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Diario YA


 

“El hombre no vive, como las bestias salvajes, en un mundo de cosas meramente físicas, sino en un mundo de signos y símbolos.” Pitigrilli.

Esta España que reniega de sus símbolos y su integridad

Miguel Massanet Bosch. Estamos empezando a creer que hemos entrado en una cinta, sin fin ni retorno, en la que la sociedad se deja trasportar, sin casi oponer resistencia, hacia los dominios de la insensatez, la amoralidad, la falta absoluta de principios éticos, el caos, el desenfreno y la más absoluta e incontrovertible falta de otros objetivos que no sean lo que los romanos definían como el “carpe diem, quam minimum credula postero ‘Aprovecha el día, no confíes en el mañana’” del poeta romano, Horacio.
Es imposible concebir que, hoy en día, sea posible que un gobierno de la nación española, ya esté en el pleno ejercicio de sus poderes o en situación de interinidad, como es el caso del gobierno de España, actualmente “en funciones”; renuncie a aplicar la ley, deje que se le burlen a la cara una serie de insurrectos catalanes y no haga nada, tome medida alguna o inicie procedimientos sancionadores para impedir que, la propaganda separatista siga formando parte de la mayoría de medios de comunicación asentados en la comunidad catalana. La insistencia con la que la TV3 o Catalunya Radio se saltan las reglas en muchos de sus programas, utilizando frases injuriosas hacia España, sus autoridades, sus tribunales de justicia, su Constitución y las instituciones de las que nos dotamos los españoles, al tiempo que siguen haciendo propaganda para captar adeptos, pidiendo a los ciudadanos catalanes que se unan a aquellos que tienen como objetivo y finalidad la separación de la autonomía catalana del Estado español, para constituirse en estado independiente.
¿Cómo es posible que nuestros gobernantes se muestren ajenos a lo que se está perpetrando en emisoras radiofónicas o en los platós de la TV catalana, desde donde se miente descaradamente a cerca de la justicia española, se acusa a nuestros jueces de ser prevaricadores, se defiende a unos presuntos delincuentes contra la soberanía nacional, culpando a la Justicia española de ser causante  de una persecución contra unos señores por sus ideas y no, que es lo que realmente ha ocurrido, por estar persiguiendo a una serie de señores, políticos catalanes, a los que se les acusa de hechos tan graves como son el querer atentar contra la unidad de la nación española, cometer prevaricación, malversación de caudales públicos y, todo ello, con la agravante de que, muchos de los encausados, eran funcionarios públicos dispuestos a saltarse las leyes estatales para favorecer la insurrección de una parte de los ciudadanos catalanes.
Aquí se ha tolerado que se quemasen retratos de los reyes, de los políticos y de las autoridades, públicamente; lo mismo ha ocurrido con banderas españolas y demás símbolos de la soberanía nacional. No ha ocurrido nada y, para más INRI, a algunos tribunales les ha parecido que estos actos de puro gamberrismo no constituían infracción alguna por pertenecer, según su criterio, a una forma de la libertad de expresión. Buscar entre los ciudadanos españoles del Siglo XXI a algunos que se hayan atrevido a denunciar a los culpables de los continuos sucesos que ocurren en escalerría, donde se pone en la picota a la guardia Civil, se les injuria, se les ataca, se les denigra y se les hace la vida imposible, es buscar una aguja en un pajar. Proteger a quien se atreva a izar una bandera nacional en Cataluña o el País vasco es impensable y, aún más, se considera que el que lo haga comete una provocación respecto a aquellos que se han hecho los dueños, con sus amenazas y chantajes, de las calles de todas aquellas localidades vascas y catalanas.
Es más, el propio gobierno socialista en funciones (para hacer semejantes estupideces parece que no tienen pegas, algo que no sucede cuando deben abonar las cantidades que se les deben pagar a las autonomías, en concepto de financiación) no ha tenido la menos objeción a permitir que, en Navarra ( antigua aspiración de los etarras de hacerse con dicha autonomía para completar lo que, para ellos, es la nueva nación vasca y, de esta forma, intentar hacerles la competencia a los separatistas catalanes) y en su parlamento hayan entrado representaciones del  partido de los etarras ( antigua ETA), sólo para conseguir que la socialista,  señora Chivite, pueda ocupar la presidencia evitando, con ello, que Navarra suma, la coalición de C´s, PP y los nacionalista navarros, los que ganaron las elecciones, hayan podido renovar el mandato que venían ostentando desde hacía años, gracias a incorporar a los abertzales de Bildu.
Es evidente que el señor Pedro Sánchez y sus huestes socialistas, mientras siguen en este peloteo con los señores de Podemos (no olvidemos que son partidarios de ceder en la cuestión catalana) manteniendo en vilo a la ciudadanía respeto al resultado final de semejante tejemaneje, que lo único que consigue es que la situación de interinidad en la que se encuentra el gobierno provisional, se vaya alargando de una forma excesiva, de la que los verdaderos perjudicados son, precisamente, los españoles que se ven privados de la seguridad jurídica que le proporciona el que los temas fundamentales objeto de la actividad parlamentaria, como es la tramitación de nuevas leyes, queden a la espera de que los proyectos sean estudiado y aprobados en el Parlamento de la nación.
