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Diario YA


 

“Si tienes que mentir, engañar, robar, obstruir o intimidar para hacer entender tu punto, no debe ser un punto capaz de sobrevivir por sus propios méritos”. Esteven Weber.

El PSOE esconde sus intenciones, pero sus omisiones tendrán consecuencias

Miguel Massanet Bosch.

En el rico refranero español encontramos reflejada la sabiduría del pueblo y, entre aquellas sabias consejas populares que inundan nuestra literatura, nos vamos a referir a una, en especial, que tiene mucho que ver con el comentario de hoy: “Antes se coge al mentiroso que al cojo”. No es extraño que, en cualquier campaña electoral, todos aquellos que se promocionan para alcanzar algún cargo público tiendan a presentarse como la mejor opción, como el que tiene los mejores proyectos sociales y beneficiosos para aquella región o país que espera dirigir, como la persona más preparada para asumir el cargo en cuestión y, por encima de todo, como la más dispuesta a que, cuando alcance su propósito y ocupe el sillón del poder, en el puesto de que se trate, va a cumplir escrupulosamente lo que ha venido prometiendo al electorado.

Claro que, incluso admitiendo que el aspirante tuviese la intención de cumplir, al menos, con parte de sus ofrecimientos a la ciudadanía, no siempre podría hacerlo porque, como es sabido, es mucho más fácil prometer de palabra que, una vez llega el tiempo de cumplir, poder llevar a cabo lo que se ofreció hacer o  dar. En el caso del señor Pedro Sánchez y sus ejecutivo, cuajado de señoras, eso sí, pero también de ministras hijas del Chepeto de la política, cuyas narices, si estuvieran sujetas al síndrome de Pinocho, sobresaldrían de sus despachos por muy amplios que estos fueren. Es obvio que los hay que, en ocasiones, mienten por ignorancia, para ocultar algún defecto e, incluso, para evitar ser reprendidos o para mantener su imagen pública y, por supuesto, para ocultar determinados pecadillos de juventud que podrían llegar a perjudicar sus posibilidades de ocupar el empleo al que aspiran.

Es cierto que nuestro presidente del gobierno, P.Sánchez, todavía no ha dado explicaciones razonables sobre su trabajo del doctorado, sus evidentes manipulaciones, con un 21% de textos pertenecientes a otros autores, copiado, sin que se los cite o mencione, atribuyéndose la autoría de aquellos trabajos de los que se valió. Y nadie vaya a pensar que, a estas alturas y en tiempo electoral, lo vaya a hacer, sabiendo que tiene los medios para tapar todas las bocas que se atrevieran a resucitar semejante polémica aunque, vean ustedes la grave contradicción, fue él en particular y el PSOE en general, los que se han puesto la medalla de la honradez y el calificativo de perseguidores de la corrupción. Claro que las izquierdas suelen recurrir a esta doble moral, consistente en tener una vara de medir para juzgar las acciones de sus afiliados, más suave, tolerante y, por supuesto, menos estricta y, otra, rígida, inexorable y draconiana, que es la que tiene reservada para los miembros de los partidos de centro derecha o derechas, en los que siempre los ve bajo el prisma de enemigos a batir y no como adversarios políticos con los que pudiera tener sus diferencias pero que, al fin y a la postre, debería ser capaz de entenderse. Recuerden aquella frase lapidaria con la que contestó a la mano tendida que le ofrecía el señor Rajoy para enfrentarse a los graves problemas, con los que la crisis del 2008 había golpeado, gravemente, a España y sus ciudadanos: “No es no y, qué parte de este no es la que no entiende el señor Rajoy”. ¿Y a este personaje es a quien piensa votar, según las encuestas, una gran parte del electorado español? Pues vale.

Pero hay un aspecto en la campaña electoral del señor P.Sánchez que muchos ciudadanos españoles no vemos, porque es imposible ver algo que no existe, y es el programa económico, financiero, fiscal, laboral y de relaciones con nuestros vecinos de la UE. Nos hablan de grandes inversiones, de costosas obras sociales, de salario base para todos los españoles, de aumentos de las pensiones, de empleo para todos, etc.; pero nos falta que se nos informe de ¿con qué medios van a conseguir poder llevar a cabo semejante empresas? Todavía no ha salido la ministra de economía para explicar con qué recursos económicos va a conseguir llevar a cabo un gasto público que ya se viene valorando en 16.000 millones de euros. ¿Van a endeudarse más, cuando nuestra Deuda Pública súper-hinchada que ya ha dado motivo a que Bruselas nos llame la atención sobre ella y nos haya advertido de la necesidad de irla rebajando?, ¿Van a olvidarse de los compromisos que tenemos con la UE respecto a ir disminuyendo  nuestro déficit público fiscal o van a prescindir de dicha recomendación, dando rienda suelta a sus utópicos proyectos? O ¿van a llevar a cabo dichas mejoras de cara a la galería, para después arrebatarnos a los contribuyentes, a través de nuevos impuestos, de aumento de los actuales, permitiendo a cada autonomía que nos crucifique a impuestos, tasas o recargos en los servicios; de modo que acabemos, como gráficamente explica aquella máxima popular cuando dice: “las gallinas que salen por las que entran”, con el rabo entre piernas  y acabemos igual o peor a aquella situación anterior que nos prometieron mejorar.

