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La beatificación de D. Álvaro del Portillo

Paula Gordon Gimeno. Más de 150.000 personas se han reunido en Valdebebas, Madrid, para celebrar la beatificación de D. Álvaro del Portillo, el que fuera sucesor de san José María Escrivá de Balaguer al frente del Opus Dei, en un ambiente de fervor y religiosidad.

La misa ha sido presidida por el cardenal Angelo Amato, Prefecto para la Causa de los Santos. También han asistido a la ceremonia religiosa, entre otros, el actual Prelado del Opus Dei, D. Javier Echevarria y el Cardenal Rouco Varela. Ambos han dirigido, al final de la misa de beatificación, unas palabras en las que han puesto de manifiesto las virtudes del nuevo beato de la Iglesia Católica, entre las que cabe destacar  su gran humildad y su gran fidelidad a Cristo, a la Iglesia y al espíritu de la Obra. Ya en vida, san José María destacó estas cualidades.

El ya beato nació en Madrid en 1914, año en que comenzó la 1ª Guerra Mundial. Fue el tercero de ocho hermanos y creció en una familia muy bien avenida,de profundas convicciones cristianas. Su infancia fue muy feliz, el mismo comentaba que tuvo la inmensa fortuna “de ser amigo de su padre”. Su padre era español y su madre era de origen mejicano. Al terminar sus estudios de bachillerato decidió seguir la carrera de Ingeniería de Caminos. En 1935, con 21 años, conoció al fundador del Opus Dei en los primeros tiempos de la institución. Al inicio de la Guerra Civil Española fue detenido en una checa simplemente por sus convicciones religiosas, de la que afortunadamente logró salir con vida a los pocos meses.

Tras la Guerra Civil formó parte del núcleo de sacerdotes más próximos al fundador al que siempre se sintió muy unido y al que siguió a Roma en 1942.A pesar de sus grandes cualidades intelectuales, siempre supo mantener un segundo lugar. En 1975, tras la muerte de san José María, el sucedió en el cargo de Prelado del Opus Dei.

Hay que destacar que tenía tres doctorados: era doctor en Ingeniería de Caminos, en Historia y en Teología.

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