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Diario YA


 

La clave de las europeas

Abel  Hernández. 16 de abril.

Los principales partidos tienen ya la vista puesta en las elecciones europeas de junio. Esta vez despiertan un interés especial dada la inestabilidad política de Zapatero, que ha perdido apoyos en el Parlamento y está, si se descuida, a merced de una moción de censura, y de Rajoy, que caso de que sufriera el PP una derrota en estos comicios se le reabriría la herida de la crisis interna y volverían a pedir su sustitución al frente del partido y su eliminación del cartel. Así que unas elecciones que acostumbran a desarrollarse entre la indiferencia general, se convierten por las circunstancias especiales en motivo de inquietud o de esperanza, según  se mire.

Por lo pronto, el Partido Popular parte con una clara ventaja en las encuestas, lo que, después del reciente éxito gallego, le ha cambiado la cara a Mariano Rajoy, cuyo liderazgo parece más consolidado, aunque sin entusiasmos indescriptibles. Partir con ventaja es siempre bueno, pero tiene el inconveniente de que se creen falsas expectativas y la eventual derrota tenga unos efectos mucho más demoledores. Por eso los dirigentes populares multiplican estos días las reuniones para intentar  movilizar al electorado con una campaña sin estridencias, pero que convenza a los ciudadanos de que deben castigar al Partido Socialista por la mala gestión de la crisis económica, que ha obligado  al presidene a cambiar el Gobierno un año después de las elecciones generales. Como signo de que se barrunta el cambio, los nacionalistas moderados de Cataluña y el País Vasco están manteniendo conversaciones con el PP con vistas al futuro, algo impensable en la anterior legislatura.

El presidente Zapatero ha adelantado el cambio de ministros para coger aire antes de las elecciones europeas. La derrota gallega alertó del peligro de perder el poder. Un batacazo en junio pondría en graves dificultades al dirigente socialista, que no sólo está perdiendo apoyos en el Congreso de los Diputados sino también confianza. Ha jugado a tantos juegos que ya nadie se fía de él. Ha pretendido que el reajuste de Gobierno, colocando en puestos claves a los componentes del núcleo duro del partido, a las personas de más confianza, pudiera servir de revulsivo haciendo rápidamente visibles los efectos taumatúrgicos de las medidas contra la crisis; pero pocas veces una crisis de Gobierno ha sido acogida por unos y por otros con más desdén y frialdad. La impresión general es que, con este tejer y destejer, se ha creado más confusión en el organigrama gubernamental, sin ahorrar costes sino todo lo contrario. La movilización de los reservistas deja a Zapatero sin más cartas en la manga, y queda mucho camino por delante. Lo normal es que en las elecciones europeas el partido gubernamental sufra los efectos de la crisis.

En todo caso, es inquietante que en un momento de graves problemas en la sociedad, los partidos se vuelquen más en sus intereses electorales inmediatos que en tratar de ponerse de acuerdo para solucionarlos. Nuevamente se confirma el divorcio entre el pueblo y la clase política.     

 

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