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Diario YA


 

Feliz año electoral y crítico

Abel  Hernández. 01 de enero.
 
Hace un año por estas fechas el presidente Zapatero prometía a los españoles pleno empleo y un crecimiento sostenido de más del 3.5 por ciento. Estamos en recesión y hemos superado el récord de parados. Así que es inútil fiarse de las previsiones oficiales y muy arriesgado hacer pronósticos particulares para el 2009. Hay, sin embargo, algunas apuestas certeras: será un año crítico, o sea, dominado por la crisis económica, que no lleva trazas de ceder en los próximos meses, sino todo lo contrario, y será en España un año electoral, que puede marcar el rumbo político del futuro.

En el momento más agudo de la crisis económica, la próxima primavera, se sucederán las elecciones gallegas, las vascas y las europeas. Lo lógico sería que el partido en el Gobierno sufriera en estas circunstancias el castigo de los electores, confirmando la tendencia a la baja que ya indican las encuestas; pero dados los intereses en juego y la agobiante presión sobre el electorado, aquí la lógica salta con frecuencia por los aires. En Galicia los partidos gobernantes tienen muchas ventajas a la hora de mover los hilos y las voluntades y en el País Vasco suelen funcionar políticamente a contrapelo de lo que ocurre en el resto de España. Quedan las europeas, que serán un test importante para medir las posibilidades futuras del Partido Popular y, sobre todo, de su líder actual, Mariano Rajoy. Un batacazo electoral esta primavera pondría seriamente en cuestión su liderazgo. Por el contrario, un triunfo claro lo reafirmaría.. Algo parecido pasa con Zapatero, que, sin embargo, tratará de agarrarse al poder como a un clavo ardiendo, aunque tenga que hacer cien pactos inverosímiles y cien promesas falsas.

Otros asuntos que generarán interés informativo y seguramente polémica en este año nuevo son: el reparto de fondos a las comunidades autónomas, obligado por Cataluña; el dictamen, por fin, del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán y, esperemos, sobre el matrimonio homosexual; los cambios en el Gobierno vasco y la actividad del terrorismo etarra, que acaba el año con coche-bomba; el reajuste de Gobierno para seguir tirando; las nuevas leyes del aborto y la eutanasia; y los previsibles brotes de protesta y agitación social en las fábricas y en la Universidad. Queda, además, un amplio margen a lo imprevisible, que es algo con lo que hay que contar con seguridad.

Así que 2009 viene con aspecto hosco y amenazante. Habrá que consolarse con eso de que de otros años peores hemos salido o de que no hay mal que por bien no venga. A muchos poderosos -del mundo de la política, de los negocios o de la prensa- se les están bajando los humos, y se ha comprobado fehacientemente lo que se sabía hace tiempo: que la avaricia acaba por romper el saco. 

 

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