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Diario YA


 

Editorial: "Echándose al monte"

Con estupefacción asistimos a un empeoramiento del tiempo que nos lleva al invierno más crudo, ahora que tocaba primavera. Pero si están como una cabra los políticos, a quienes se les suponía más ilustrados que al común de los mortales, qué esperar de los fenémenos atmosféricos. Si uno se fija bien, observará que hay más demencia en el Parlamento que sobre las nubes, algo que debería intranquilizarnos mucho. Aunque no es descartable que algunos estados de enajenación mental transitoria tengan que ver con la lluvia, el viento y el frío. De hecho, seguro que tiene que ver.

Después de escuchar al presidente del Gobierno diciendo una barbaridad tras una entrevista con Medvedev (lamentaríamos constatar que, con la que está cayendo, el centro de gravedad político de Zapatero está bajo el ombligo), ayer asistimos a la enésima desmesura del nacionalismo moderado. El actual presidente del PNV, que siempre nos pareció un hombre con apariencia de sensatez, demostró ser uno más de su camada al afirmar que el intento del PSE de formar gobierno en Vascongadas, con los apoyos correspondientes, supone un "golpe institucional". Hay que ver lo que les gusta a los nacionalistas periféricos hablar de "golpes"..., de los ajenos, naturalmente.

Como se aprecia, el paso de las horas no mueve a los separatistas a la sensatez, sino a la demencia. La espiral de la sinrazón es algo tan pegado a la esencia nacionalista vasca que puede decirse que nació con ella. Treinta años en el poder, tres décadas gobernando como un rodillo de la libertad individual, de los derechos fundamentales y de la digniad del hombre no les han enseñado la lección principal, al revés, les han configurado de tal manera que hoy sólo tienen una salida política: la de echarse permanentemente al monte.

Es lo que tiene el radicalismo en política, que cuando se llega al límite de lo razonable, a uno sólo le queda salir del sistema, y por tanto, crear uno propio con vocación de "minoría selecta", o sea, lo contrario de la democracia. Al PNV le gustaría gobernar eternamente, eso es evidente, pero no a todo el mundo: el partido fundado por Sabino Arana quiere gobernar a los hombres y mujeres que defendía su inventor, vascos y vascas puros que no se mezclen con los maquetos porque podrían contaminar su raza elegida por los hados del destino. Demencia en vena.

En el fondo, nos alegra que un dirigente como Urkullu haga esas declaraciones públicas, porque es la única forma de poner en evidencia la cara real del separatismo. La auténtica. No la versión edulcorada por los medios de comunicación afines (es decir, comprados) y por otros políticos tan cobardes y traidores a la patria como para mentir a sabiendas. La verdadera cara del PNV, que es idéntica a la de la Esquerra, el BNG y similares, aparatos de poder que cuando tienen que hacer oposición amenazan con no cumplir las reglas del juego. Echándose, como siempre, al monte.

Jueves, 5 de marzo de 2009.

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