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Diario YA


 

AES antes y la incorporación de VOX ahora son formaciones que no debe ningunearse su importancia

España depende de nosotros

Fernando Z. Torres. El pasado 16 de enero se presentó VOX. Un nuevo proyecto político abanderado por Santiago Abascal, presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española y exmiembro del Partido Popular. El nacimiento de nuevas formaciones políticas que nutran y amplíen el abanico de posibilidades de elección de los españoles, siempre es bienvenido y es síntoma de madurez democrática. Sin embargo, este alumbramiento no supone una puesta en marcha cualquiera. No lo es porque su razón de ser fundamental es el descontento. El desencanto de la sociedad civil teñido de desilusión. La consecuencia pacífica de una traición sangrante sobrevenida por omisiones chirriantes. La plasmación del dolor del zarpazo que propina aquel que es sabedor de que engañó a sabiendas. Y es que el Partido Popular lo hizo. Faltó a la verdad en la campaña electoral de las elecciones de 2011. No era necesario ser un erudito, bastaba con estar al día de lo que ocurría, para saber que lo que en aquellos días previos al 20 de noviembre se manifestaba con fervor desde los púlpitos populares era de imposible materialización. Algunos lo avisamos en conversaciones a nuestro entorno y actuamos en conciencia. Se hablaba concretamente de crear 3,5 millones de empleos, de no ser necesario rescate bancario alguno, de bajar los impuestos, de solucionar el proyecto de secesión catalana, de promover la ilegalización de partidos contemporizadores con el terrorismo....bien, pues además de incumplir todo esto, sobrevuela sobre Génova 13 el fantasma de la financiación ilegal del PP y sus dirigentes siguen pretendiendo hacer comulgar a los españoles con ruedas de molino.

No cabe duda que el surgimiento de nuevas formaciones políticas, a izquierda y derecha, desestabiliza a los dos grandes e inquieta entre sus filas a aquellos que no conocen otro medio para ganarse la vida, reconociendo a los “nuevos” como intrusos en el olimpo de los elegidos, posibilitando un trasvase de votos que les impidan alcanzar por enésima vez cuero y moqueta. AES antes y la incorporación de VOX ahora son formaciones respecto de las cuales no debe ningunearse su importancia. Si bien es cierto que el PP siempre mantuvo desde las tendencias más conservadores a las más liberales al no existir otra opción, no es menos cierto que la desazón que impregna el corazón de la desdicha del votante de derechas, puede romper, más pronto que tarde, esa unidad. Es indubitable a todas luces que quien más cedió en el engaño de la Transición fue una derecha acomplejada por sentirse culpable de una época anterior. Esa preocupación por querer estar a la altura del momento histórico que se producía en aquel tiempo, propició una serie de cesiones de no retorno que nos trasladan a la época tiznada de profunda tribulación que hoy vivimos. De otro lado, UPyD y Ciutadans quizá den alguna sorpresa.

Los artífices de la estructura rocosa y viciada de la España actual no van a mover un dedo por rectificar algunas de las actuaciones que hoy nos castigan de forma inmisericorde. Su estructura, su sistema, reposa sobre unos cimientos endebles respecto de los valores pero consistentes en cuanto a la defensa que de él hacen PP y PSOE. Ya no valen más excusas. El mal menor no existe. A riesgo de no conseguirlo es imprescindible intentarlo. El nacimiento de nuevos partidos posibilita acabar con el hormigón democrático que adolece ya de aluminosis terminal. El revestimiento de ciudadanos con derechos y deberes con que nos dibujan los políticos cada cuatros años, ha de ser el momento de impulsar el cambio. Lamentarnos de lo que no hicimos estando en nuestra mano sólo nos hará cómplices de nuestra desgracia.

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