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La Biblia - Lectio Divina ( VI ): Falsos Amigos

Daniel Ponce Alegre.Teólogo y Antropólogo.En cierta ocasión, Jesús contó, en modo de parábola o ilustración, el siguiente relato que quedó registrado en el Evangelio según San Mateo, capítulo 13  y versículos 24 en adelante:
" Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras venían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿ no sembraste buena semilla en tu campo ?. ¿ De dónde tiene, pues, cizaña ?.
Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿ Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos ?.
Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis con ella también el trigo.
Dejad crecer lo uno junto con lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para la quema, pero recoged el trigo en mi granero ".
Tras contar Jesús la Parábola del Grano de Mostaza y el Reino de Dios, los discípulos le piden encarecidamente, con ansia y anhelo por saber, que les explique la Parábola de la Cizaña en el Campo, y Jesús les dice en los versículos 37 al 43:
" Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Malo.
El enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del siglo; los segadores son los ángeles.
De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin del siglo.
Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su Reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre.
El que tiene oídos para oír, oiga ".
Como complemento a estas palabras de nuestro Señor Jesucristo, podemos leer en la 2ª Carta del Apóstol Pedro capítulo 2:
" Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aún negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la Verdad será blasfemado, y por avaricia harán de vosotros mercancía con palabras fingidas.
Sobre tales, ya de largo tiempo la condenación no se tarda, su perdición no se duerme ".
En los versículos 4 - 6, el Apóstol nos recuerda el Juicio de Jahvé, Dios Padre, a los ángeles que dejaron su lugar y se fueron con las hijas de los hombres antes del Diluvio, el Juicio al mundo antiguo corrupto en los tiempos del Justo Noé y su familia, y el Juicio a las depravadas, sexualmente y en idolatría, Sodoma y Gomorra, salvando al Justo Lot.
San Pedro continúa relatando que el derrotero de estos hombres carnales es conforme a los deseos y contaminaciones de este mundo corrupto y alejado del Dios Verdadero, Jahvé, y del Conocimiento del Único Señor y Salvador, Jesucristo.
Concluye, en el Versículo 22, citando el Proverbio: " El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno ".
Si el lector tiene aún alguna duda sobre la cuestión de los infiltrados y de los falsos maestros, y la importancia vital de ser vigilantes, que lea la muy breve pero preciosa e intensa Carta de San Judas.
Estos ejemplos, y otros en las Cartas de San Pablo a los Corintios, a Timoteo, y las Cartas de San Juan, muestran que la corrupción de la Sana Doctrina y de la Verdad ya empezó a darse en el primer siglo.
Durante los dos siglos siguientes, la pureza de la Verdad bíblica fue corrompida gravemente por la filosofía griega pagana con doctrinas propias y otras procedentes de la filosofía oriental persa, babilónica y egipcia.
En el Siglo IV, Constantino hizo del cristianismo la religión del Imperio Romano; pero el cristianismo que él conocía distaba mucho de ser la religión que Jesús había predicado, aunque como he demostrado anteriormente con la Biblia el propio Jesús había predicho este hecho.
En este tiempo florecía la mala hierba pero también habían personas, hijos del Reino, que representaban al Sembrador y que durante siglos estuvieron luchando por la Fe y que por causa del Reino de los Cielos eran " eunucos " algunos y otros no.  
Algunos sucesos históricos, como la negativa del Papa Gregorio VII, en 1079, al que llegaría a ser rey de Bohemia, Vratislav, para traducir la Biblia del latín al idioma de sus súbditos, un hecho que ya se había producido con los hermanos Cirilo y Metodio del latín al eslavo, pero que el papado ya no favorecía oponiéndose al motivo que llevó a la creación de la Versión de la Vulgata Latina y al apoyo del árduo trabajo de San Jerónimo y de Orígenes, esto es: que la gente tuviese el mayor acceso posible a la Palabra de Dios en su lengua de uso diario.
En 1199, el Papa Inocencio III continuó con esta política papal de control mediante el desconocimiento de la Biblia. En 1233, un Sínodo provincial en Tarragona ordenó que se entregaran todos los libros del Antiguo o Nuevo Testamento para ser quemados. En 1431, en Inglaterra, el Obispo Stafford, de Wells, vedó la traducción de la Biblia al inglés o poseerla en ese idioma. En honor a la verdad, estas autoridades religiosas no querían destruir la Biblia, querían fosilizarla, mantenerla en un idioma que sólo unas cuantas personas pudieran leer, pues la realidad era que el latín ya no era el idioma cotidiano.
Muchos cristianos amantes de la Verdad y sinceros, en los que el Espíritu de Dios fluía y ardía, se negaron a obedecer aquellos Edictos y en algunos casos lo pagaron con la vida, y con ello dejaron prueba clara que la Biblia es más que un libro escrito por hombres, es Palabra de Dios.
Por otro lado, y más recientemente, algunos " eruditos " procedentes de iglesias protestantes, lanzaron otro ataque contra la Biblia, un ataque intelectual.
Durante los siglos XVIII y XIX desarrollaron un método de estudiar la Biblia conocido como la Alta Crítica, enseñando que gran parte de la Biblia se compone de leyenda o mito: los primeros capítulos del Génesis, los milagros de Moisés, Josué, los Profetas, las resurrecciones que se relatan, el poder sobrenatural de Jesús y la Profecía del Apocalipsis.
Por desgracia, estas ideas no quedaron en el ámbito estrictamente académico, y pasaron a formar parte de los seminarios protestantes, y los resultados son los que vemos en sus comunidades de sacerdotisas, gays, lesbianas, obispas divorciadas; y aún la realidad es más grave pues dichas enseñanzas se han filtrado a las comunidades católicas y a nuestros seminarios, centros de formación vocacional y monasterios, en algunos de los cuales se habla de " resurrección espiritual de lázaro " o de milagros simbólicos de Jesús, Pedro o Pablo.
A pesar de todos los ataques descritos en este número de la serie Lectio Divina, la Biblia, movida por el Espíritu de Jahvé y de su Hijo, Jesucristo, se resiste a ser desconocida, y en especial en estos tiempos, haciendo veraces las palabras recogidas en el último capítulo del libro del Profeta Daniel 12: " en los últimos días los impíos procederán impíamente, y no entenderán, pero los limpios y entendidos, comprenderán ".
Con este fin, Dios mediante, en el próximo número me detendré a demostrar la veracidad de los " mitos y leyendas " que aparecen en la Sagrada Escritura, la Biblia.
 

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