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Diario YA


 

Editorial: "Estar a toda costa"

Con perdón, este empeño, esta cabezonería, esta persecución que ha protagonizado Zapatero para que España esté presente en la Cumbre económica de Washington, nos parece una paletada como la copa de un pino. Parecíamos el niño tonto al que los compañeros de clase no dejan jugar al fútbol porque no sabe, dando la paliza hasta que consigue que le pongan de portero un rato, más que nada para que se calle de una vez. Pues esto ha sido igual.

Bush ha dado el sí quiero a Sarkozy fundamentalmente por una razón: para que Zapatero se calle ya. La razón “oficial” que se ha dado para justificar la presencia española en la cumbre (que somos “la octava economía mundial”) no se la cree absolutamente nadie. Los mismos argumentos que estaban presentes hace un mes para dejar fuera a España de ese transcendental encuentro siguen siendo válidos ahora, incluso un poco más.

Y que conste que este periódico digital quiere lo mejor para España y para los españoles. Pero una cosa es que la diplomacia del mundo civilizado te aprecie por lo que vales, por los méritos que has contraído, por un reconocimiento del esfuerzo y del talento colectivos…Y otra muy distinta que te metan a la fuerza el caramelo en la boca para que cierres el pico de una vez. EE.UU., el anfitrión de la cumbre, no nos ha invitado; ha aceptado un “trágala” para no tener que discutir más.

El comportamiento del Gobierno socialista de Zapatero no ha podido ser más lamentable. En lugar de cumplir con su obligación, que es trabajar en silencio y con rigor para arreglar la terrible situación económica que están viviendo cientos de familias españolas (Cáritas reconoce haberse quedado ya casi sin recursos para atender a las miles de personas que acuden a los comedores de la Iglesia cada día), ha estado perdiendo el tiempo miserablemente, mendigando la invitación a una cumbre económica que, en sí misma, no supondrá ningún alivio concreto para España.

En momentos difíciles se ve la altura política y moral de un dirigente. Quien llega al poder para servir, y no para servirse, trabaja veinticuatro horas al día, en silencio y sin cámaras delante, con el fin de ayudar a los que más lo necesitan. Quien llega para engordar su ego o ganar batallas que perdieron sus antepasados, se empeña únicamente en salir en las fotos cerca de los que de verdad “cortan el bacalao” en el planeta. Son las fotos de la vergüenza…ajena.

Sábado, 8 de Noviembre de 2008.

Etiquetas:editorial