Principal

Diario YA


 

Entrevistamos al Tte. Col. Francisco Bendala Ayuso, que ha denunciado a la ministra de Defensa, Margarita Robles, y al director de su Gabinete Técnico, el Tte. Gral. Villarroya Vilalta.

Margarita Robles y el Tte. Gral. Villarroya ¡en la picota! por el Manifiesto en favor de la figura de Franco

Javier Navascués Pérez. Margarita Robles viene dando palpables y abrumadoras muestras de su “talante”. Cuando algo le sienta mal no para en prendas y… sólo sabe y entiende de cortar cabezas. Una de las que intentó fue la del Tte. Col. Fco. Bendala Ayuso, bien que parece que el tiro le ha salido por la culata y ahora sufre las lógicas consecuencias; ella y su director de gabinete, el Tte. Gral. Villarroya Vilalta, que no tuvo lo que hay que tener para decirle la verdad y plantarse, es decir, que en la declaración en favor de la figura de Francisco Franco no hay ilícito alguno.

Entrevistamos al Tte. Col. Francisco Bendala Ayuso, que ha denunciado a la ministra de Defensa, Margarita Robles, y al director de su Gabinete Técnico, el Tte. Gral. Villarroya Vilalta.

¿Pónganos en antecedentes?

En agosto pasado se publicó la denominada “Declaración de respeto y desagravio al General D. Francisco Franco Bahamonde, soldado de España”, la cual recibió grandes alabanzas de parte de numerosos medios, sectores de opinión y colectivos de ciudadanos, a la que al final nos adherimos más de mil militares, la mayoría retirados, y unos pocos en la reserva. En seguida se observó que al actual Gobierno no le gustó; algo que nunca entendimos, primero, porque no debería sorprenderle ni disgustarle el libre y democrático ejercicio del derecho de expresión de unos ciudadanos españoles, y, segundo, porque ni Sánchez ni Margarita Robles explicaron el por qué de su malestar, como hubiera sido lógico de parte de un ejecutivo que alardea de transparencia y talante democrático. Por el contrario, prestando oídos a algunos míseros acusicas, anunciaron que iban a tomar medidas sancionadoras contra los firmantes que estuvieran en “la reserva”, ya que contra los retirados no podían.

¿Qué análisis hace del elevado número de firmante hasta ahora sin precedentes?

Si fuimos más de mil los adheridos retirados y en la reserva –muchos de reconocido prestigio y renombre con impecables trayectorias profesionales al servicio de España y de la democracia–, imagínese cuántos más lo hubieran hecho, también de los que están en activo; estos últimos no pueden expresar sus opiniones políticas públicamente, pero las tienen y votan. Por eso, llama la atención que el Gobierno desoiga y mal interprete lo que es un “estado de opinión” patente, una “encuesta” fidedigna de lo que opina un colectivo ciudadano que en la actualidad tiene 131.000 hombres y mujeres en activo, y unos 500.000 más entre retirados y en la reserva. La cuestión de fondo que expresa la declaración es la urgente necesidad, por justicia y por verdad histórica, de dejar de una vez por todas a la figura de Franco donde quedó una vez que falleció: en la Historia y para los historiadores y en la libre opinión de cada español; también, el hecho de que una nación, y más quien tiene la responsabilidad de gobernarla, no puede hacer de la historia caballo de batalla, foco de enfrentamiento, herramienta de engaño e instrumento de manipulación.

¿Cómo reaccionó el Ministerio de Defensa?

Filtró que iniciaba las gestiones para sancionar a los militares adheridos en la reserva, que cifró en cinco, y nombró como instructor al Tte. Gral. Villarroya Vilalta, director del Gabinete Técnico de la ministro Margarita Robles. Un inciso ¿qué opinión nos puede merecer a los españoles que se quiera sancionar a cinco de entre mil? ¿qué victoria pírrica será esa? ¿en qué va a cambiar el estado de opinión de las FFAA sobre este asunto?  ¿no supone un claro ejercicio de pura represión? ¿no provocará la lógica reacción de parte de los militares a la hora de votar en las próximas elecciones?

¿Qué pasó con usted?

Tras mi adhesión, fui invitado por TV5 para participar en varios programas matinales en los que expresé mi opinión sobre el particular, y en los cuales, lógicamente, emití también opiniones sobre el proceder en este asunto de Sánchez, dejando patente hechos incontrovertibles: que, aunque es presidente de forma legal, no lo es legítimamente porque su presidencia no emana de unas elecciones generales, libres y democráticas –es la primera vez en cuarenta años– y que con ello demostraba carecer por completo de discurso o proyecto político alguno para España, y que no tomara la bondad y paciencia de los españoles por estupidez. También le recomendé entonces, que saliera del “charco” en el que se estaba metiendo por su obsesivo empeño por profanar los restos del Generalísimo, cuando aún sólo se había manchado los zapatos. Todo eso debió sentar mal, muy mal.

¿Fue entonces cuando le encartaron?

