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Diario YA


 

Editorial: "30 años perdidos"

Treinta años después, la sensación que queda es que la Constitución del ´78, con la posterior Transición, es sobre todo una gran oportunidad perdida. La ocasión de haber construido las bases de un sistema democrático de derecho comparable a los que existen en otros países europeos desde hace mucho más tiempo. Sin embargo, eso no fue posible porque en aquel momento, por inexperiencia o mala fe, se cometieron errores fatales que hoy son casi imposibles de borrar.

La obsesión por dejar que los separatistas tuvieran más poder del que normalmente les tendría que haber correspondido, una visión acomplejada y sin sentido de las izquierdas, como si fueran las garantes de unas libertades que jamás habían defendido cuando estuvieron en el gobierno, y una cobardía indecente a la hora de defender con claridad algunos valores inherentes a la patria, fueron sólo algunos de esos fallos.

Hoy, el Congreso se llenará, como siempre, de caras sonrientes y frases hechas, de buenos propósitos que se olvidarán el domingo y de grandilocuentes discursos sobre la libertad y la ley que, sinceramente, suenan a chiste en esta España donde lo que triunfa es el delito y la pillería. Por si fuera poco, este año los separatistas ni siquiera estarán presentes en la recepción real, como tampoco lo estará la inefable Rosa Díez, de UpD.

Creer que España goza hoy de una democracia como las de nuestro entorno europeo sería un engaño imperdonable. No es que tengamos una democracia joven, lo que tenemos es una democracia que ha envejecido prematuramente, que nunca ha alcanzado su madurez porque sus padres se dedicaron a emborracharla cuando estaba en la pubertad. Hoy, con treinta años ya a sus espaldas, apenas podría mirarse al espejo sin sentir una honda y profunda vergüenza de sí misma.

Quienes deberían regenerar la Carta Magna, y con ella el propio sistema democrático, prefieren dedicarse a inventar nuevos epítetos para un dictador que está enterrado desde hace tres décadas, después de morir en su cama. Ni fueron valientes para traer las libertades a golpe de revolución, ni lo son ahora para asumir la degradación de España por culpa de su indolencia e ineptitud. 

Sábado, 6 de diciembre de 2008.

 

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