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Elecciones en España, Brexit y la opcción del Reino

Daniel Ponce Alegre. Teólogo. El pasado día 23 de este mes de junio, en vísperas del día de San Juan y en unas condiciones climatológicas extremadamente adversas incluso para el clima ya de por sí sombrío del Reino Unido, con bocas de metro inundadas por el agua y el granizo, los ciudadanos ingleses votaron para decidir si permanecían o no en el proyecto iniciado tras la II Guerra Mundial y que actualmente se denomina Unión Europea. El resultado fue 52% a favor de salir frente al 48% a favor de quedarse: una diferencia de algo más de un millón de votos.

Al momento de publicarse este artículo ( me pongo a escribirlo a medio día del domingo con la intención de invitar a la reflexión y para no influir en el voto de nuestros lectores: en este Diario consideramos la libertad rasgo sobresaliente " la libertad de los hijos de Dios " ), muchos ya habrán votado y tomado una decisión en base a múltiples factores más o menos ponderados y más o menos racionales, teniendo en cuenta o no el realizar el voto " como un servicio sagrado con nuestra facultad de raciocinio " como recomendaba San Pablo respecto a todo acto humano. Algunos analistas de estudios estratégicos y comentaristas políticos, sin intención de inclinar el voto a ningún partido en concreto, sí que concluían que todos " debemos votar y participar en la Fiesta de la Democracia ".

Nada más alejado del verdadero espíritu cristiano que invita al bautizado en Cristo, y liberado en él, a votar como un acto responsable y temporal, en este mundo pasajero, para que nuestros hermanos en Cristo en primer lugar, y todos los ciudadanos por extensión, podamos vivir en paz " hasta la Vuelta del Verdadero Príncipe de Paz ", Único Rey Ungido y legítimo por Jahvé el Dios Verdadero, por encima " de los reinos de este mundo, de toda nación, lengua, reino y tribu " como nos recuerdan el Profeta Daniel 2 y el Apóstol San Juan, el mismo al que se recuerda el día 24 de junio, en el libro del Apocalipsis 21.

Tanto en el ámbito local, nacional, como internacional, los seres humanos intentamos establecer alianzas a largo plazo, aunque en algunos casos los políticos tengan intereses cortoplacistas y personales con la intención de mantener sólo el asiento, pero olvidamos la lección que hace más de 25 siglos nos enseñó el Profeta antes mencionado: " intentarán establecer alianzas duraderas pero al igual que el hierro y el barro no se mezclan ellos no mantendrán dichas alianzas ". Recordemos esto siempre, tanto en el momento del voto como a la hora de interpretar los signos de los tiempos y los sucesos políticos, sea el Brexit u otros proyectos transoceánicos o euroasiáticos, incluso mundiales.

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