Y mientras, oficialmente, se nos anuncia que todo marcha perfectamente desde que, los socialistas, subieron al poder. Los que tenemos curiosidad por las estadísticas nos enteramos de que, un secretario general del ministerio de Trabajo, el que dirige la señora Valerio, no ha tenido inconveniente en afirmar que existía la posibilidad de que, las pensiones de viudedad, de aquellas personas que dispusieran de rentas altas, les pudieran ser recortadas. Evidentemente, no ha tardado en salir la señora ministra para desmentir a su subordinado, antes de que la franqueza del funcionario se hiciera una noticia de prime time aunque, mucho nos tememos, que ya haya llegado tarde porque la indiscreción ya se había esparcido por todos los medios de comunicación. Pero, no queda aquí todo lo que se nos pretende ocultar. Por ejemplo, las noticias que proporciona la Oficina Oficial de Empleo, respecto a este 2019, nada tienen que ver con el optimismo que desde el Gobierno pretenden difundir, atribuyéndose los éxitos que sus medidas han tenido desde que, hace ocho meses, accedieron al poder, después de la jugada política de la moción de censura al señor Rajoy y al PP. Las estadísticas de paro de los dos primeros meses de este año, nos dejan una cifra de nuevos desempleados que reflejan un aumento total de 86.743 personas.  Si hacemos una sencilla operación matemática resulta ser que, en lo que va del 2019, se han destruido diariamente 1.450 empleos. Curiosamente, desde que se produjo esta, injustamente anatemizada, reforma laboral (año 2012), durante el mandato del PP,  la cifra del número de parados se fue reduciendo de una forma espectacular, de manera que produjo una contratación de empleos de medio millón de nuevos puestos de trabajo, lo que significaba un promedio de nuevos contratos del orden de 1400 cada día. ¿Estamos engañados o es que nos toman por tontos a todos los españoles? En todo caso, a los que tendríamos que preguntarles ¿por qué piensan vota al PSOE? o ¿cómo piensan que van a conseguir la cuadratura del círculo de conseguir el pleno empleo?, si la realidad, según Trabajo, es que lo que está sucediendo es que existe una contracción de la producción industrial y de otros sectores, que tiende, no sabemos si de forma grave o menos grave, a irse prolongando. Todo ello, si como ya están anunciando prestigiosos economistas, no se produce una nueva crisis ( no tan importante como la de Leman Brothers); lo que aconsejaría, si hubiera un sentido de nación, este que tantas veces argumenta el señor Sánchez cuando habla del PP, sería tomar medidas de austeridad en el gasto público antes de que, un despilfarro como el previsto, pudiera convertir la crisis, de leve en lo suficientemente grave para conducir a nuestro país a la situación desesperada a la que lo llevó Rodríguez Zapatero a finales del 2011, cuando convocó las elecciones.

Pero no acaban aquí las sorpresas porque, como explica Libre Mercado, los datos de empleo son aún más graves si tenemos en cuenta que, una parte del mismo, se camufla con el aumento descarado de la contratación del empleo público que, al parecer, se viene disparando. Se demuestra acudiendo a las estadísticas, que dejan en evidencia que, durante el 2018, la plantilla de empleados públicos subió en 136.300 efectivos, que según se explica en el medio informativo que propagó la notica, sería “un aumento digno de los años de la burbuja”. Y un detalle digno de tener en cuenta si es que nos preocupa, como ocurre, el tema del independentismo catalán: un 50% del número de nuevos contratos públicos corresponden a la autonomía catalana. Lo que no nos dicen los señores del gobierno es una particularidad que puede justificar esta situación, que parece que indica una contracción de nuestras industrias. El coste laboral de los seis últimos meses del año pasado fue creciendo de mes en mes, de modo que en el 2018 el coste salarial del 4º trimestre supuso un incremento del 0’9% interanual, situándose en 2.039 por trabajador y mes.

Y todo ello nos lleva a una preocupante conclusión: ¿cuántos funcionarios públicos integrados en los agentes de la guardia urbana y los mossos, tiene Cataluña? Y el resultado nos lleva a la preocupante cifra, en enero del corriente año, de 10.631 agentes de la guardia urbana y 16.869 efectivos de mossos de esquadra, un total de 26.500 miembros que, a nadie se le oculta la posibilidad de que, disponer de semejante equipo, pudiera ser lo que para ellos se consideraría el germen de un pequeño ejército. ¿Debería preocupar al Gobierno del señor Sánchez, el hecho de que haya sido precisamente Cataluña, endeudada en más 80.000 millones de euros, la que se siga cargando con un gasto público en “defensa”, muy por encima de lo que sería normal si no existiese la preocupante situación de enfrentamiento separatismo-Estado, que tenemos en la actualidad.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos cuesta entender cómo, en este país en el que nos ha tocado vivir, pueda existir una cantidad de posibles votantes que no sea capaz de ver lo que, a cualquiera que tenga un poco de sentido común se le hace evidente y es que, lo que se está forjando de cara a las próximas elecciones es un gran engaño propagandístico, dirigido a esta parte de la ciudadanía que, ya fuere por rencores atávicos, por sentimientos separatistas o por pertenecer a esta clase de los que viven en el antisistema, los progres, los comunistas libertarios afines a Podemos y muchos de la farándula que, en cuanto se meten en política demuestran que, la mayoría de ellos, están tan lejos de poder opinar, con solvencia, sobre los temas que afectan a la nación y a la ciudadanía, como cualquier analfabeto sobre un libro de filosofía.

 

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