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“la Cataluña histórica, romántica y emprendedora que venden los independentistas no la crearon ellos"

Ferrer-Dalmau: 'Nuestra historia nos hace españoles'

Begoña Marín. El pintor de batallas considera que “la Cataluña histórica, romántica y emprendedora que venden los independentistas no la crearon ellos, sino los catalanes con seny"

Mientras Artur Mas anunciaba ayer un referéndum para el 9 de noviembre, el catalán Augusto Ferrer-Damau daba las últimas pinceladas de un cuadro con un par de carabineros sobre dos caballos tordos. El jinete más joven se acerca a su mayor, bigotudo y sujeto a los corceles con pose de jotero, y le mira de reojo con aire de aprobación. El veterano se mantiene impávido, pero su caballo alza el cuello iluminando su morro rosado al sol. Al fondo, una polvareda revela un ejército de fieles seguidores que les siguen al trote. Por un momento la escena recuerda a una secuencia de Horizontes de Grandeza en la que Charlton Heston acomaña al Major Henry Terrill por el Gran Cañón. Cabalgan en soledad, durante unos segundos, hasta que el resto de los cowboys decide unirse.
 
Ferrer-Dalmau podría ser el Major Herry. No lleva bigote, pero sí barba de tres días cuando se encierra a pintar sin parar. Tampoco tiene caballo, aunque montó durante muchos años y los pinta como ningún otro. Y a pesar de que el amigo que siempre le acompaña no es tan fornido como Heston y nació en Ferrol, es tanto o más leal en su combate contra el nacionalismo. No está solo. “Me consta que hay muchos que piensan como yo”, como los soldados detrás de las manchas de polvo de su cuadro. Se siente más español que cualquiera aunque tenga un apellido “catalán hasta la médula, Ferrer-Dalmau, y provenga de la burguesía que vio enriquecerse Cataluña. Sus galones son de viejo abolengo. Por eso le resulta especialmente “grotesco que los más nacionalistas sean los hijos de la emigración, renunciando a sus orígenes para apropiarse de una historia falseada que no es la suya”.
 
El conocido como “el mejor pintor de batallas” es fiel a la historia de “Cataluña, que es la española”. Y por eso recrea tanto contiendas carlistas como de frentes catalanes en los que no faltan banderas españolas, “por mucho que a algunos les duela”. “La Cataluña histórica, romántica y emprendedora que venden los independentistas no la crearon ellos, sino los catalanes con seny, que creían en el trabajo y el esfuerzo común”, indica. “Pero es su gran negocio y no renunciarán a ello”.
 
 
 Reconocido en EE UU
 
A Ferrer-Dalmau, sin embargo, no le resulta tan rentable exaltar el patriotismo español. Sus cuadros sobre la carga de Alcántara, los tercios de Rocroi o Agustina de Aragón son de una emotividad de musgo fresco en un nacimiento de figuritas con los ojos borrados. Pero no aparecen en los circuitos de artistas oficiales. Sus obras son de la calle, del acervo popular, y también del público internacional. Único miembro europeo de la Internacional Society War of Artist, está muy bien posicionado en EE UU. Le bastó pintar una batalla actual sobre el terreno, como la de Afganistán en La Patrulla, para captar la atención mundial. Ningún otro pintor español había colgado en un museo un conflicto contemporáneo, con trajes de camuflaje y fusiles en vez de chaquetas y rocines. Perez-Reverte escribió en el dorso del cuadro “Durante siglos en cada una de sus huellas estuvo España”.
 
Al igual que su colega Cusachs, ha triunfado al margen del nacionalismo, “un anacronismo rancio en el mundo global en el que estamos”. Resulta curioso que sean precisamente dos catalanes los que más hayan honrado la historia de España. Son los Meissonier o Detaille franceses, los que se han dejado la piel de los dedos en las glorias militares de su país.
 
Hace ahora cuatro años Ferrer-Dalmau tuvo abandonar a su lugar de origen. “Asqueado por la corrompida manipulación, la mentira y el clima antiespañol” que vivía, plegó su caballete con olor a trementina y más números de teléfono que personas que pueda recordar, y se largó. “Tenía que pagar cantidades ingentes de dinero para que mi hijo estudiara en un colegio privado de lengua inglesa. Me niego a que sea un analfabeto y se críe en un círculo pueril y lleno de prejuicios”.
 
Con la perspectiva que sólo dan los años o “el reflejo de un cuadro en un espejo”, el artista predice con facilidad el resultado de la consulta que anunciaba ayer Mas: “el independismo tiene los días contados”. “Es cuestión de tiempo que los catalanes abran los ojos. El español y el inglés tienen cada vez más peso en un mundo globalizado”.
 
 
En ocasiones Ferrer-Dalmau elige un polo con el ribete de la bandeja rojigualda para sentarse frente al cuadro que le lleva mareando días. En otros momentos la mano le lleva a una de las camisetas militares que conserva de su paso por Qala-in-Naw. La mayoría de las veces es un polo blanco al peso. Todos acaban pintarrajeados, con el mismo polvo que si cabalgara por el Gran Cañón o por las laderas de San Marcial. España no ha conocido a un artista más comprometido con su patria. Está vivo y pinta tan bien como los muertos. También habla como ellos: “Estamos unidos como nación en lo bueno y en lo malo. Nos respaldan muchos siglos de triunfos y derrotas. Nuestra identidad se ha enriquecido con gentes de toda la península, con la cultura de otros pueblos. Y somos culpables de los mismos pecados y agraciados con idénticas bondades. Cataluña siempre será España”.        

Publicado en La Gaceta

  http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/politica/nuestra-historia-nos-espanoles-20131212

 

Etiquetas:Ferrer-Dalmau