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Diario YA


 

"El 22 de noviembre de 1975, el Gran Rabino de Nueva York hizo una ofrenda por el alma de Franco"

La derecha católica española y los judios sefarditas, juntos en un acto de verdadera Memoria Histórica

La asociación España y Libertad, el partido político social cristiano Alternativa Española (AES) y asociaciones sefarditas, estuvieron juntos en un acto en homenaje al gobierno de Franco y sus diplomáticos que salvaron de la persecución Nazi a´más de 50.000 judios. La derecha católica y social española unida a los sefarditas, reconociendo la verdadera Memoria Histórica.

Palabras de Carlos Martínez-Cava, responsable de Asuntos Jurídicos de AES:

En esta noche de España muchos son los que se preguntaran qué hacemos aquí. Muchos son los que, caminando por estas calles, vean nuestras banderas juntas y se pregunten por el sentido de este acto.

Nosotros, todos nosotros, en esta intemperie del Otoño de la capital de España, no hemos venido a un simple acto de memoria histórica. Hemos venido a evocar a un hombre y a un conjunto de compatriotas ejemplares. No para sentirles únicamente como un pasado que allí quedó, y reconocerles cuanto hicieron, sino para emular sus vidas y su ejemplo en estas difíciles horas y sin pulso de nuestra Nación.

Horas en que la Nación Política se disuelve y la Nación Histórica tiene tan pocos valedores. Y  aquellos momentos críticos de entonces que hoy vamos a recordar, nos han de servir para la regeneración de España.

Una Nación no se edifica desde la mentira, el olvido o el escarnio; desde el regocijo por la discordida o la envidia. Una Nación, una gran Nación es el esfuerzo de generaciones que legan su herencia y la pasan a la siguiente como corredores que pasan su testigo corriendo por una playa infinita.

Una Nación es un cuerpo de hermanos. Hoy rendimos homenaje a uno de ellos, el más conocido de entre ellos.

Doy las gracias a Yolanda Morín, a quien aprecio sinceramente, y a España y Libertad por proponernos la organización de este Acto. Sin el espíritu que nos animó el pasado mes de Julio a rendir tributo a otro gran español como fue Jose Calvo Sotelo, quizá, el acto de hoy no hubiera sido posible. Pero lo es.

No nos anima enfrentar una historia con otra. Dije entonces y lo digo ahora que es objetivo de AES, en cuanto tengamos representación en el Congreso, solicitar la derogación de esta infame Ley de Memoria Histórica. No nos anima con ello, el olvido, sino la concordia. Es nuestro objetivo buscar un dia en el que en todos los lugares de España se pueda celebrar ese hermanamiento colectivo por encima de toda bandería, de todo interés particular y de todo sectarismo.

Una Nación es la proyección del Amor en el tiempo. Aprendí de mis abuelos maternos esa lección. De aquel abuelo, republicano, que celebró en la Puerta del Sol la llegada de la República un 14 de abril de 1931, y de su mujer, mi abuela, que me recordaba siempre los disparos que segaron la vida de aquel joven poeta llamado Jose Antonio. Los dos, unidos, simbolizaron para mí, la España que deseo y sueño.

Angel Sanz Briz, Eduardo Propper, Jose Ruiz Santaella, Bernardo Rolland, Sebastian de Romero, Miguel Angel Muguiro, Julio Palencia, Jose de Rojas y Jorge Perlasca. Todos ellos, todos y cada uno de ellos, merecerían calles y estatuas en cada ciudad de España.

No hay ningún libro, ninguna película (salvo la italiana de Perlasca) que recoja la epopeya épica, agonal, maravillosa hasta el milagro mismo de estos hombres arriesgándolo todo por salvar una vida tras otra de aquellos judíos perseguidos por un régimen materialista y totalitario (tanto como el comunista y no menos malo que estas democracias relativistas y sin valores, donde se mata en silencio a los niños en el seno de sus madres, sin que apenas unos cuantos hagan algo).

Por eso es obligada esta evocación. Por eso las palabras de Jorge Perlasca han de resonar esta noche aquí: “Fui a la guerra de España porque quemaban Iglesias, y estoy aqui porque destruyen sinagogas.  Para mí, es lo mismo”

Y para mí, también. Para todos nosotros, también. Para la Historia de España, la verdadera –no la que nos quieren vender para dividirnos o enfrentarnos-, también.

Es esa misma lucha de defensa de toda dignidad humana, de defensa del sentido de lo sagrado de la existencia humana la que nos empuja a mirar a Angel Sanz Briz con agradecimiento.

