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Editorial: "Acierta, pero se equivoca"

Lo que ocurre cuando algo o alguien está en crisis es que habitualmente se equivoca incluso cuando acierta. Nos explicamos: el Partido Popular acierta designando a Jaime Mayor Oreja como candidato a las elecciones europeas, pero se equivoca lamentablemente en la forma de hacerlo. Era desde el principio el mejor de los candidatos posibles, y la infinita torpeza, la falta de discreción y la nula inteligencia con que se ha gestionado el asunto hacen que ahora Mayor parezca el segundo plato de un primer plato que jamás existió.

En tiempos en que más del 90% de los políticos españoles son unos liberalotes que meten los principios en la guantera del coche, y que considerarían muy seriamente la posibilidad de vender a su madre por un cargo gordo y bien remunerado (por la teta del Estado), Mayor Oreja es un democristiano con arranques verbales prometedores (otra cosa es lo que el aparatik le deje hacer) y actitudes bastante dignas, como la que protagonizó el pasado 28 de diciembre, acudiendo a la concentración a favor de la familia tradicional, convocada por la Iglesia.

Aunque durante el tiempo en que fue ministro del Interior su departamento cometió algunos errores notables, su gestión puede calificarse con una nota más que aceptable, y es indiscutible que goza de una imagen muy positiva no sólo entre su electorado, sino entre el conjunto de los españoles. Un hombre de pocas palabras y muy bien elegidas, inteligente, prudente y que casi siempre ha sabido estar en el sitio que le correspondía (excepción hecha de aquella famosa votación en la que no estuvo, al parecer, por un descuido). Tal y como está la política española, y sobre todo tal y como está el PP, es con mucha diferencia de lo poco que se salva en su partido. De lo poquísimo.

Adviértase como, incluso el periodismo, cuya labor consiste siempre en poner al poder contra la pared y exigirle que dé lo mejor de sí mismo, termina invariablemente bajando el nivel y haciendo buenos a quienes, quizá, en otro tiempo, serían más bien del montón. Pero así son las cosas: España es un lodazal donde gobierna lo políticamente correcto, la corrupción moral y la indecencia pública, y el que simplemente aparece como un señor aseado (en todos los aspectos), educado y correcto, termina siendo un Pericles vasco (por no decir un Julio César, que ya sabemos que era un franquista confeso).

De manera que acierta Rajoy nombrando a Mayor Oreja (ya veremos si el ex ministro de Aznar supera en votos a López Aguilar, candidato socialista), pero vuelve a equivocarse al hacer oficial su nombramiento cuando ya todo quisqui había especulado con varios presuntos candidatos que sólo estaban en la imaginación de cada cual. Suponemos que cuando a uno se le ofrece algo así, no hay otra opción que aceptarlo; pero lo que a cualquiera con cien gramos de orgullo le apetecería hacer es regalarle un hermoso corte de mangas al jefe. No le pedimos tanto, evidentemente, al señor Mayor Oreja.

Lunes, 5 de enero de 2008.

 

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