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Diario YA


 

Editorial: "Obama y la propaganda"

Las elecciones norteamericanas se presentan muy interesantes, y eso que llevamos más de un año siguiéndolas por prensa, radio y TV. Hasta noviembre, aún tendremos oportunidad de conocer más detalles, más propuestas y nuevos gestos de los dos candidatos, el republicano y el demócrata, para intentar conseguir el poder que hasta no hace mucho tiempo era casi un milagro para ellos. Y es que ni Obama ni McCain iban a ser inicialmente los aspirantes a la Casa Blanca, pero ahora ya nadie puede arrebatarles la ocasión de sentirse observados por todo el planeta.

Esta apasionante cita en las urnas de la primera potencia mundial está condicionada por la guerra de Irak y su innegable influencia en la política interna y externa de George W. Bush durante los últimos años. Sin ese acontecimiento bélico (cruel y odioso, como todas las guerras), ni podría analizarse correctamente el mandato del segundo Bush ni podría explicarse el cambio en la opinión pública norteamericana que, a día de hoy, parece dar una notable ventaja al Partido Demócrata.
 
La construcción en Europa de un discurso antibelicista (cargado de tópicos y también de groseras mentiras) ha ayudado a los partidos progresistas del Viejo Continente a llegar al poder, en unos casos, o a estructurar una posición tremendamente cobarde, hipócrita e irresponsable hacia Estados Unidos en esa materia. Sólo hay que ver la extravagante evolución del PSOE en cuestión de guerras desde principios de los años noventa hasta la actualidad; siempre, al sol que más y mejor calienta.
 
Por eso, no es de extrañar que Barack Obama se vea ya casi como nuevo presidente de Norteamérica. La mayoría de los medios de comunicación le dedica muchos más minutos y páginas de los que nunca soñó, las críticas de casi todos los periodistas son extraordinariamente generosas con él (lo de arrimar el ascua a la sardina es también muy del gremio, por desgracia) y enfrente tiene a un hombre que, sobrado de experiencia, no parece en cambio saber la manera de contrarrestar la corriente de empatía que despierta el candidato afroamericano.
 
En todo caso, no deja de ser curioso cómo, en estos tiempos de lo audiovisual, triunfan los eslóganes por encima de los razonamientos. Obama iba a ser quien se trajese de Irak a todos los soldados americanos en menos que canta un gallo; de momento, ya ha dicho que se estudiará la cuestión y se tomarán las decisiones que sean convenientes. Pero da igual, porque la máquina de la propaganda fue puesta en marcha y no se detendrá. Los demócratas tienen que ganar, y tenemos pocas dudas de que, en efecto, ganarán.

Sábado, 30 de Agosto de 2008.

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