Sanz Briz no actuó solo. Su labor humanitaria no fue individual, aislada o ajena. Siguió instrucciones directas de la Jefatura del Estado. De un Estado católico que había vencido al comunismo en el campo de batalla y acogió a todos los españoles para proporcionales hogar, lumbre y pan.

España fue el país que más judíos puso a salvo: Suecia acogió a unos 10.000 y Suiza a unos 22.000 pero negó la entrada a miles de judíos. España superó las 50.000 vidas puestas a salvo.

Aquella disposición legal del General Primo de Rivera de 1923 por la que se concedia la nacionalidad española a los judios sefarditas, resultó providencial en la Segunda Guerra Mundial. Fue el instrumento del Gobierno español para salvar a miles de vidas de la muerte segura. Todos los sefardies que se encontraron en Alemania, Austria, los Balcanes, Grecia, Hungría recibieron acogimiento por nuestras embajadas de forma inmediata.

En noviembre de 1944 el Congreso Mundial Judío celebrado en Atlantic City fue rotundo: “En nombre del Comité ejecutivo del Congreso Mundial Judío, expreso al Gobierno español nuestra profunda gratitud para el refugio que España ha concedido a judíos procedentes de territorios situados bajo la ocupación militar alemana”.

España pudo hacer más, es cierto, pero no nos dejaron. El gobierno español hizo gestiones con los EEUU para que éste instalara campos de acogida en el norte de África a lo que el gobierno americano se negó.

Esta defensa de la dignidad del pueblo judio por parte del Estado nacido de la Guerra Civil habia comenzado ya en el encuentro de Hendaya donde el Jefe del Estado se negó a introducir cambios legislativos que contuvieran medidas antisemitas o que se entregaran a Alemania los refugiados judíos que habían cruzado nuestras fronteras.

Sanz Briz y ése cuerpo diplomático no actuaron solos. Estaban acompañados y dirigidos por una voluntad decidida de salvar aquellas vidas. La del Jefe del Estado Español que lo ordenó expresamente.

Es nuestro deber estar aquí esta noche para sentir orgullo de estos hombres. Para decir, alto y claro, que cuando muchos hicieron seguidismo de un Estado totalitario y racista, y otros le combatieron en el campo de batalla, nosotros, los españoles de entonces, dimos instrucciones directas de protección a aquellas personas desvalidas, perseguidas injustamente.

Eso ha sido siempre España.

En la memoria de estos hombres encontramos la compañía de muchos otros que, por ejemplo, en la división azul, que partió para combatir el comunismo, hicieron lo mismo: proteger a aquellos judios perseguidos (ante la sorpresa o indignación en ocasiones de aquellos orgullosos alemanes).

Es la memoria de una conciencia católica que pervivió a lo largo de siglos. Cuando Bernardo de Galvez reconquista Pensacola en el siglo XVIII lo primero que hace es restaurar la legislación de Isabel la Católica en lo que hacia al trato hacia los negros e indígenas. Aquella legislación, seguía siendo todavía mucho mas favorable que la impuesta por franceses e ingleses, porque defendía la dignidad de la persona como ninguna de estas otras naciones lo hacía. Siglos más tarde, ésa España defendió al pueblo judío perseguido de la misma manera.

Esa es la memoria y la historia de España.

Y todo eso está muy lejos de lo que éste Gobierno separador, incitador a la desigualdad y al odio, nos quiere inculcar.

Que estemos hoy en la calle, es toda una metáfora de cómo están las cosas en nuestra Patria. Si hubiera dignidad, ninguno de nosotros estaríamos hoy aquí, habiendo tenido que viajar centenares de kilómetros, dejando nuestras ocupaciones o quitando tiempo a nuestros hijos.

Pero sentimos que ha llegado esa hora. La de que esta noche, ondeen hermanadas las banderas de España y de Israel, en homenaje a estos hombres buenos y nobles.

Nuestra Historia no se proyectara desde la mentira, la ocultación o la manipulación. La Historia de España es la limpia trayectoria de la búsqueda de la Verdad. Porque sólo desde ahí seremos libres. Y con ello, más españoles.

El 22 de noviembre de 1975, el Gran Rabino de Nueva York hizo una ofrenda por el alma del General que había dado aquellas instrucciones a Sanz Briz y todos sus compañeros.

Hoy nuestra ofrenda les recuerda a todos, en esta noche. Y damos gracias en la memoria de un Holocausto que nunca deberá repetirse.

Honor y gloria a Ángel Sanz Briz. A todos aquellos valientes.

¡Viva España!
¡Viva Israel!

Carlos Martínez-Cava

De Alternativa Española (AES)