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Diario YA


 

LA ÓPERA MÁS POPULAR DE DONIZETTI, AUTÉNTICA COMEDIA IRÓNICA CON CIERTA CARGA DE CRÍTICA SOCIAL

El Teatro Real recupera “La hija del regimiento”

Luis de Haro Serrano. Esta ópera cómica perteneciente al popular trío bufo de Donizetti; “Don Pascuale” y L’Elixir d ’Amore”, vuelve de nuevo al Real tras más de ciento sesenta años de ausencia -su última presentación fue en 1851- con una coproducción realizada con el MET neoyorquino, la Royal Ópera House Covent Garden de Londres y la Wiener Staatsoper.
Estrenada con poco éxito en la Ópera Comique de París el 14 de febrero de 1840, fue presentada rápidamente en los grandes teatros líricos de todo el mundo, casi siempre con el carácter de estreno. En el Teatro Surrey de Londres se llegó a ofrecer dos veces en el mismo año, una en su versión original  y en la italiana de Jeremy Line. En Estados UInidos se conoció por primera vez en  Nueva Orleans el  7 de marzo de 1843, para ir  incorporándose en sucesivas ediciones, gracias a su atractiva musicalidad, los mejores intérpretes del momento, siendo merecedoras de recordar las realizadas por L. Pavarotti y Jean Sutherland.
Más reciente se encuentran igualmente las de Juan Diego Florez con Natalie Dessay en la Scala de Milán que en sus dos interpretaciones, la última el 21 de abril de 2008, rompieron la vieja exigencia del teatro de no conceder ningún bis, para hacerlo en la conocida aria “Ah mes amís” que, como ya es de sobra conocido, se le  considera como “el Everest” de las arias de ópera. A pesar de sus dificultades técnicas, este título sigue figurando con frecuencia en la programación habitual de bastantes teatros líricos. Según las estadísticas de “opera-base” referidas al periodo 2005/10, aparece en el puesto 31 de los cien títulos más representados.
Su trama está centrada en el sencillo, casi vulgar, libreto de  J.H- Vernoy de Saint-Georges y J-F. Alfred Bayard, preparado sobre una  ligera historia del escritor  Gollmick. El tema de  “la vivandiere” (La cantinera) volvió también a ser utilizado a finales del siglo XIX, con este mismo título, por el compositor inglés W.S.  Gilbert (1836-1911), autor de catorce óperas. Donizetti la compuso durante su periodo de estancia en París, anterior al de Milán de 1840, por un exigente encargo de la Opera Comique de París. Lo  realizó en pocos días. El resultado fue muy irregular. Junto a pasajes bastante sencillos, casi vulgares, en los que se mezclan los momentos hablados con los cantados, realizados con un exceso de marcialidad que desesperaba a Berlioz, se encuentran otros muy hermosos y brillantes, dignos del mejor Donizetti.
Puesta en escena.-: La presentación de esta ópera belcantista había despertado cierta expectación en el aficionado, debido a las novedades que le acompañaban. En primer lugar ser la primera obra plenamente preparada por el actual director artístico, Juan Matabosch, lejos de la diseñada en la ya olvidada etapa de la era del fallecido Gerad Mortier. La presencia de dos grandes figuras; el maestro mexicano Bruno Campanella, un gran belcantista y el director  de escena francés Laurent Pelly, uno de los grandes  creadores escénicos más significativos del momento, además de un doble reparto dotado de una gran calidad.
Sobre un escenario muy abierto en los dos actos, Pelly ha planteado un movimiento escénico de personas y objetos muy vivo, que le ha proporcionado más atractivo a esta sencilla y elemental  historia de amor, haciéndole participar al coro directamente en ella para preparar con sencillez la entrada de los tres grandes momentos de la obra; las arias de Tonio y Maríe situadas al final del primer acto  y el gran terceto en concertante del segundo. Alekxandra Kurzak fue una hija suave y delicada por las buenas formas que ofrece su atractiva voz, que necesitó de bastantes minutos para alcanzar el punto idóneo que señala la partitura, muy bien acompañada por la voz revelación que tiene el  tenor mexicano Javier Camarena, bastante brillante por su delicioso colorido, necesitó también su tiempo para lograr la fuerza y el tono adecuados, consiguiéndolo plenamente.
Bruno Campanella, llevó a la orquesta con acierto y delicadeza. Sonó siempre con gran sentido de la línea belcantista de Donizetti, especialmente en los solos instrumentales.
El coro, como un personaje más de la historia, se movió y cantó con un gran sentido de ese ritmo tan variado que la misma necesita, igual que los tres personajes secundarios; la mezosoprano Ewa Podles (Marquesa de Berkenfeld), Angela Molina (Duquesa de Krakenthorp) y  el bajo Pietro Spagnoli (Sargento Sulpice)

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