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Diario YA


 

El protagonista del día es Leonardo da Vinci

Fue en plenitud un sabio del Renacimiento

Javier Paredes. El protagonista del día es Leonardo da Vinci, que nació el 15 de abril de 1452 en las cercanías de Vinci, a unos kilómetros de Florencia. A Leonardo se le recuerda, sobre todo, por los cuadros de La Gioconda y La Última Cena, y en este sentido se dice que fue un pintor. Pero en realidad, Leonardo fue también un escultor, un arquitecto, un científico, un anatomista, un poeta, un urbanista, un músico, un filósofo, un inventor… Lo fue todo, fue en plenitud un sabio del Renacimiento.

 

De Leonardo llega a afirmar Giorgio Vasari que “llegó a tener unas concepciones tan heréticas que no se aproximaba a ninguna religión, pues tenía en mucha más estima el ser filósofo que cristiano”. Y este juicio les ha servido a los enemigos de la Iglesia, cobijados bajo el enorme prestigio de un genio como Leonardo, para afirmar que la fe es incompatible con la ciencia, el arte, la filosofía…

 

Sin embargo estos mismos que se apoyan en Vasari para destilar sus prejuicios contra el Cristianismo, no cuenta todo lo que dijo Giorgio Vasari de Leonardo da Vinci. A la hora de la verdad, a la hora de la muerte, en esos momentos en los que uno ya no necesita engañar a nadie, ni siquiera a uno mismo, el gran tratadista Giorgio Vasari que si es una buena fuente para unas cosas, no puede dejar de serlo para lo que no nos conviene… Pues el gran tratadista Giorgio Vasari nos cuenta cómo fueron los últimos días de Leonardo da Vinci:

 

“Cuando llegó a la vejez, estuvo muchos meses  enfermo; y al ver cercana la muerte, disputando de asuntos católicos, volvió al buen camino y se convirtió a la fe cristiana en medio de un gran llanto. Se confesó y se arrepintió, si bien no podía mantenerse en pie; sostenido por los brazos de sus amigos y criados, quiso  tomar el Santísimo Sacramento fuera de su lecho. Llegó el rey [Francisco I] que le visitaba a menudo con mucho cariño. Sentándose en el lecho reverentemente, le relató sus males y los hechos en los que mostraba cuánto había ofendido a Dios y a los hombres en el mundo, por no haber obrado en el arte como era debido”
 

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