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Diario YA


 

EDITH STEIN: Defensora de la dignidad de la mujer

Fidel García Martínez, Catedrático Lengua Literatura Doctor Filología Románica. Abordar la personalidad  de esta mujer excepcional, que es  Edith Stein,  en unas breves líneas, es muy complicado, porque nos encontramos ante una mujer que  tiene muchas dimensiones: judía, universitaria, pedagoga, filósofa, sufragista: una mujer que se adelantó a su tiempo  luchando  por la emancipación y , por la dignidad la mujer en un mundo dominado por los varones  que impedían, incluso,  el ingreso de la mujer  como profesora universitaria. En la lectura del  libro de la Vida de Santa Teresa de Jesús,   descubrió la Verdad, su gran pasión,  desde un primer  ateísmo juvenil: entró  en la  Iglesia Católica, con gran oposición de su madre una judía devota y ortodoxa.
 Edith Stein,  Carmelita Descalza, Teresa Benedicta de  la Cruz, fue una brillante comentarista de San Juan de la Cruz.   en una  obra excepcional la Ciencia de la Cruz;  sacrificada  en Auschvitz, el 9 de agosto  de  1942 después de una persecución terrible  por parte de las SS. Declarada Santa por San Juan Pablo II, gran admirador de la monja Carmelita, a quien  declaró Patrona de Europa en 1999. Cualquiera de estas dimensiones de esta mujer excepcional daría materia abundante para escribir largo y tendido de esta  pensadora excepcional.  Una  faceta muy importante poco conocida es su defensa de la mujer. Vivimos tiempos confusos dominados por la llamada ideología de género con su visión tan negativa de la mujer y su feminidad, que parece un tsunami que  siembra la  confusión y caos. 
A Edith Stein la situación de la mujer en su tiempo  le preocupó mucho, denunciando la visión de la ideología nazi  que veía en  la mujer una persona sumisa y sin proyección social. Visión romántica y  puramente biológica. Para Edith Stein, la mujer debía estar abierta al mundo profesional en todas sus  dimensiones.  Fue una ilustre pedagoga, filósofa, psicóloga y  teóloga. Ambos sexos, la mujer y el varón tienen la misma dignidad, los mismos derechos  y las mismas obligaciones. Fundamenta esta igualdad en el relato bíblico del Génesis, donde se rechaza expresamente que el hombre sea el dueño y dominador  de la mujer; todo lo contrario es la compañera  del varón, y ambos deben hacerse una  sola carne. La especia humana, según su antropología  fenomenológica y teológica, se conforma en dos sexos no excluyentes, sino complementarios, ninguno de los dos es autosuficiente porque ambos se  necesitan para existir como personas inteligentes y libres.  Durante su vida civil hasta que ingreso en el Carmelo se convirtió en referente y portavoz de la emancipación femenina. La mujer teniendo en  cuenta su constitución física y psíquica es capaz de desempeñar todas las profesiones, pero según su especificidad. Aporta realismo y emoción a todas las  profesiones y en todas las circunstancias importantes de la vida, sin renunciar a su feminidad.