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“Al mentiroso conviénele tener memoria” M.F. Quintiliano

Lamentable, señora Valenciano, lamentable y deprimente

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Miguel Massanet Bosch. Aunque sabemos que estamos en plena campaña electoral para dirimir quienes serán los nuevos ocupantes del Parlamento Europeo y, aunque ya llevemos años (más de los que nos gustaría) acudiendo a las urnas como incautos perseverantes, para elegir a aquellos que, pensábamos que iban a defender nuestras ideas y valores; todavía no tenemos estómago, no somos capaces de digerir y no podemos dejar de indignarnos cada vez que constatamos de lo que son capaces ciertos políticos, para conseguir de arañar algún voto de un pobre inocente que, todavía, se cree lo que dicen quienes, por desgracia, confunden política con engaño, fraude o profesión lucrativa. Una enorme cara dura y un desprecio por la inteligencia de la audiencia es lo que les permite lanzar los más grandes, increíbles, disparatados y despreciables embustes, sin que en sus rostros se les note, en lo más mínimo, el engaño al que someten a quienes los escuchan, ni se les enciendan las mejillas por las mentiras que salen de sus labios. De esta escuela de “intenso aprendizaje” en el oficio de embaucar a los ciudadanos y fruto de su aplicación procede, sin duda, esta señora, Elena Valenciano, que comenzó a mentir cuando afirmó que tenía dos carreras y luego resultó ser que ninguna de ellas la había concluido y que, sigue en sus trece, desde el momento que sale a adoctrinar y a convencer a los que acuden a sus mítines, sin importarle si, para ello, los debe engañar o alterar la verdad. Y es que, cuando uno se acostumbra a faltar a la verdad intencionadamente, que es el significado de la palabra mentir; lo que suele suceder es que, a medida que se practica tal habilidad, la experiencia y el rodaje permiten que se consiga la perfección en este arte de la seducción. Podríamos entender que, si no sabe lo suficiente de Europa, si no está en condiciones de ocupar el puesto para el que se postula y le faltan argumentos para defender el que se le deba votar a ella; acuda a subterfugios, huya de afrontar temas en los que no está ducha o evada entrar en un terreno demasiado técnico en el que, sin duda, se sentiría como una náufraga en medio del océano. Pero otra cosa muy distinta es acudir al insulto, la descalificación del adversario, la injuria o la acusación de intentar engañar al ciudadano con una política que, evidentemente, ha intentado recomponer todo aquello que, cuando los socialistas gobernaron, en un alarde de mal gobierno, de equivocaciones, de temeridad y de ineptitud, arruinaron, estropearon, desmontaron o arrasaron; siendo los causantes de lo que le ha ocurrido a España y los responsables directos de la delicada situación en la que la dejaron a los españoles, cuando abandonaron el poder. No queremos renunciar a comentar algunas de las simplezas y disparates con los que, en la inauguración de la campaña, en Salamanca, nos ha obsequiado la número dos del PSOE español. Para esta señora y el resto de miembros de su partido, las evidentes señales de una mejora en el panorama económico español, reconocidas por el FMI, el BCE, Bruselas y la misma Alemania, no son relevantes; es más no “existen” y, por el contrario, para ellos España sigue hacia el precipicio. Ante todo ello, la señora Valenciano presumió de lo conseguido por Felipe González y, ¡pásmense ustedes!, por el señor Rodríguez Zapatero. Sus palabras fueron estas: “hemos cambiado este país de la mano de Felipe González y Rodríguez Zapatero. Y ahora vamos a cambiar Europa”. ¡Pues, señores, vamos servidos! Sólo alguien que no tiene memoria, carece de sentido común o es capaz de mentir como la señora Valenciano, puede apelar a la Historia reciente de su partido. Olvidándonos del señor Felipe González, que se libró de ser imputado por el caso Gal gracias a que el PP no quiso ahondar en la herida; si queremos recordar lo que ha significado para España el paso de aquel Atila de la economía, las finanzas, el empleo y el despilfarro