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Diario YA


 

“Los hombres sólo se unen con sinceridad socialmente cuando se trata de reventar a un tercero.” Enrique Jardiel Poncela

Fallan las matemáticas a la hora de formar mayorías estables en España

Miguel Massanet Bosch. Es obvio que, cuando se trata de barajar cifras o hacer cálculos matemáticos los que somos de letras no estamos capacitados para manejarnos con soltura en este difícil campo y es preferible que acudamos a los expertos para que nos ayuden a tan ingrata tarea, si es que no queremos hacer el ridículo. No obstante, en esta ocasión nos atreveremos a hacer algunas simples sumas que nos ayuden a entender lo que están tramando nuestros políticos en su afán de hacerse, como sea, con el gobierno de nuestra nación.

Para ello nos limitaremos a utilizar uno de los gráficos que los días posteriores al 20D proliferaron en las páginas de todos los periódicos que se publicaron en este país. Se está hablando de la dificultad que va a tener el señor Rajoy del PP para conseguir los apoyos precisos para ser investido de nuevo presidente de la nación española. Sin embargo se le dan más posibilidades al señor P.Sánchez del PSOE, porque por el lado de la izquierda tiene un abanico más amplio con el que poder llegar a alianzas que le pudieran conducir a la Moncloa. Puede que esto fuera cierto hasta que ayer los barones socialistas, en su reunión con el secretario general del partido, acordaron que no se pactaría con Podemos si el partido de Pablo Iglesias no renunciaba de una forma solemne y pública a apoyar cualquier referéndum de autodeterminación que pudieran proyectar los separatistas catalanes. Una prohibición que, en un principio iba dirigida especialmente a los bolivarianos de Podemos, pero que, sin duda, les ha cerrado las puertas a cualquier pacto con ERC o con los mismos de Democracia y Libertad, antiguos miembros de CDC, puesto que en el caso de ambas formaciones es evidente que, en modo alguno, estarían dispuestas a renunciar a su proyecto independentista y a la celebración del referéndum plebiscitario.

Así las cosas no vemos posibilidad matemática de que una coalición con Podemos, aunque se les incorporaran el PNV( algo poco creíble) Bildu, Izquierda Unida y coalición Canaria (170 escaños); si Ciudadanos se mantiene, como hoy ha ratificado la portavoz en Cataluña, I.Arrimadas, en no formar parte de ningún gobierno – salvo en el hipotético y poco probable caso de que se consiguiera una coalición PP, PSOE y C’s –; que alcanzara a sumar los escaños precisos para obtener la mayoría absoluta en el Parlamento de la nación ya que, en el caso del Senado, la mayoría absoluta la han reeditado los señores del PP. No alcanzamos a entender, pues, el intento de formar una coalición que, a diferencia de lo que ha propuesto el señor Albert Rivera, de un gobierno tripartito formado por PP, PSOE y Ciudadanos, situación en la que se superaría con creces la mayoría absoluta, en el resto de opciones no alcanzamos a encontrar ninguna que fuera capaz de reunir los escaños necesarios (176). Esto nos presenta una dificultad añadida. ¿Qué ocurrirá en España si la situación de interinidad se prolonga, si la gobernación del gobierno en funciones del PP se prolonga en el caso de que nadie consiga la mayoría absoluta? ¿Se le permitiría al PP gobernar en minoría por ser el partido más votado?

O, acaso se debería acudir a repetir otra vez más los comicios para intentar conseguir un resultado menos complicado. Dudamos mucho de que, así como están actualmente las tendencias políticas de los ciudadanos, dada la gran inestabilidad del voto y el innegable avance, a pesar de sus contradicciones y metidas de pata del partido Podemos, la celebración de nuevas legislativas consiguiera alterar sustancialmente los últimos resultados obtenidos y, muy probablemente, a los socialistas les costarían una nueva pérdida de votos que, indudablemente, irían a parar a la bolsa de Podemos que sería, con toda probabilidad el que saldría más beneficiado de una repetición de elecciones. Claro que quedan las posibilidades de gobiernos minoritarios.

