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Diario YA


 

¿Qué es lo que quiere toda persona que trabaja en la educación superior en Chile? ¿Quiénes son esas personas?

La policía educacional llega a Chile

Gonzalo Rojas Sánchez. Las dos preguntas son muy relevantes en el contexto de los nuevos borradores que ha entregado el Gobierno para su discusión en las casas de estudio antes de enviar el proyecto respectivo -los proyectos- al Congreso. Respecto de la primera, el mínimo común de la respuesta es en realidad un máximo común, porque es muy ampliamente compartido: queremos condiciones de calidad y autonomía para trabajar en la formación de personas y en la generación y difusión del conocimiento. Los borradores del Gobierno insisten en hacer imposibles ambas condiciones.

La calidad, porque estará entregada a un Sistema Nacional obligatorio de aseguramiento en el que cuatro organismos diversos, todos estatales o semi estatales, profundizarán la actual tendencia en la materia, llevándola al paroxismo: miles de horas dedicadas a satisfacer los criterios de unos supuestos expertos, universitólogos, que entraron a una sala de clase por última vez en 1634 y que publicaron interesantes trabajos de “investigación” sobre… acreditación universitaria.

La calidad en manos de unos burócratas que sólo se distinguirán unos de otros por su mayor o menor ideologización. Y la autonomía, porque los borradores proponen la creación por ley de una Superintendencia de Educación Superior que tendrá 20 atribuciones equivalentes a una policía educacional o a un servicio de inteligencia universitario: apenas puede creerse que los jóvenes jacksonianos que redactaron tamaña barbaridad se hayan atrevido a poner todo eso por escrito.

En fin, ya nada sorprende. ¿Y quiénes serán las personas afectadas por una legislación opresiva como la propuesta? Las decenas de miles de profesores de educación superior que en calidad de docentes, de investigadores o de ambas cosas, trabajamos hoy en centenares de instituciones; y todos los funcionarios que abnegadamente dedican sus vidas a servir desde los fundamentos todas nuestra tarea; y de manera muy directa, el millón y algo más de alumnos de la Educación Superior chilena: no esperen, muchachos, que podamos seguir superándonos bajo un régimen opresivo. Al comienzo intentaremos sobrevivir y quizás después qué…

O sea, o nos organizamos ahora y en serio o nos quejaremos por los próximos decenios. Y para los que pronto jubilaremos, que desde dentro sea ésta quizás nuestra última batalla.

Etiquetas:Gonzalo Rojas Sánchez.