en vivo y en directo”.
Por supuesto, además de factores religiosos, aparentemente secundarios pero seguramente determinantes, hay otros geopolíticos, por no decir meramente económicos.
Profundicemos sobre todos ellos para poder ver entre la interesada maraña de aparentes contradicciones.
Economía y Geopolítica
Hace poco tiempo decíamos que, tras las confusas primaveras árabes, casi lo único medianamente claro es que Israel se ha quedado sin enemigos musulmanes. Solo queda Irán, pues el resto o son las prácticamente aliadas monarquías wahabistas-suníes (Arabia Saudí y Emiratos), o son estados supeditados a Estados Unidos (Marruecos, Jordania, Paquistán), o están destrozados y en guerra “civil”; nos negamos a llamar “frustrados” a lo que es consecuencia directa de la intervención de la OTAN, es decir, de EE.UU. El wahabista-suní Califato Islámico, denominación igual de falsa y malintencionada que Estado Islámico, parece meridianamente probado que está directamente promovido por Arabia Saudí y los Emiratos, impulsores también de esa corriente del Islam (el Wahabismo es una herejía de bastante moderna y artificial implantación, además de claras influencias sionistas, como las que estuvieron presente en los “Jóvenes Turcos”, los del Genocidio Armenio); aunque Israel, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y otras naciones europeas apoyen en la práctica. Los autodenominados representantes de la comunidad internacional, ante el silencio casi permanente de la ONU y de la mayoría de las autoridades religiosas, y a pesar de bombardeos aéreos más o menos eficaces, son quienes suministran armas al “califato” y le compran el petróleo que explota tras haber conquistado parte de Iraq. Lo que es incontestable es que ninguno de los países citados ejecuta ataques terrestres, a pesar de las salvajadas con que, casi a diario, nos horrorizan los medios de comunicación. Por supuesto, nada de hablar de boicot económico, cosa que sí hacen con una Rusia sorprendente y valientemente enemiga de la homosexualidad y el aborto. Por cierto, solo Rusia y Sudáfrica han ayudado militarmente a Nigeria frente a Boko Haram; mientras, España, tan liberal con los que violan nuestras fronteras incluso atacando a los guardias civiles, ha impedido que asistieran al citado congreso dos niñas que escaparon milagrosamente de las manos de Boko Haram.
Y mientras nuestras fragatas están en el Mar Negro, nuestros cazas en el Báltico, nuestros antiaéreos apoyando a Turquía contra Siria y abandonado el estratégico Estrecho, y nuestros soldados muriendo a manos de intencionados disparos israelíes  .
Por supuesto, salvo nuestros gobernantes, los de las naciones sajonas que dirigen el mundo, de la mano de las oligarquías económicas instaladas en ellas, de las que la privada Reserva Federal estadounidense es un claro exponente de su poder, tienen muy sus objetivos: apuntalar la comatosa economía norteamericana, acaparar la mayor parte de los combustibles fósiles, cercar a Rusia, vetar la influencia de China y, en conjunto, propiciar un cambio mundial en el que, salvo ellos, todos pierdan.
                                       
Religión
Y mientras en Occidente se impone tiránica aceptación y estudio de la Shoá, antes anticatólico “Holocausto”, que aquí no hay libertad de expresión que valga, el Cristianismo, y más especialmente, el Catolicismo como se ha entendido durante dos milenios, está desapareciendo. La eliminación física de las no tan minorías cristianas en Oriente va acompañada por el incremento imparable de las religión musulmana en las naciones que antes fueron la Cristiandad; unas naciones que, por otra parte, padecen la crisis religiosa (ellas dicen “de valores”) más aterradora de la Historia.
Y el panorama peor es la de la propia Iglesia, uno de cuyos hitos está previsto a fecha fija: el Sínodo de octubre próximo, en el que, según muchos obispos, se puede romper el Dogma.
A riesgo de que nos tachen de antijudíos (en todo caso, antisionistas), las crisis actuales, en las que, y de nuevo citamos a Juan Manuel de Prada  , claramente se vé el mundial sometimiento al dinero promovido por el Nuevo Orden Mundial (NOM),  tienen que ver con la destrucción del orden cristiano. Todas están inmersas en lo que el famoso pensador argentino Padre Castellani denominaba “una ruta en espiral hacia el final de los tiempos” dentro de la metahistoria, la historia profunda de la humanidad. De Castellani también es el pensamiento de que capitalismo y comunismo tenían encomendada una misión común, la reducir a escombros el orden cristiano, y que ambos acabarían amalgamándose por “hazaña del Anticristo”.
 He aquí el verdadero peligro, ese que del artificialmente queremos eludir la contemplación. La humanidad es obra de Dios y a Él se tiene que encaminar. Cuando lo olvida, y más cuando lo hace voluntaria y tercamente, pone los cimientos de su destrucción.
De nuevo encontramos en nuestro camino lo que muchos escritores cristianos, en una gran proporción protestantes, denominan “Fin de los Tiempos”, gravísimos acontecimientos profetizados desde Daniel y que no hay que confundir con el Fin del Mundo. Recordemos que el Espíritu Santo habló por boca de Daniel (Credo Nicenoconstantinopolitano) y que el propio Jesús hizo suyas las palabras de aquel profeta (Mateo 24, 15)
Pues bien, lo peor de todo es estar en el bando equivocado.
 Colectivo Alborán[*].
[*] ‘Alborán’ lo forma un grupo de altos mandos del Ejército español, retirados y en activo, que cuentan con una cualificada experiencia militar y una notable preparación académica. A todos ellos les une un denominador común: el amor a España y la preocupación ante los acontecimientos que vive nuestra nación.                 
 

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