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Diario YA


 

tenía muy claro qué es Europa, cuáles son sus raíces, y cuáles no

El XXV Aniversario de la caída de Muro de Berlín y San Juan Pablo II

Daniel Ponce Alegre. Teólogo y Antropólogo. El día 9 de Noviembre de 2014, se cumplían 25 años de la " caída ", y entrecomillo la palabra pues no fue casual sino tras el esfuerzo de algunos políticos y diplomáticos en público, como revela la historia reciente, y muchos otros hombres y mujeres desconocidos, algunos de ellos religiosos/as católicos en la sombra, como está empezando a desvelar la desclasificación del Archivo Mitrokhin, y del que un día prometo hablar pues es un tema interesantísimo; como digo ayer se cumplían 25 años y el Papa Francisco recordó el fundamental papel de Juan Pablo II en ese resultado y que estuvo motivado por el que los rusos y el resto de repúblicas socialistas soviéticas recuperasen sus raíces cristianas de tradición oriental, ortodoxa y bizantina como parte de los dos pulmones de Eurasia y que a lo largo de la Historia han formado la Cristiandad.
Recordemos que ya Juan Pablo II había escrito su excelente, bellísima y profunda Encíclica Ecclesia in Europa en la que trata desde un punto de vista histórico, etnológico y teológico el fundamento cristiano de Europa, sostén no sólo de nuestras libertades sociales y políticas, y de nuestra estructura orgánica más o menos unida, sino de nuestra visión antropológica del prójimo como hermano, pues es hijo de Dios como nosotros, y por lo tanto con los mismos derechos que nosotros, visión totalmente alejada de la antropología del Islam y de las religiones politeistas, filosofías como el budismo y de otras de matriz marxista por supuesto.
Recomiendo encarecidamente, acudiendo a la página web oficial del Vaticano, la lectura gratuita de esta maravillosa Encíclica.
Recordemos también que por aquel entonces, Juan Pablo II, reconoció como Patrones de Europa a los Santos Cirilo ( Kíril ) y Metodio ( Methodi ) junto con el ya Santo y Patrón de Europa Benito, Fundador de la Orden Monástica de Clausura que lleva su nombre, Orden Benedictina. Este hecho, que fue mucho más que un gesto, significó el reconocimiento pleno como Iglesia y como miembros de Europa, y de la Cristiandad, de todos aquellos cristianos evangelizados por los hermanos Cirilo y Metodio mediante lengua eslava y que gracias a ellos se dio a conocer a Cristo a todos esos pueblos del Norte y Este de Europa, siendo un punto crucial para la evangelización de todos los pueblos rusos la ciudad de Kiev, parte fundamental de Rusia, " la rus de Kiev ", junto con pueblos que históricamente han su parte de las rusias como los pueblos bálticos y nórdicos.
Recomiendo la lectura de mi último artículo y del libro sobre la formación de Europa del Sacerdote y Doctor en Historia por la Universidad de Navarra, José Luís Comellas.
Así, en definitiva, podemos afirmar con claridad que San Juan Pablo II, tenía muy claro qué es Europa, cuáles son sus raíces, y cuáles no, y que esas raíces se nutren de dos fuentes o " pulmones " como él llamaba, la romana, católica y occidental, y la ortodoxa, bizantina y oriental, y que la Unidad pasa por la libertad y el reconocimiento de esas tradiciones cristianas, nada que ver con los apartados anglicanos que hace tiempo dejaron a Cristo, tomando como ejemplo La Cristiandad anterior al Cisma de 1054, y dejando de lado inventos divisorios y problemáticos como las " iglesias " uniatas católicas que crean más división y recelos entre nuestros hermanos de oriente como está pasando actualmente en Ucrania y que la actual Diplomacia Vaticana debe considerar con la visión que tuvo Juan Pablo II.
De este tema en concreto trataré en un próximo artículo.

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