Sin embargo, el no querer entrar en el tema catalán, algo que es evidente que el señor Sánchez quiere evitar a toda costa, se está produciendo que, en la Generalitat catalana, con un parlamento catalán en horas bajas y poco actividad y un presidente Torra prácticamente enfrentado al resto de partidos catalanes, incluso los que también piden la independencia; se está facilitando que, en los organismos afectos al soberanismo, que son prácticamente la totalidad de los que funcionan en Cataluña, se tengan actos, tertulias, reuniones, simposios etc. encaminados, todos ellos, a fomentar el separatismo, atacar al gobierno central, desacreditar a los jueces españoles criticando todas sus decisiones, incluso o preferentemente las del TS, y defender a ultranza a los políticos que siguen en prisión preventiva, en tanto aparece la sentencia en la que se decidirá sobre su futuro. Así, en la TV3· y dirigido por una de las periodistas catalanas más involucradas en la propuesta soberanista, la señora Helena García Melero, por las tardes se emite un programa de opinión, titulado “Tot es mou”, en el que la directora, acompañada de un ramillete de los más radicales y fanáticos defensores de la independencia de la comunidad catalana, se dedican, con una devoción más que monserratina, a calumniar, disparatar, desbarrar, despotricar y poner de chupa de dómine a cualquiera que se muestre contrario a su obsesión separatista, aunque los asistentes, entre los que no faltan abogados, se olviden de que lo que vale en un juicio no son los argumentos de los letrados en defensa de la causa de sus clientes, sino lo que definitivamente resuelven los jueces y que, presuponer que los jueces van a faltar a la imparcialidad, a la decencia y a sus obligaciones como tales, para prevaricar, es dudar de que la Justicia se aplique tal y como se deriva de la legislación española con honradez, rigor y lealtad a la Constitución.. Claro que, si lo que se pretende es que los encausados por los hechos de 1ºO, sean juzgados de acuerdo con los conocimientos legales de la señora Rahola y de la misma Helena Melero y, ya no digamos, del ínclito y paranoico señor Quim Torra, entonces podemos estar seguros de que esto, por mucho que lo intenten y hagan propaganda de ello, no va a ocurrir en manera alguna porque sería tanto como elevar a la categoría de sublime el fruto de la mayor ignorancia y desprecio por la democracia.
Lo que ya no podemos decir es que, de lo que vaya a suceder, una vez que el TS dé a conocer la sentencia sobre las responsabilidades probadas de los encausados, si el señor Sánchez, que en ninguna ocasión lo ha querido desmentir de una forma categórica y los condenados, tal y como está previsto en la Ley, lo pidieran al nuevo gobierno que pudiera salir de la sesión de investidura o de las elecciones que se pudieran celebrar, a falta de acuerdo para lo primero; es muy posible que el nuevo ejecutivo se decidiera a enmendar las posibles sentencia del TS mediante la aplicación del derecho de indulto que les está reservado exclusivamente al Gobierno, siempre previa consulta al tribunal que emitió la correspondiente sentencia.
Estamos, pues, ante una situación en la que el señor Sánchez, mientras se muestra dispuesto, como no podía ser de otra manera, a aceptar la sentencia que pudiera salir del TS, sólo para el caso en que considerase que le sería favorable a sus intereses particulares, primero o a los del PSOE en segundo lugar, el usar de esta facultad excepcional de indultar a todos o parte de los posibles condenados, es muy posible que lo utilizara como una forma de chantajear a los nacionalistas. Existe otros medios, menos aparentes y más fáciles de llevar a la práctica que el posible escándalo que pudieran producir unos indultos en el caso de unas condenas tan graves si se confirmaran las peticiones de los fiscales, que consistiría en aplicar condiciones penitenciarias de cumplimiento de las condenas favorables, como la de trasladar a todos los posibles reos a prisiones cercanas y dentro de la autonomía catalana o aplicar medidas de gracia como las que se pueden obtener por buena conducta, impartir clase o cualquiera de las maneras con las que hoy es posible que, una condena de larga duración, quede convertida en un mero paseo por las cárceles, antes de que se les conceda un tercer grado.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, en este caso con más conchas que un galápago, acostumbrado a que, la experiencia de muchos años de observar a los políticos y la política, desde el puesto de su “doctorado” como observador desde el nivel de la calle, no me voy a sorprender lo más mínimo sí, todo este entramado que han montado los separatistas en Cataluña, acabe con la puesta en la calle de los posibles condenados, ante el asombro y disgusto de quienes, desde el TS, los hubieran condenado y la satisfacción y regocijo de todos los separatistas que, seguramente, se servirán de ello para seguir en su campaña de ir acosando al Estado español convencidos de que, no van a tardar mucho tiempo en conseguir lo que llevan pidiendo desde hace años. Y ¿el resto de España qué diría en este caso? ¡Pues que va a decir, que no sea previsible en un pueblo que abjura de su bandera; le importa un rábano que una parte de España reniegue de ella y que sólo le importa el fútbol, la revista As o Marca y, si se tercia, la lotería! Pues van a claudicar, porque no olvidemos que ya hay un tercio de la nación española que se está volviendo objetora de la unidad de la nación y aspira a seguir el ejemplo catalán. Todo ello con un gobierno de izquierdas al mando del señor Sánchez y con todo un plantel de ministros incapaces de decir una palabra sensata, no cabe esperar nada que no sea el desmoronamiento integral del Estado español y, como es natural, ¡esto duele, y mucho!