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Diario YA


 

Editorial: "De médicos y políticos"

Con permiso de la maniquí francoitaliana, del "pequeño Napoleón" y de las docenas de presuntos periodistas que consideran de interés general asistir al movimiento de melena de una señora, por estupenda que sea, vamos a dedicar el editorial de hoy al asunto de la gripe porcina. Y sí, ya sabemos que tiene mucho más glamour el vedettismo parisiense que las pocilgas mejicanas, pero en este diario nos ocupamos de noticias, no de camelos para desocupados.

Por suerte, la sanidad española no es Trinidad Jiménez. No sólo tenemos profesionales de primer nivel que curan diariamente a miles de personas con un trabajo callado, serio y dignísimo, sino también excelentes médicos que explican en los medios de comunicación asuntos muy complejos con una pasmosa facilidad y sencillez. Gracias a ellos, hoy podemos estar tranquilos porque, como parece obvio, a pesar de la amenaza de pandemia mundial, lo más probable es que la gripe porcina sea controlada sin demasiados problemas en los diferentes países, también en España.

El virus de la gripe porcina no se transmite consumiendo carne de cerdo: primer dato que es importante subrayar para no hacer al sector cárnico en cuestión el mismo daño que ya se hizo al vacuno o al avícola desde los medios irresponsables de comunicación. Esta enfermedad, además, se cura con antivirales que se pueden adquirir sin problema en las farmacias (previo diagnóstico médico, como es natural), y en cinco días el enfermo, normalmente, se recupera sin mayores dificultades. Es decir, exactamente igual que con una gripe normal y corriente.

Pero frente a la claridad expositiva, al conocimiento y al sereno criterio de los que entienden del asunto, o sea los médicos, vemos la misma eterna irresponsabilidad e incompetencia de los políticos, con mensajes completamente desafortunados y caóticos, creando confusión, temor, incertidumbre e incluso miedo. Criminalizando de facto a los mejicanos, como si los virus y las enfermedades tuvieran carné de identidad. Dando consejos que nadie puede tomarse en serio.

Conclusión: pongamos a gente seria en los gobiernos. ¿No se dan cuenta, queridos lectores, de que nos están engañando, de que se ríen de nosotros? Echemos del poder, con la legitimidad que nos da la soberanía nacional, a estos necios que nos arruinan el presente y el futuro, y elijamos en lo sucesivo a los mejores, a aquellos que están llamados a liderar a los pueblos, a los mejor preparados para conducir a la gente a su mejor destino posible. Meritocracia en vez de demagogia; sabiduría donde ahora tenemos vulgaridad. Está nuestro futuro en juego.

Martes, 28 de abril de 2009.

Etiquetas:editorial