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Diario YA


 

La estupidez del fundamentalismo democrático

Edu Morato / Abogado / Presidente de pasionxespaña.es. Entendamos por estupidez la torpeza de perseverar en la idiotez y por fundamentalismo democrático el fanatismo consistente en ser esclavo de las ideas y no dueño de las mismas.

Pues bien, el fundamentalismo democrático, tratado, entre otros, por el filósofo más grande que ha dado España en el siglo XX y en lo que llevamos del siglo XXI, don Gustavo Bueno, ha sido cuestión estudiada con la destreza propia de un maestro de maestros en su obra El fundamentalismo democráctico, publicada en 2010.

No pretendo, siquiera, hacer un refrito de lo ya dicho por este inmenso filósofo español, creador de una corriente denominada materialismo filosófico, a la altura, si no más , de otras corrientes filosóficas de la categoría del aristotelismo, racionalismo, etc.

Centrando la cuestión, con este modesto artículo de opinión, pretendo demostrar cómo el fundamentalismo democrático deviene en sinónimo de sandez o idiotez dentro de nuestro ámbito patrio (ni que decir tiene que semejante imbecilidad está presente en la Europa occidental, especialmente).

El origen de esta esta gran memez del fundamentalismo democrático es heredera de la más nefasta tradición masónica (como no puede ser de otra forma) presente en ese trágico episodio histórico, la Revolución Francesa de 1.789, asentándose sobre los principios del mundo ideal de la libertad, la igualdad y la fraternidad, degenerando, como es natural, en el mundo real, y desde el principio, en el libertinaje, el igualitarismo y el estúpido buenismo, en su peor acepción y cómo no, teñido de rojo por parte de esos clubes políticos enfrentados.

Es en ésa degeneración sobre la que se sustentan a su vez, los principios en los que se pretende fundamentar nuestro actual estado social, democrático y de derecho, como son la soberanía popular, la separación de poderes y el imperio de la ley, han degenerado, igualmente, por prestarse los políticos a conformarlos a su antojo, con la complicidad del pueblo anestesiado.

Para cualquier persona inteligente por tanto, la falacia es más que manifiesta, siendo sufrida por los súbditos que dejaron de ser ciudadanos, deviniendo en una masa, en su peor acepción, aletargada ante tanta progapaganda en los medios (la más reciente, a través del invento masón, azuzado por el sinionismo, como el del olimpismo). Los partidos manipulan y amoldan los “principios” como únicos intermediarios entre el pueblo y el Estado, en función del rédito político que pueda proporcionales, incurriendo en contradicciones evidentes.

Y así, para quedar bien, afirman, sin rubor alguno, que la violencia terrorista, el separatismo o los totalitarismos (en España sólo están presentes los de izquierdas) se combaten con la ley en la mano, en el mejor de los casos, lo que es todo un despropósito, al pretender combatir con armas ineficaces (cuando se pretende combatir, que no es el caso) aquéllo que escapa a toda lógica, de suerte que con todos esos sumandos tenemos resultados verdaderamente esperpénticos, surrealistas e intolerables. Y como prueba de estos deleznables espectáculos producto del fundamentalismo democrático, basten los siguientes:

1.- ETA, ejerciendo un papel activo, a través del terrorismo, frente a una España pasiva, ha conseguido parte de sus objetivos políticos, con presencia en las instituciones, con cargo al presupuesto y con acceso a información de todos nosotros, con el único fin de conseguir, plenamente sus objetivos políticos (que parten de la desintegración de España), cuando es obvio que ese movimiento político (que ha utilizado el terrorismo como arma política) debiera estar erradicado, con la ley en la mano, aunque sólo sea por puro instinto de supervivencia de la Nación.

2.- Los separatistas periféricos, cada vez más virulentos, y con más amplios márgenes de maniobra, eso sí, con cargo al presupuesto español, proclaman su independencia, o las intenciones de hacerlo, con un ordenamiento jurídico que lo proscribe, pero sin una respuesta contundente que lo impida.

3.- Los populismos, en este caso, encarnado en “Potemos” (no menos corrupto que el resto de partidos políticos), dirijido por auténticos psicópatas políticos, con el don del oportunismo, poniendo una vela a los españoles y otra a los enemigos de éstos (los separatistas) jalean el separatismo, promoviendo hasta la estupidez la ingeniería social a través de la idelología de género (con los arietes de la violencia de género, el homosexualismo, el multiculturalismo, la multirracialidad, etc) y haciendo proselitismo de una doctrina política “nueva” y “democrática”, esto es, el marxismo, como única fórmula de cambiar la sociedad para el hombre nuevo que pretende construir, con la única finalidad de instalarse para décadas, suprimiendo cualquier atisbo de libertad.

Estos tres ejemplos en España, bastan para destrozar al fundamentalismo democrático, que contiene la semilla de su propia autodestrucción en una suerte de suicidio pleno, consciente y total.

Pero no sólo en España, también en Europa sucede algo semejante por mor del fundamentalismo democrático y así, de una parte, toleramos con pasividad, la violencia del ISIS día sí, día también y de otra, con cargo al presupuesto, privilegiándolos respecto a los nacionales.

Y así podríamos seguir hasta la saciedad. El fundamentalismo democrático, como “verdad” sacralizada, ha degenerado al pueblo español, y desde luego a los de la Europa occidental, hasta convertirlos en una legión de memos que son incapaces de plantarse y decir basta.

Sólo se comprende así el contexto en el que estamos, esto es, una suerte de alegoría de la caverna de Platón, en la que el pueblo percibe por los sentidos, fijando los mismos en las sombras, en vez de en la percepción inteligible, fijando su atención en lo que las provoca. No obstante, todo ésto no me resulta extraño, en tanto es un producto de la agenda sionista que se fundamenta en la disolución de las naciones y las sociedades como mandato del NOM (Nuevo Orden Mundial) que nos espera.

Antes de criticarme por esta contundencia en mis afirmaciones, infórmense y verán que es verdad indiscutible y no es producto de paranoias extrañas. O despertamos y actuamos o continuaremos diluyéndonos como dos piedras de hielo en un güisqui on the rocks, como cantaba Sabina.

Edu Morato / Abogado / Presidente de pasionxespaña.es / @edumorato92