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Fuet ibérico: exquisito y tradicional sabor

Sin piel o con ella, grueso o en rodajas finas, el fuet es un ibérico exquisito en cualquiera de sus diferentes presentaciones. Uno de los mejores tipos, sin duda, es el que cumple con un proceso totalmente tradicional, en el que se recubre el fuet con una tripa natural, lo que permite degustar un fuet real ibérico.

Gracias a las empresas de embutido que aún mantienen el fiel procedimiento de curación, permiten a los comensales disfrutar de un producto de calidad, al incluirlo en platos elegantes o acompañamientos de centro de mesa.

Proceso de curación
Este fuet ibérico de excelente calidad garantiza 90 días de curación, es un estándar que mayormente usan las mejores empresas, ya que definitivamente promete sabor. El primer paso para el proceso de secado consta de la extracción de toda la humedad del interior de la carne por medio de sus diferentes estados, como por ejemplo:
1-Recién embutido: mantiene el aspecto de una butifarra, se encuentra sin moho, sin arrugas y muy fresco.
2-Siete días de secado: apenas aparece un cambio, ciertas señales de moho y se puede ver la superficie rugosa, sin embargo, al tocar el fuet sigue estando tierno.
3-Veinte días de secado: después de este tiempo ya puede comerse, pero no se degusta en su punto exacto de sabor. Ya que apenas, la superficie se ha cubierto de moho más blanco, y hay muy poca dureza.
4-Un mes de secado: para entonces, ya el color del fuet pasa de rosado a morado, se siente la dureza y el color blanco de un moho que desapareció por la poca humedad.

Es muy popular en la gastronomía catalana y muy atesorado por sus características organolépticas, el fuet ibérico magro generalmente, no requiere de una curación prolongada, debido a su naturalmente suave carne que aloja hongos los cuales ayudan a la pronta maduración. Sin embargo, la espera por disfrutar de su sabor inspira a mantenerlo entero por unas semanas más.

Conservación y consumo
Una vez más se ha demostrado ante el mercado que el ibérico artesanal es el producto más solicitado en cuanto a sabor, variedad y buen gusto. Las preferencias varían según el paladar de cada persona, sin embargo, los comensales que realmente disfrutan de estos platos saben que un ibérico natural se consume con la tripa tradicional.
Como recomendación se plantea conservar el fuet entre 2º C y 8º C, mantenerlo alejado de olores o sustancias posiblemente fuertes. Asimismo, se debe mantener en un ambiente fresco y totalmente seco.
En caso de comenzar a consumirlo se recomienda cortar exactamente solo lo que se vaya a comer y nuevamente dejarlo en un sitio seco. También se puede añadir aceite de oliva en el extremo cortado y posteriormente envolver con papel transparente. Es importante buscar los ibéricos libres de lactosa y gluten para mayor sabor y conservación.

Cómo degustarlo
No existe nada escrito cuando de sabor se trata. Sin embargo, el fuet es un embutido que se puede disfrutar tanto en corte recto, rodajas u oblicuo, siempre que se prepare de manera adecuada. Hay personas que opinan que la piel que lo recubre cambia el sabor de la carne, por lo que en ocasiones, prefieren retirarla.
Otros comensales, por el contrario, consideran que la piel añade una textura crujiente. Todo esto tiene como resultado un amplio mercado a escoger, ya que se comercializa fuet con piel sintética, que no debe ingerirse, como de tripa natural.
Cualquiera que sea el caso, muchos están convencidos de que los siguientes platos representan el verdadero gusto y sentido del fuet. Aquí se muestran distintas presentaciones para una mejor y variada degustación del fuet ibérico:

1-Tarta de fuet y tomate: para días calurosos nada como este plato, solo basta tener pepinillos, tomates, cebolla, aceite de oliva y surtido de lechuga.
2-Paninis de queso, fuet y huevos de codorniz: con una buena salsa de tomate queso rallado huevos, orégano y pimienta se puede degustar el fuet en su máximo punto.
3-Cuscús (o couscous) con fuet y melón: un delicioso contraste de sabores con cuscús, caldo vegetal, fuet, melón, cebolla, perejil, aceite de oliva, pimienta negra y sal.