del dinero de los españoles, conocido como Rodríguez Zapatero, no somos capaces de entender en lo que fue capaz de beneficiar a España, si no fuera que, para Valenciano, una Ley del Aborto que significa el sacrificio en España de más de cien mil fetos al año o el querer primar, como se ha hecho, el tema de la homosexualidad, equiparándolo e incluso presentándolo como una opción tan o más valida que la heterosexualidad; situando a todos sus amigos en puestos bien retribuidos y dando lugar a las bolsas de fraude y malversación de los caudales públicos que, poco a poco, se van desvelando en este macro proceso que se está instruyendo en Andalucía, su feudo desde hace más de 33 años. Mejor le hubiera ido a la señora Valenciano no nombrando la soga en casa de ahorcado porque, si ella está en amnesia, el resto de los españoles recordamos horrorizados lo que fueron para España los 7 años del gobierno del señor Zapatero. En algo tenemos que darle la razón a la candidata socialista. En efecto “somos distintos. Tanto…¡ que somos lo opuesto¡” Si señora, el gobierno del señor Rajoy, al que tantas cosas le hemos criticado, ha tenido la valentía, la constancia y el acierto de seguir, lo que ya había iniciado el señor Zapatero al final de su tempestuosa legislatura, siguiendo las directrices que se nos dieron desde Bruselas, pero, en lugar de decir, como hacía él, que se llevaban a cabo reformas que nunca realizó, en el caso del PP sí las ha hecho y ello, con todos los sacrificios que se quieran citar, ha levantado al país, ha conseguido que los inversores regresen, que la prima de riesgo haya descendido espectacularmente y que, aunque muy débiles e incipientes, las primeras señales de una recuperación industrial y financiera se empiezan a atisbar en el horizonte. Es que ¿hay alguien que sepa razonar, en España, que se pudiera imaginar en lo que convertirían Europa si cayera en las manos de socialistas, como Rubalcaba o la Valenciano? ¡Vade retro Satanás! Pero, cuando se pone melodramática y habla del “sufrimiento de la gente, de nuestra gente”, es cuando ya no podemos contener las carcajadas. ¿Ellos, ellos que llevaron, en un par de años, a que cientos de miles de empresas tuvieran que cerrar, que millones de trabajadores se quedaran sin trabajo (casi 4.000.000); que negaron que existiera la crisis, hasta que ya fue tarde para tomar medidas para enfrentarse a ella, ellos van a ser quienes culpen al PP de llevar al pueblo a la miseria y al sufrimiento? Hay que tener la conciencia muy negra y el corazón muy endurecido para atreverse a achacar, lo que fue enteramente culpa suya, a quienes, mejor o peor, vienen intentando reparar los desastres que ellos, los socialistas, causaron. ¿Qué pueden ellos ofrecer para mejorar Europa si su gobierno, en España, fue el más terrorífico de todos los gobiernos, desde la transición? Ellos fueron los que empezaron por entregar 50.000 millones de euros a los bancos para sacarlos de sus apuros, sin ni siquiera tomar las precauciones para que se destinaran a los fines para los que se les habían concedido, que eran los de facilitar créditos a las empresas más necesitadas y, ahora, tenemos que aguantar que, esta señora Valenciano, venga a levantarnos la camisa explicándonos cuentos de Calleja. No hay ni una sola persona, en España, que conozca mínimamente lo que ocurre en Europa, que se crea que la señora Valenciano, sólo con su palmito y “elocuencia” va a conseguir que nos entreguen 21.000 millones de euros para solucionar el problema del desempleo de los jóvenes. Unos señores que han puesto a la señora Merkel por los suelos e insiste en una Europa de izquierdas. ¿Alguien puede pensar que Alemania, la que más capital aporta al BCE, iba a permitir poner en manos de quienes, en Andalucía, se han embolsado miles de millones, para que se enriquezcan con ellos los consabidos “amigos de lo ajeno” que se han apropiado de las ayudas para los cursos de formación.¡Vamos anda! O así es como, señores, desde la óptica del ciudadanos de a pie, vemos como el PSOE intenta, de nuevo, engañar a todos los españoles.

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