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Diario YA


 

Eamon de Valera, el padre de la verdadera Irlanda

José Luis Orella. 10 de marzo.

EL IRA auténtico ha vuelto a derramar sangre en la Irlanda irredenta, poniendo en jaque la frágil paz alzanzada después de tres millares de asesinados. Sin embargo, la idea de Irlanda de este IRA, como tampoco el del Sinn Fein, coincide con la imagen que tuvo el verdadero padre de la Irlanda contemporánea. El gobernante que recogió el alma de su pueblo

Eamón de Valera nació en Nueva York el 14 de octubre de 1882 y murió en Dublín en 1975.
Hijo de un comerciante español, que exportaba azucar cubano, se estableció en Irlanda a la edad de dos años, con la familia de su madre irlandesa, cuando murió su padre. Vivió en Limerick educándose con los Hermanos de la Doctrina Cristiana y posteriormente en el Blackrock College de Dublín, destacando por su afición al rugby y al criket. Se graduó como profesor de matemáticas, enseñando en el Belvedere College y el National Seminary of Maynooth. Aprendiendo el gaélico, de mayor, conoció a su futura mujer, profesora de la Liga Gaelica. Se casó con ella en 1910 y tuvo siete hijos .

Introducido en los círculos nacionalistas se alistó en la organización secreta de los Voluntarios Irlandeses, donde ascendió a puestos de responsabilidad. Cuando, en 1916, se produjo la sublevación de Pascua en Dublín, Eamon participó como uno de sus organizadores. La mayor parte de ellos fueron fueron condenados a muerte excepto él, que por su nacimiento mantenía la nacionalidad norteamericana, siendo indultado.

Su carrera política se inició entonces, elegido diputado por el Sinn Fein en 1917, llegó a presidente de su partido. Al año siguiente fue detenido por los ingleses, siendo rescatado por activistas del IRA.En 1919, en una sesión secreta del parlamento irlandés se le proclamó presidente de la República de Irlanda.

Su animadversión a los ingleses le llevó a reconocer al IRA como una fuerza regular de defensa del Estado irlandés. No obstante, las negociaciones llevadas con Inglaterra se substanciaron en un Tratado, en el cual Irlanda sería un Estado Libre como Canada, pero dependiente en su política exterior de sus antiguos amos.

Michael Collins, jefe del IRA y consciente de lo que era una guerra contra una potencia como Inglaterra, vencedora en la Primera Guerra Mundial, favoreció el Tratado. Eamon de Valera se opuso y dimitió de presidente poniéndose al frente de los contrarios al Tratado. Primero las acusaciones fueron de palabra, pero el apasionamiento llegó a las armas y estalló la guerra civil, en la cual los nacionalistas irlandeses se mataron entre sí. Resuelta la guerra, quedó desacreditado ante la Iglesia por su extremismo, pero fundó un nuevo partido político, el Fianna Fail (soldados del destino) que se enfrentó a los defensores del Tratado Cumman na nGaedheal y rompió con el Sinn Fein.

Pero la victoria no le vino por las armas, sino por la fuerza de los votos y fue proclamado presidente. Durante la guerra civil española, mantuvo políticamente un aspecto neutralista, aunque personalmente fue pronacional y se opuso a las intromisiones de los nacionalistas vascos. Algo que se hace notar en la actualidad, cuando la ausencia de conocimientos de nuestra historia, propicia que los irlandeses se muestren proclives al nacionalismo vasco, movimiento que siempre buscó la cercanía con Gran Bretaña. Como presidente permimitó la salida del líder de los camisas azules, general O´Duffy a España, donde con un millar de voluntarios combatiría a los republicanos en la batalla del Jarama.

Su mandato duró hasta 1948, aunque después volvió por última vez en 1952, hasta 1958. Durante su liderazgo Irlanda mantuvo una estricta neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, lo cual motivo un fuerte rechazo de Inglaterra y los Estados Unidos que le presionaron económicamente para bloquear el continente en manos del Eje.

Eamon compartió un fuerte nacionalismo irlandés vertebrado en una idílica sociedad rural formada por pequeñas aldeas campesinas, pobladas de pequeños propietarios con una estricta militancia en su catolicismo. Su lucha fue la de conseguir que Irlanda fuese el modelo perfecto de sociedad católica orientada en sus aspectos sociales en un sano catolicismo social y una economía autárquica que impidiese emigrar a la población a otros lugares. En definitiva hizo realidad el distributismo, movimiento que propugnaron los insignes Chesterton y Belloc, desde Londres.

Su política cultural fue un fracaso y el gaelico no pudo destronar como idioma al inglés, incluso su europeismo estuvo basado siempre tomando como base la nación, sin renunciar nunca a la disolución de su patria en la Europa de los mercaderes. En esa sintonía, siempre mantuvo la defensa de la soberanía moral de Irlanda frente a la burocracia europea.

El español que hablaba con acento de Limerick, o la cebolla española, como fueconocido entre los ingleses, consiguió hacer de Irlanda del sur uno de los Estados más coherentes con su raíz católica de Europa, donde el aborto todavía no esta permitido y el divorcio triunfó sólo después de fuertes amenazas de la Unión Europea. Esperemos que sea esta Irlanda la que ayude a prender el fuego de la recuperación moral de Europa, y no la que asesinó cobardemente el otro día a dos soldados britanicos.

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