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Diario YA


 

El Juicio de Residencia

Enrique De la Puente.
Creo que se llamaban “Juicios de Residencia”, aunque no estoy seguro del nombre, los que se les hacían a los gobernadores, que en tiempos del Imperio Español eran responsables de la toma de decisiones en los distintos territorios donde el imperio estaba presente. El que no esté seguro del nombre es los de menos, lo importante es el hecho de que debían rendir cuenta de cómo habían actuado mientras ostentaban la autoridad que en ellos había depositado su rey, pero consulto en Internet y encuentro lo siguiente:
El juicio de residencia fue un procedimiento judicial del derecho castellano e indiano, que consistía en que al término del desempeño del funcionario público se sometían a revisión sus actuaciones y se escuchaban todos los cargos que hubiese en su contra.
No quiero ver más definiciones por si me pasa como otras veces y encuentro en Internet algo diferente y que no sirva al propósito de este artículo; esto viene a cuento, porque como ya he relatado en otros artículos, he llegado a encontrar hasta distintas versiones de un mismo poema de autor español y escrito en español, por lo que no pueden alegarse problemas de traducción. Hago este comentario para volver a expresar el peligro que existe en tomar al pie de la letra y como cosa cierta lo que aparece en Internet, y sigo con el artículo.
Durante los aproximadamente tres siglos que duró el imperio español se puso en práctica un sistema judicial, que exigía responsabilidades a los que ejercían el poder en nombre de nuestros reyes, y que además fue un adelanto de lo que ahora se llaman “derechos humanos”, para defender los derechos de las poblaciones indígenas que poblaban los distintos territorios.
Este sistema evitó que desapareciera la población indígena, como casi ha ocurrido en otros lugares dominados por otros países y procuró evitar, o al menos disminuir los casos en que el gobernante de turno utilizase el cargo en su provecho delictivamente, lo que ahora se llaman casos de corrupción.
Recuerdo cómo al principio de nuestra democracia se fueron suprimiendo controles y fueron apareciendo casos como el del célebre Roldán, y otros muchos, y cómo un militar sanitario me comentaba que siendo responsable del armario de los productos que se utilizaban para las curas, para sacar algo del armario se manejaban no sé cuántos impresos de diferentes colores, donde quedaban reflejados quien lo pedía, el destinatario, y el que se lo llevaba, mediante el papel de calco interpuesto entre cada copia; él se quedaba con uno de los impresos y cuando se hacía la revisión de lo que había o faltaba en el armario, los impresos en su poder servían para la reposición de artículos y para justificar su actuación. El control es fundamental e impide que el desaprensivo se aproveche cuando no este existe, pero además permite también el análisis de lo realizado después de un periodo de tiempo en el que alguien ha tenido una determinada responsabilidad, como es el caso del gobernante, que maneja recursos que no son suyos. El “Juicio de Residencia” ya no existe para valorar las actuaciones de los actuales administradores en todos los niveles de gobierno en España, y como también se han suprimido muchos de los controles que antes había, el fenómeno de la corrupción desgraciadamente se ha generalizado y es difícil encontrar un territorio donde no haya aparecido, o un partido político en el que, habiendo tenido la responsabilidad de gobierno, a cualquier nivel y en cualquier territorio, no haya habido casos de corrupción. El que en alguno de los medios de comunicación aparezcan más los de un partido que los de otro, o incluso no se hable en absoluto, o si se hace sea a horas de baja audiencia, también es corrupción, aunque sea de otro estilo; también para esos medios de comunicación sería útil hacer un Juicio de Residencia.
Se supone que en democracia las elecciones hacen el papel de revisión de la forma en que ha actuado el partido político que ha gobernado, pero como las listas son cerradas, el “pueblo soberano” solo puede votar a un partido y no puede actuar con su voto sobre la permanencia en el sistema de los individuos que se hayan aprovechado, o que simplemente no hayan demostrado la capacidad necesaria para llevar a cabo el cometido asignado.
No todo el mundo tiene conocimientos suficientes para hacer un análisis concienzudo de las muchas decisiones que se toman al gobernar, por lo que la difusión de información en los medios de comunicación, o de consignas en las redes sociales, crea estados de ánimo en ese “pueblo soberano”, que al final se decide por un determinado partido para que lo gobierne. Un procedimiento que haría más fácil el análisis para el ciudadano sería el de la comparación entre lo que hacen unos y otros, pero que proporcionara una información imparcial ¿Es esto posible?
Yo aporto mi granito de arena con el gráfico que sigue.
La evolución de la deuda pública española tomada de El País Economía y Cinco Días

La recomendación del buen administrador es adaptarse a los recursos disponibles, y hemos visto los problemas que han surgido cuando se han concedidos créditos que no han podido ser pagados. Después se habla de burbuja inmobiliaria o de cualquier otra cosa que nos pueda disculpar, pero ¿cuánta culpa tiene el que quiere vivir por encima de sus posibilidades? Entiendo que la máxima que sirve para una economía familiar sirve también cuando se toman decisiones a nivel de gobierno. En el gráfico puede verse la evolución de nuestra deuda externa desde el comienzo de la democracia hasta nuestros días. ¿Alguien se ha preocupado de enseñárselo a la gente? ¿Se ha hecho un Juicio de Residencia a los que han sido responsables del desmadre de nuestra deuda externa?
Menos mal que al vivir en la aldea global en la que vivimos, hay reglas supranacionales que limitan la libertad de los gobernantes, que tienen que atenerse a ellas. Por eso algunos gobiernos, que no aceptan esa supervisión o que temen actuaciones de la justicia en su contra, y quieren salirse de la aldea global y vivir aislados, manipulan a los habitantes de determinados territorios para que les den a ellos la posibilidad de no obedecer las reglas.
Y así vamos…