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La Guardia Pontificia. Cinco siglos honorables al servicio de la Sede Apostólica

Daniel Ponce Alegre. Diplomado en Seguridad y Defensa - UNED. El honorable y prestigioso historial militar y hoja de servicios de la Guardia Suiza Pontificia, " Custodes Helvetici ", durante este medio milenio transcurrido desde su entrada en Roma al día de hoy, ha estado centrado en la misión principal de la custodia inmediata de la Sede Apostólica " Sedes Petri ", y como misión secundaria en dar seguridad a los Palacios Pontificios, a las Residencias Vaticanas y a los Museos de la Ciudad Eterna, así como a la propia Ciudad, abarcando lo que en terminología de Dirección y Gestión de Seguridad se denominan: los 3 perímetros de seguridad.

Al abordar la Historia de la Guardia Pontificia, vemos que en el cumplimiento de su misión principal la inmensa mayoría de estos poco más de 500 años de servicio, los han cumplido en lo que militarmente se conoce como servicio de guarnición, tanto de Seguridad y Custodia como de Orden Cerrado, siendo complementarias de estas tareas otras labor más discreta y fundamental: Obtención de Información y Análisis de Inteligencia. Pronto estos soldados " milites Christi ", van a demostrar, el día 6 de mayo de 1527, aprox. una década después de su creación, hasta dónde son capaces de llevar, por encima de sus propias vidas, el cumplimiento del deber y una lealtad a toda prueba y sin fisuras hacia, en este caso, el Pontífice Clemente VII y lo que el Papado representaba: en lo eterno, Luz y Verdad al mundo y en lo temporal, soporte a los cristianos y referencia a las naciones, y que aún hoy, y más que nunca, supone un modelo a los actuales Guardias Pontificios, en vista de los cambios previstos, y a los que este Diario ha tenido acceso en fechas recientes. El día 5 de junio de 1527, Clemente VII, firma una paz con el Emperador Carlos V que tenía como una de sus condiciones disolver a la Guardia Pontificia y sustituirla por dos compañías de inferior número y cualificación militar y cristiana.

Durante esos 5 siglos, el reclutamiento de los futuros aspirantes a guardias pontificios ha sido muy exigente. La soltería ha sido siempre condición indispensable para el acceso, pudiendo casarse al cumplir los 25 años. Deben ser cristianos católicos de buena reputación, siguiendo el modelo marcado por San Pablo en sus Cartas a Timoteo, y deben ser ciudadanos suizos con el servicio militar prestado en su ejército. El tiempo mínimo de compromiso será de 25 meses, y se podrán servir hasta 25 años. Han de ser hombres varones. El nuevo recluta recibirá instrucción de orden cerrado, lecciones muy amplias de esgrima, tanto de alabarda como de espada, y defensa personal enfocada a la neutralización del adversario y en la propia protección del guardia. Al mismo tiempo será también adiestrado en el manejo, uso y control de las armas de fuego, individuales y colectivas.

Su arma larga individual es el fusil de asalto SIG - Sauer 550 y el arma corta la pistola SIG - Sauer modelos P220 y P226 ( armas todas ellas de patente y fabricación suiza ). Desde el sargento en adelante portan en el uniforme la pistola y un par de granadas, los guardias llevan gas lacrimógeno. También reciben, de manera muy especial, instrucción básica y avanzada en protección de personalidades, habilidades para la obtención de información y el análisis de inteligencia.

En un próximo artículo, Dios mediante, abordaremos desde este Diario, la reforma de la Guardia Pontificia a la que hemos hecho antes referencia, y que se pretende abordar desde la Secretaría de Estado del Vaticano y a instancias del Papa Francisco. Es nuestro interés que dicha reforma se enfoque en una mayor profesionalización, exigencia y calidad cristianas de la Guardia Pontificia y no en que sus virtudes y larga y honorable hoja de servicios queden diluidas en una especie de globalización, multiculturalismo o nuevo orden.

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