Nuevos datos confirman que la política en España lleva camino de convertirse en un gran circo, si es que no lo es ya. Porque después de observar como Pepiño, el Aristóteles de nuestros días, alcanzaba el Ministerio de Fomento después de muchos años de fidelidad a Zapatero y a la causa roja, en las últimas horas hemos sabido que Magdalena Álvarez, la inefable ex ministra del ramo, pasa a ser la número tres de la lista socialista en las elecciones europeas del 7 de junio, y que Carmen Romero, ex mujer de Felipe González, va de número cuatro.

Y, como diría un castizo, procede exclamar: "¡Qué nivel, Maribel!". Porque si ya es esperpéntico y difícilmente justificable llevar a Bruselas a quien ha sido un completo y absoluto desastre en España (se supone que se ha de exportar lo excelente y no lo mediocre), habría que hacer un portentoso ejercicio de imaginación para saber qué méritos ha podido hacer doña Carmen Romero (además de soportar durante tanto tiempo lo que soportó en casa) para merecer tan alta responsabilidad. Si una tiene el curriculum lleno de tachones, la otra simplemente lo tiene en blanco.

Y, sin embargo, vale. Todo vale en la España de Rodríguez Zapatero. Si se fijan, lo comprobarán. Pónganse en la hipótesis más descabellada, en la situación más ilógica y alucinante, compongan en su cerebro el escenario más ridículo, y al punto se darán cuenta de que algo similar ya ha pasado o está pasando. "Maleni" es hoy objeto de chistes, chascarrillos y mofas varias en cada bar y en cada oficina de este país; cosa que no aplaudimos, desde luego, aunque sus buenos esfuerzos hizo, la buena señora, para ganárselo. Pues bien: la ponen de 3 para las Europeas.

¿Acaso se quejará alguien?, ¿habrá concentraciones de repulsa a las puertas de la sede socialista en la madrileña calle de Ferraz?, ¿se bloqueará, acaso, el correo electrónico del PSOE de militantes indignados pidiendo explicaciones por tan incomprensible decisión? Pues no. El electorado socialista estará encantado con que esta persona pueda establecer su residencia habitual en Bruselas. "En el fondo, es maja", dirán. O bien: "Tampoco lo ha hecho tan mal..., lo que pasa es que se meten con ella por ser mujer". Sentencias, ambas, que retratan a la perfección el pensamiento medio del votante de izquierdas cuando los suyos mandan.

Capacidad crítica, cero. Conciencia de ser ciudadano, cero. Responsabilidad en el ejercicio del voto, cero. No nos engañemos, lo hemos dicho muchas veces desde estas líneas: España es hoy lo que los ciudadanos hemos querido que sea, no echemos la culpa a aquellos que simplemente han sido elegidos para estar donde están. Zapatero está en La Moncloa, Pepiño en Fomento y Maleni camino de Europa porque así lo hemos deseado los españoles, por mucho que nos duela a algunos. Pero todos tranquilos: ahora tenemos libertad para cargarnos nuestra propia patria.

Miércoles, 15 de abril de 2009.