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Los damnificados por la entrada de Turquía en la UE quieren a Haider

Redacción Madrid. 28 de septiembre. Más de seis millones de votantes -incluyendo a algunos jóvenes de 16 años- se disponen a depositar hoy su papeleta en las elecciones parlamentarias anticipadas de mañana en Austria a sabiendas de que les espera un largo proceso para desbloquear la crisis política en el país después de la ruptura de la coalición de Gobierno el pasado mes de julio, y que podría desembocar en el resurgir de la extrema derecha capitaneada por Heinz-Christian Strache y un viejo conocido de la política europea de los 90: Jorg Haider.

   Poco más de dos meses después de la disolución del Gabinete Gusenbauer, formado por los Socialdemócratas del SPO, dirigidos ahora por Werner Faymann, y el Partido Popular Austríaco (OVP), el país sigue teniendo graves problemas para recuperar la seguridad política. Formada el pasado 11 de enero de 2007, el Gobierno de unidad comenzó a resquebrajarse casi inmediatamente a causa de las diferentes posturas sobre reforma fiscal, sobre ventajas adicionales en las hipotecas, y sobre la mejora del deficitario sistema de seguridad social.

   Las diferencias de opinión en relación a la posición de Austria sobre el Tratado de Lisboa y la incorporación de Turquía a la UE dieron el golpe de gracia a la coalición: el SPÖ declaró públicamente una respuesta positiva a ambas cuestiones sin permiso de los populares de Wilhelm Molterer, quien puso fin a la relación con un sonoro "¡Ya basta!" al inicio de una multitudinaria conferencia de prensa concedida el pasado 7 de julio de 2008.

   Dos días después, ambos partidos, junto con los Verdes y el apoyo de los dos partidos de ultraderecha, el Partido de la Libertad de Austria (FPO) de Strache y la Alianza para el Futuro de Austria (BZO) de Haider, convocaban una sesión conjunta del Parlamento por la que se resolvía la fecha de mañana para la celebración de elecciones parlamentarias, en las que se esperan los peores resultados desde la posguerra para los dos antiguos socios de la coalición. Ninguno de ellos se espera que lleguen al 30 por ciento (27-29 por ciento para el SPO, 26 por ciento para los conservadores).

   Las últimas encuestas divulgadas por la cadena británica BBC indican que el FPO obtendría entre el 17 y el 19 por ciento de los votos. La Alianza de Haider llegaría hasta un ocho por ciento. En términos generales, éste supondría el mejor resultado para la extrema derecha desde que en 2000, el BZO obtuviera el 28 por ciento de los votos y se asegurara un lugar en la coalición de Gobierno, ante la indignación de la comunidad internacional y las consiguientes sanciones promulgadas por la Unión Europea ante los que consideraban el regreso del filonazismo a la política contemporánea.

Por su parte el Partido de la Libertad de Strache se dedicó a ganar adeptos desde la oposición, merced a una retórica anti-inmigratoria y anti-populista, con eslóganes como los pronunciados durante su campaña para las elecciones locales en Viena: "En casa, nada de Islam", o "Viena no debe convertirse en Estambul".

   A pesar de que sumando sus porcentajes de voto socialdemócratas y conservadores podrían organizar una cómoda mayoría, muchos austriacos desconfían de la idea de formar otra gran coalición. Del mismo modo piensan algunos miembros de ambos partidos, quienes no se encuentran demasiado satisfechos con la idea de incorporar a la derecha al poder.

   Faymann afirma en este sentido que su partido no está preparado para plantear acuerdos políticos con la ultra derecha, mientras que Molterer -que ha indicado que su partido no descarta a ningún posible socio- ha insinuado que cualquier partido con tendencias antieuropeístas, como el partido de la Libertad, no sería un compañero apropiado en un futuro gobierno de coalición.

   Una de las alternativas podría ser una coalición tripartita, un hecho sin precedentes en la Austria de posguerra, en la que intervendría el ganador de los comicios más los Verdes -que en estos momentos obtendrían un 11 por ciento de los votos, según los sondeos- y algún partido pequeño deseoso de llegar al Parlamento. No obstante, esta coalición no gozaría de un apoyo tan extenso como el del Gabinete Gusenbauer, y vendría marcado por la inexperiencia y la inestabilidad.  

   En este sentido, los Verdes de Alexander Van der Bellen son el único gran partido que no se opone a las intenciones turcas para sumarse a la Unión Europea. Su programa político propone un aumento de la inversión en el transporte público y fuentes de energía alternativas, además del fortalecimiento de las leyes a favor de la privacidad y la eliminación de las tarifas universitarias.

   Las elecciones se realizarán en los nueve estados federales -Bundeslaender- que reúnen a los 43 distritos electorales. Cada partido debe conseguir como mínimo un 4 por ciento de los votos para asegurar un puesto en el Parlamento (Nationalrat) o bien un 20 o 25 por ciento en uno de los distritos.

   Este año, la edad mínima para votar ha bajado hasta los 16 años. Así, 183.000 jóvenes depositarán su papeleta dentro de los 6,1 millones de austriacos con derecho a voto. Un 28 por ciento de los adolescentes encuestados todavía se mostraban indecisos a menos de siete días del inicio de los comicios.

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