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IU quiere que el Congreso niegue la tradición católica de España

Los comunistas no olvidan su odio a la Iglesia

Redacción Madrid. 26 de noviembre.

    Izquierda Unida e Iniciativa por Cataluña/Verdes quieren que el Congreso abra el debate sobre la aconfesionalidad del Estado y la conveniencia de adaptar ciertas tradiciones de origen religioso a la realidad social de España que, según exponen, "ya no es un país monolíticamente católico". Por ello defienden, entre otras cosas, que se eliminen los símbolos religiosos de los edificios del Estado.

   Con este objetivo, estas dos formaciones han presentado una proposición no de ley para que el Pleno del Congreso debata sobre estas cuestiones e inste al Gobierno a "adoptar las necesarias medidas legislativas, reglamentarias o de cualquier otra índole" destinadas a "garantizar la aconfesionalidad del Estado y la inexistencia de símbolos religiosos en sus edificios".

   En su texto, IU e ICV recuerdan que la Ley de Libertad Religiosa, de 1980, es el único texto de carácter orgánico que desarrolla el artículo 16 de la Constitución que, además del derecho a la libertad religiosa y de culto, alude al derecho a la libertad ideológica.

   Los grupos que firman la iniciativa recuerdan que esa ley "omite en su regulación y aplicación otras opciones de conciencia diferentes a la religiosa" y que, en cualquier caso, se redactó en un contexto histórico que ya ha sido "superado", pues España es hoy una "sociedad extendidamente plural en cuestiones ideológicas, religiosas y de opciones de pensamiento".

   Con esta iniciativa, IU e ICV se anticipan al Gobierno que, al inicio de la presente legislatura, se comprometió a impulsar una reforma de la Ley de Libertad Religiosa para, según palabras de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, "avanzar en la condición de laicidad" que establece la Constitución para el Estado español.

EL RECHAZO A SANTA MARAVILLAS, UN EJEMPLO PARA LOS COMUNISTAS

   Como ejemplo de que éste es un asunto "no resuelto", IU e ICV citan la polémica generada por la idea de colocar una placa en honor a Santa Maravillas de Jesús en el Congreso. También reseñan que ante estas cuestiones "a menudo se improvisa" o simplemente se aplica el conocido 'laisser fair, laisser passer', apelándose "a una tradición que, con el tiempo, ha perdido la razón de ser".

   En este sentido, subrayan que "el Estado debe actualizar su simbología" teniendo en cuenta en que España viven ciudadanos que profesan distintas religiones, que éste ya no es "un país monolíticamente católico" y que no se registra una "alta presencia de sus ciudadanos en actos religiosos".

   Además, argumentan que, si el Estado no se adapta a esta realidad, "en un futuro que no tiene por qué ser lejano" podría darse el caso de que un ciudadano que no sea católico o que no profese ninguna religión tenga que jurar su cargo ante un crucifijo teniendo que hacer frente a una situación "cuando menos incómoda y del todo incomprensible en un Estado aconfesional".

 

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