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el resultado fue concluyente, con un NO asentado en el 98,3%, de los resultados

Hungría recupera el espíritu soberano de Kossuth

José Luis Orella. El resultado del referéndum efectuado el domingo 2 de octubre, contra las cuotas de refugiados que debería aceptar Hungría, por imposición de la Unión Europea, ha tenido un resultado aplastante, pero no concluyente al no superar el 50 % de participación ciudadana. El partido del primer ministro Viktor Orban, el liberal Fidesz-KDNP, miembro del Partido Popular Europeo, con mayoría absoluta en el parlamento magiar, apostó, en una decisión que marca la historia de un país, que antes que aceptar de forma unilateral la decisión de la UE, consultar al pueblo una decisión que le afecta en el aspecto de recibir, ayudar e integrar.

La petición por parte del gobierno y del partido Jobbik, derecha radical, fue a favor del NO, el Partido Liberal Húngaro, con un diputado, respaldó el SI, y la izquierda postcomunista decidió por la abstención, en un país, donde la opción de quedarse en casa suele rozar el 40% en cualquier elección habitual. En este caso el referéndum quedó por debajo del 50%, pero el resultado fue concluyente, con un NO asentado en el 98,3%, de los resultados, según el 99% del voto escrutado. El respaldo al gobierno queda de forma clara representada.

La Hungría actual es hija de la historia, que después de Tratado Trianon, cercenó sus partes multiétnicas, naciendo la Hungría moderna, limitada a sus fronteras étnicas, un país pequeño pero homogéneo en cultura y lengua. En 1956, excepto por la España de entonces, fue olvidada en su revuelta nacional contra el totalitarismo comunista. Con la caída del régimen a partir de 1989, la nación magiar instauró un régimen de libertades, fruto de la lucha y el sacrificio de disidentes, no del apoyo internacional. Uno de aquellos luchadores por la libertad fue el estudiante Viktor Orban, origen del fuerte apoyo social que dispone en su país.

En consecuencia, la enseñanza de la historia que obtiene la sociedad magiar es que no le debe nada a ninguna institución internacional ni europea, porque fue el pueblo húngaro el que siempre mantuvo el sentido de su nacionalidad. Es lógico entender, que su primer ministro quisiese consultar una decisión de tal calibre. Especialmente, cuando las políticas de integración en los países de Europa occidental han fracasado y se enfrentan a ofensivas terroristas con centenares de muertos. Quizás haya que preguntarse, cual es la identidad de Europa, para saber dónde se recibe y se integra al refugiado.

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