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Diario YA


 

califican el mensaje como "una blasfemia" y "una ofensa a los que creen", e insta a las administraciones a garantizar el ejercicio del derecho a la libertad religiosa

Los obispos censuran con dureza la campaña de los autobuses ateos

Redacción Madrid. 24 de enero.

Algunas semanas después de que echasen a andar en distintos puntos de España los llamados "autobuses ateos", la Conferencia Episcopal Española hizo ayer una nota pública para expresar su opinión al respecto. Una nota breve pero muy clara en la que insta a las administraciones a garantizar el ejercicio del derecho a la libertad religiosa, y tilda de "blasfema" la campaña publicitaria. Éste es el texto íntegro de la nota de los obispos: 

En España, como en algunos otros lugares de Europa, son varias las ciudades en las que autobuses municipales circulan, o se quiere que circulen, con una extraña propaganda: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida".

La libertad de expresión es un derecho fundamental. Todos pueden ejercerlo por medios lícitos. Pero los espacios públicos que deben ser utilizados de modo obligado por los ciudadanos no deben ser empleados para publicitar mensajes que ofenden las convicciones religiosas de muchos de ellos. Si se hace así, se lesiona el derecho al ejercicio libre de la religión, que debe ser posible sin que nadie se vea necesariamente menospreciado o atacado.

Insinuar que Dios probablemente sea una invención de los creyentes y afirmar además que no les deja vivir en paz ni disfrutar de la vida, es objetivamente una blasfemia y una ofensa a los que creen.

Las autoridades competentes deberían tutelar el ejercicio pleno del derecho de libertad religiosa. Es posible hacerlo compaginándolo al mismo tiempo con el amparo y la promoción de la libertad de expresión de todos. Así lo muestra el modo en que se ha procedido en ciudades como Roma, Milán o Zaragoza.

En todo caso, los católicos respetarán el derecho de todos a expresarse y estarán dispuestos a actuar, tanto con serenidad y mansedumbre ante las injurias, como con fortaleza y valentía en el amor y la defensa de la verdad:

Dios es amor.

 

 

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