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Diario YA


 

El acuerdo del Comité Federal del PSOE conduce a nuevas elecciones

Cuando el señor Sánchez tiene que escoger entre susto o muerte

Francisco Torres García. Caminar por la historia con el nombre de Pedro no invita precisamente al optimismo. San Pedro acabó en la cruz del martirio, nuestro Pedro I, motejado como "el cruel", dejó la vida a manos de sus hermanastros y don Pedro Sainz Rodríguez perdió el ministerio por ir con el coche oficial a visitar casas de dudosa moralidad por lo que se pasó la vida intentando que don Juan llegara a ser rey de España con el secreto afán de volver a ser ministro o algo más.

Tentaciones de hacer analogías me dan, dejando fuera a San Pedro, cuando veo en la pantalla al audaz modelo para la venta de colonias o calzoncillos con marca en que los asesores de imagen acabaron convirtiendo en la carteleria a Pedro Sánchez a quien, por cierto, veo poco preocupado ante la pléyade de Trastámaras que amenazan con destronarle. Creo que en la tesitura en que estamos -tan poco es tan malo tener un gobierno interino cuando los Presupuestos están hechos- aún nos queda mucho por ver, leer y escuchar, hasta que sepamos si tendremos gobierno en minoría o si volveremos a votar.

Nadie quiere nuevas elecciones, o mejor dicho, a casi nadie le interesa que los españoles vuelvan a votar. Básicamente porque las previsiones no hacen otra cosa que advertir que la resultante no sería muy distante de lo que ahora tenemos, pese a la posible mejora de resultados del PP en detrimento de Ciudadanos y una mayor caída del PSOE. Eso sí, los tertulianos campan a sus anchas en los pastos televisivos o radiofónicos con juegos de propuestas, propias o sugeridas, ya en precampaña, que se dan de bruces con la terca realidad de los números. Pedro Sánchez lleva meses sintiendo las tijeras de la parca que pretende cortar el débil hilo que aún le une a su pervivencia en la política, por eso juega al César o nada, lo que para muchos -especialmente para los que quieren a Mariano o a Soraya en la Moncla por razones muy diversas- le convierte en un sujeto más peligroso que el propio Pablo Iglesias.

El futuro del señor Sánchez no es la crónica de una muerte anunciada, pero casi. Como buen socialista demagógico que es, se ve como un héroe frente a la ofensiva del capital -también es cierto que anda ya de campaña aunque sin saber a ciencia cierta a qué elecciones tendrá que concurrir-. Pero no es el IBEX, que también, el que le quiere fuera de la escena política es algo más. No hay por qué mirar para otro lado: un poderoso lobby se ha constituido, ganando cada día más adeptos, para forzar un pacto de estabilidad concebido como una letra de pago a dos años vista bajo la beatífica idea de continuar con las reformas. Un pacto que pasa por un acuerdo que permita al PP -ojo, al PP y no a Mariano Rajoy- gobernar en minoría. Ese lobby preferiría un gobierno de concentración nacional -algo que está en las agendas desde el derrumbe final del zapaterismo- pero se conforma con un gobierno de minoría con unos acuerdos de consenso sobre temas clave.

Unas nuevas elecciones solo servirían para que el PP ampliara el número de diputados que tiene, pero nada más. El problema y la solución dentro de unos meses sería el mismo pues nada indica que se produjera un vuelco en el comportamiento electoral de los españoles. En esta situación para todos, incluso para su propio partido, Pedro Sánchez se ha convertido en el enemigo público número uno. Le han dado por muerto -también llamaban Bambi a Zapatero- y todos esperaban -algunos medios y tertulianos insisten en ello- esperando que la reciente reunión del Comité Federal del PSOE fuera el anuncio de su caída definitiva. Muchas alharacas, muchos barones y baronas -estamos hablando de socialistas y debemos ser respetuosos con sus condicionantes gramaticales-, muchos ríos de tinta y palabras, y finalmente nada de nada porque el señor Sánchez sigue en sus trece: encabezar un gobierno de multiizquierda.

No entiendo cómo algunos creían que so podía pasar, especialmente cuando a Pedro Sánchez y al PSOE solo le queda escoger entre susto o muerte y es mejor que cargue con toda la culpa el secretario general, porque haga lo que haga, electoralmente, la suerte está echada. Hacía tiempo que no leía un texto político tan alejado de la realidad como el emitido por el Comité socialista, que más me parece el argumentario para afrontar una nueva confrontación electoral limpios de polvo y paja que otra cosa. El PSOE quiere mantenerse como la gran esperanza, seguir diciendo que es la única alternativa de gobierno al PP, echando la culpa de la imposibilidad de que haya un gobierno a todos porque implícitamente el texto lo que anuncia son nuevas elecciones. Algo que según se nos dice sería un "fracaso colectivo" pero especialmente de los que no saben negociar.

Así pues, resulta que el PSOE llegaría a las urnas con la vitola de ser el único partido que busca acuerdos, lo que pasa es que los demás no lo quieren (¿quién será el asesor-estratega que le ha vendido esta moto). Mal vamos cuando el PSOE, con todo su derecho, dice que no permitirá al PP gobernar y al mismo tiempo, según sus líneas rojas, cierra la puerta a PODEMOS, o no, ya veremos. Ya sabemos que en política el diccionario de la RAE sirve para muy poco y las reinterpretaciones están a la orden del día. De momento el señor Sánchez se ha salido con la suya y su sector crítico sigue criticándole en cuanto un micrófono se pone a tiro, pero no parecen dispuestos a pasar a palabras mayores. Y aunque canten los medios conservadores que en marzo los barones y baronesas acabarán con él, de momento es él el que ha acabado con todos, pero a la vez el único que se va a desgastar en las próximas semanas.

Así pues, salvo enfermedad contagiosa de una veintena de diputados, mucho me temo que tendremos que volver a votar porque tras la propuesta del PSOE solo hay ruido y pocas nueces. Eso sí, el señor Sánchez podrá hacerse un hueco en el mundo de la publicidad mientras los demás nos aprestamos a tener que volver a votar. En la otra orilla, Mariano tendrá que empezar a pensar a qué empresa de mudanzas tendrá que recurrir en unos meses, mientras sus seguidores seguirán preguntándose sobre las raíces de tan duro castigo cuando la respuesta más ilustrativa la tienen en la imagen de su diputado por Segovia.

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