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Diario YA


 

Lo importante es pasar de puntillas por esta efeméride

En el décimo aniversario del 11 M un manto de silencio lo cubre todo

Javier Garcia Isac. Se cumplen 10 años de la matanza de los trenes de Atocha. El 11 de Marzo pasará a la historia como el día en el que todo cambio; el día en el que perdimos gran parte de nuestra inocencia; el día en el que todos perdimos algo, sobretodo perdimos la poca dignidad que nos quedaba.
Se asesinaron a casi doscientas personas con mas de dos mil heridos y a día de hoy, seguimos desconociendo mucho de los que sucedió aquel fatídico día.
Pero no pasa nada. Rubalcaba y sus mentiras ganaron y dieron pie a lo que posiblemente fue el peor Gobierno de la historia de la Democracia. Gobierno plagado de inútiles e inútilas, de tontos y tontas, de imbéciles e inbécilas. La cadena SER sigue emitiendo desde su privilegiado pulpito. Sigue aleccionando, tergiversando y mintiendo, pero no pasa nada. El Partido Popular lo convirtió en algo molesto, en algo que era necesario olvidar, tapar, pasar página. Pero no pasa nada mientras sigamos comportándonos como borregos y aceptando como buenas las explicaciones que se nos dieron, las explicaciones que se nos dan y las explicaciones que nos darán.
Un manto de silencia lo cubre todo. Nos conformamos con ver a políticos de medio pelo asistiendo a pobres homenajes de recuerdo y a inútiles minutos de silencio. Lo importante es pasar de puntillas por esta efeméride.
Todos tienen algo que temer, algo que esconder, algo que ocultar…Unos por acción y otros por omisión, todos son culpables: pruebas  que desaparecen, suicidas que no se suicidan, juicios y sentencias poco claras, políticos en su inmensa mayoría cómplices del silencio, de la indominia.
El Pueblo Español tiene algunas virtudes y muchos defectos: nos gusta quejarnos y protestar, pero no hacemos nada más que asentir y tragar.
Hace diez años con estos atentados, se cambio la historia de España, pero nada de esto es nuevo. Con el asesinato del presidente Luis Carrero Blanco paso lo mismo, y ahora como en aquella ocasión, lo importante es olvidar cuanto antes.
Echo de menos un pueblo con menos tragaderas. Echo de menos una sociedad más reflexiva, más analítica. Echo de menos el honor, el orgullo. Echo de menos la verdad.
Juegan con nosotros, pero no todo es toda culpa de los malos políticos. No todo es culpa de los conspiradores. No todo es culpa de los manipuladores, de los medios de comunicación y sus infumables programas destinados a adormecer conciencias. No todo es culpa de los escritores. No todo es culpa de los sindicatos ladrones. No todo es culpa del Rey o Ramoncín. Ni siquiera de Gabilondo.
Nosotros tenemos nuestra parte de responsabilidad, nuestra cuota de culpabilidad. Miramos a otro lado y nos dejamos manipular. La actual clase política nos tiene cogida la medida. Sabe de nuestras debilidades y sobretodo, conoce perfectamente como mantenernos entretenidos.
Somos el único país de Europa donde no nos cuestionamos nada excepto nuestra propia historia, nuestra propia nación, nuestra propia naturaleza, nuestra propia existencia…en cambio, no cuestionamos nuestro papel en Europa, nuestro lugar en un mercado en el que cada día pintamos menos. Asumimos el papel que otros nos han asignado. Somos díscolos en lo superfluo y complacientes en lo importante.
El 11M es un ejemplo más. Un maldito ejemplo de lo que somos, de en lo que nos hemos convertido. A nadie parece importarle ya ni las víctimas, ni los sucesos, ni los motivos. El problema estará cuando seamos nosotros las victimas de otro 11M y las generaciones venideras olviden con tanta facilidad como nosotros estamos olvidando este 11M del  2004.
Javier Garcia Isac
Una Hora en Libertad
 

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