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Diario YA


 

Las Sondas Voyager 1 y 2 cumplen 40 años

A Albert Einstein se le atribuye la frase: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Si bien pensaba que la estupidez era infinita, algo totalmente comprensible por los turbulentos tiempos que le tocó vivir, no sabía a ciencia cierta que pensar acerca de la inconmensurabilidad del Universo. Hoy en día seguimos sin estar seguros, pero sí que nos hemos percatado de las distancias inimaginables que representa no solo ya el Universo, sino incluso nuestra propia galaxia o el Sistema Solar.

Prueba de ello lo marca un hito cercano, el 40 aniversario de los lanzamientos por parte de la NASA de las sondas Voyager 1 y 2, el 5 de septiembre y el 20 de agosto respectivamente. Ambos “celebrarán” su cuadragésimo cumpleaños muy lejos de su hogar, la Tierra, a una distancia bastante difícil de comprender. De hecho, junto con la sonda Pioneer 10, son los objetos hechos por la humanidad que más lejos se sitúan de nuestro planeta. Sin embargo, solamente la Voyager 1 acaba de abandonar el Sistema Solar, en su primer paso en el viaje hacia las estrellas.

En concreto, a fecha de 8 de agosto de 2017 la Voyager 1 está actualmente 20.794.603.274 kilómetros de casa, dicho en números enteros, casi 21 mil millones de kilómetros. Estas cifras tan astronómicas y difíciles de comprender se expresan en otros términos para que sean más fáciles de digerir. Específicamente, esa distancia representa 139,39 unidades astronómicas, es decir, 139,39 veces la distancia del sol a la tierra (150 millones de km.), o también se puede decir que ha recorrido la misma distancia que la luz en 19 horas y 16 minutos.

Para poner estos números en perspectiva, diremos que esta nave, que se aleja de nosotros a algo más de 17 km/s, tardaría la friolera de 76.000 años en llegar la estrella más cercana a nosotros, Próxima Centauri, que se sitúa a “solo” 4,24 años luz (se calcula que el universo observable tiene unos 93.000 millones de años luz de diámetro). A escala humana las cifras serían mucho más exageradas, ya que recorrer esta ínfima fracción del espacio en un coche a 200km/h nos tomaría solamente 23 millones de años. No obstante, no hay mejor manera para comprender las longitudes de las que se hablan que con una representación gráfica a escala.

Un Mensaje Para la Eternidad

Pero dejando de lado estos récords de velocidades astronómicas y distancias inalcanzables, las sondas Voyager 1 y 2 son una especie de avanzadilla de la humanidad hacia el vasto Cosmos. En este sentido, estas naves, además de ser el objeto construido por nosotros que más lejos ha llegado, también llevan un mensaje para cualquier posible civilización que haya allá “arriba” en el firmamento.

Este mensaje se encuentra en forma de disco de oro y la misión de decidir qué contenido introducir se le fue encomendada al célebre científico Carl Sagan. En dicho disco se grabaron saludos en 55 idiomas distintos, imágenes y sonidos de la tierra y de sus diferentes habitantes y obras diferentes piezas musicales de artistas como Beethoven o Chuck Berry. Además, en la portada del disco se incluyen las instrucciones de cómo reproducirlo y la localización de nuestro sistema solar respecto a 14 púlsares conocidos.

Sin embargo, será difícil que este mensaje para los habitantes de otros planetas tenga receptor algún día, dado que es una mota de polvo en medio de la nada, y en este sentido se expresaba Sagan sobre este hecho: “La nave espacial, y el registro, solo serán encontradas si existen otras civilizaciones capaces de viajar en el espacio interestelar. Pero el lanzamiento de esta botella dentro del océano cósmico dice algo muy esperanzador sobre la vida en este planeta.”

De alguna manera todos formamos parte de ese mensaje que se encuentra entre las innumerables estrellas que hollan el universo. Estrellas, que por cierto, ahora pueden llevar tu nombre o el de tus seres queridos gracias a iniciativas como la de esta web, que te permiten bautizar una estrella. Y es que hay soles suficientes, solo en nuestra galaxia, para que se nos agoten los nombres y continúen habiendo estrellas por bautizar.

Otro de los muchos hitos que realizó la Voyager 1 en estos 40 años, fue echar la vista atrás por última vez en 1990 y tomar una de las fotos más conocidas de la historia de la astronomía llamada “Pale Blue Dot”, punto pálido azul en castellano. Esta imagen tomada a unos 6.000 millones de kilómetros de distancia de la Tierra representa la insignificancia de nuestro planeta en medio de la inmensidad del Cosmos. Esta imagen a su vez inspiró a Carl Sagan en su libro “Un punto azul pálido: una visión del futuro humano en el espacio” donde relató una de las palabras más emocionantes de los últimos años y que se pueden leer aquí.