En este caso sí que pudiera darse la posibilidad de que juntándose el PSOE, con Podemos e IU pudiesen superar a los 123 escaños con los que cuenta el PP; dada la terquedad que parece que se ha instalado en el partido de Ciudadanos, que parecen decididos a hacerse los importantes manteniendo una postura inamovible que, en su pasada reunión con Rajoy, sufrió una variación respecto a lo que anteriormente manifestaban cuando se habló de que, en esta ocasión debería también abstenerse en la votación el PSOE, para que ellos optaran por la abstención ya que, en caso contrario, votarían no. Y es que el señor Ribera todavía no ha valorado suficientemente el hecho de que, estando subiendo como la espuma durante la primera etapa de la confrontación electoral, se quedara estancado y acabó perdiendo muchos de los escaños que se le atribuían, precisamente por su ambigüedad y falta de claridad respecto a quienes podría apoyar en el caso que, como sucede ahora, no hubiese mayorías absolutas. Sólo se entiende que esto sucediera si, el candidato de Ciudadanos, tuviera la absurda esperanza de ser él el que conseguiría la mayoría de votos y sería el partido más votado.

En todo caso, un gobierno, como el que se perfila en el horizonte político de España, formado por la coalición del PSOE, un partido perdedor empeñado en no respetar la tradición de permitir gobernar al partido más votado, uniéndose a otro partido de extrema izquierda, de raíces bolivarianas y con unas propuestas económicas verdaderamente irrealizables y contrarias a las que hemos estado llevando a la práctica en los últimos 4 años, que han sido las que nos han ganado la confianza de los inversores foráneos y de toda la Europa comunitaria; es evidente que no es precisamente lo que a Bruselas y a las naciones más potentes de la CE más les gustaría.

El sólo pensar que, como anuncia Sánchez y, seguramente, le parecería de perlas a Pablo Iglesias, de retroceder en el tema de la reforma laboral, volver a la criticada situación anterior y optar por enfrentarnos a las políticas europeas, que son las que nos han permitido superar la crisis y empezar a recuperarnos de una manera evidente aunque parece que, ni a Sánchez ni a los de Podemos, les interesa reconocer que estamos en la buena senda y que, el “cambio”, que se empeñan en pedir, no puede tener otro resultado que asustar a nuestros inversores, enfrentarnos a la UE y pretender, como intentaron los griegos, navegar por nuestra propia cuenta, digan lo que digan desde Europa. Evidentemente que no nos entusiasma una coalición de PP, PSOE y Ciudadanos (Aunque, si fuera posible el acuerdo PP y PSOE, no sería necesaria la colaboración de Ciudadanos), pero muchos nos tememos que, si se quiere mantener, con posibilidades de éxito, la estabilidad de la nación, conseguir tranquilizar a la CE y sustentar la confianza de nuestros inversores y nuestra prima de riesgo e intereses en los niveles actuales o parecidos, la única combinación que lo conseguiría sería la de los dos partidos que más votos han conseguido en los últimos comicios.

Dudamos, no obstante, de que pueda suceder, aunque mantengamos la esperanza de una rectificación en última hora de los socialistas, si es verdad lo que vienen repitiendo, una y otra vez, que les preocupa España y los españoles, que ayudara a estabilizar la situación lo que, sin duda, sería muy afectivo y decisivo a la hora de afrontar el desafío independentista catalán que, a la vista de las últimas noticias que se reciben de dicha autonomía, cada vez parece que los partidos que mantienen el pulso para hacerse con la Generalitat, se ocupan más de sus intereses de partido y sus utopías separatistas que de conseguir restablecer la confianza de la ciudadanía y buscar el medio de hacer recobrar una normalidad, que nunca debiera de haberse puesto en cuestión.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos parece una locura y una traición a España y al pueblo español, enzarzarse en venganzas personales, poner por delante los interese particulares o de partidos a los de la nación española o utilizar la mentira, el engaño, la distorsión de la realidad, el ataque personal al líder del PP y el intento de confundir a la ciudadanía, para hacerse con la gobernabilidad del país; de modo que se corra el riesgo de que sea una legislatura corta, deletérea para España y su economía, de enfrentamiento con la CE y el resto de países que nos han ayudado a recuperarnos y con la posibilidad de que tengamos que volver al punto de partida, anterior a las elecciones del 20 de noviembre del 2011, dando por perdido el sacrificio que ha sido preciso hacer, durante esto cuatro años, para alcanzar la recuperación actual, aunque algunos ilusos se empeñen en no querer reconocerlo.

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