El Gral. Villarroya, por acuerdo de la ministro, esto es muy importante, abrió una “investigación previa” citándome a declarar. Recibí la pre-citación el viernes 1 de septiembre, tuve que recoger la citación en sí el lunes día 3 e ir a declarar el martes 4; tan corto espacio de tiempo me impidió reaccionar adecuadamente; sonaba todo a trampa, a intento de amedrentamiento, ¿por qué tanta prisa? Además, los términos de la citación eran dramáticos, apabullantes, con gravísimos apercibimientos con ánimo de amedrentarme.

¿Cómo fue su declaración?

Soy lego en materia jurídica. Llevo veintiocho años fuera de Defensa, y sin pisar un cuartel, viviendo mi vida y, por circunstancias, con escasísimo y esporádico contacto con otros compañeros. Por ello, lo único que pude hacer fue coger la citación, bajarme de internet el Régimen Disciplinario de las FFAA e intentar enterarme de qué era aquello, observando en seguida, sólo hay que saber leer, que la investigación hacía aguas, porque el artículo en el que se basaban era el 41.3 de la Ley Orgánica 8/2014, que dice que tal investigación previa se utilizará “para esclarecer los hechos” y “cuando no revistan en principio los caracteres de una infracción disciplinaria ni delito”; los hechos eran simples y más que conocidos, y en la citación se decía que en la declaración figuraban “manifestaciones que pudieran ser constitutivas de una infracción disciplinaria”, luego estaba claro que sólo con eso la investigación estaba fuera de lugar, por lo que me negué a declarar por “imperativo legal” y solicité su nulidad. En tal acto me acompañó un compañero que se prestó a ello con el que pude contactar el lunes in extremis, y que llevé como testigo ante lo mal que olía todo.

¿Hay base para sancionar a alguien?

Cualquiera que lea con atención e imparcialidad la declaración, y no con orejeras ideológicas, puede comprobar que en ella no nos decantamos ni a favor ni en contra de partido, asociación o sindicato alguno, que es lo que los militares en activo y en la reserva no pueden hacer. Puede que en primera instancia la ministro sancione a alguien, pero los recursos correspondientes la dejarán en evidencia y tendrá, además, que responder por ello judicialmente, porque sabe que no hay razón alguna para lo que está haciendo, máxime ella que tiene amplia formación jurídica; ya le ha pasado con el caso del Vicealmirante que expulsó de mala manera y parece que no aprende.

¿Y después de declarar usted?

Nada, durante dos meses ni una palabra. El silencio, y el desprecio, más absoluto.

¿A quién, por qué y en qué ha denunciado?

Mis apariciones en TV5 provocaron que se pusieran en contacto conmigo algunos compañeros de los que nada sabía desde hacía años. Comentando con uno de ellos, que sí tiene formación jurídica,  al explicarle los entresijos de lo ocurrido, me recordó que yo, como él, estamos en la denominada “reserva transitoria” –yo desde hace veintiocho años y además sin contacto alguno con Defensa como he dicho– y me recordó también las condiciones de la misma, que básicamente son exactamente iguales a las de retirado, entre otras, que tengo mis derechos civiles recuperados plenamente, es decir, que a todos los efectos soy un civil.

Comprobado lo anterior, sobre todo que no había variado en estos años, como se puede suponer mi indignación y enfado fueron mayúsculos, dándome cuenta entonces de que tanto la ministro de Defensa, como el gral. Villarroya, no podían ignorar lo dicho porque consta en el Ministerio. Su silencio durante los dos meses transcurridos les delataba.

Fue entonces cuando decidí que la cosas no podía quedar así y consulté con un abogado, el cual me manifestó que en tal proceder había tres posibles delitos: contra el ejercicio de mis derechos individuales según el artículo 542, de usurpación de funciones según el 402, y de prevaricación según el 404, todos del Código Penal, que es lo que he denunciado.

¿Ha denunciado a una ministra y a su director de gabinete, teniente general?

A pesar de lo que vemos, mantengo mi confianza en el sistema judicial, porque creo que aunque hay casos escandalosos, son los menos, siendo abrumadora mayoría los jueces que diariamente hacen su trabajo en silencio, con honradez y profesionalidad, al igual que miles de funcionarios de Justicia que pasan los días enterrados en montañas de papeles, trabajando para que quienes por desgracia tenemos que acudir a ellos, siempre en circunstancias penosas, seamos atendidos correctamente y obtengamos la justa satisfacción que pretendemos.

Última pregunta ¿por qué dice continuamente “ministro” en vez de ministra?

Muy sencillo:
* Según la Real Academia de la Lengua es el término correcto; aunque hoy se acepte también el de ministra, yo prefiero mantener esta como otras peculiaridades de nuestro magnífico idioma, el español.
* La Constitución habla de “Consejo de Ministros”, no de “ministras”, ni de “ministros y ministras”, por lo que la acato hasta en lo que parece nimio.
* Tras el acceso al poder en febrero de 1936 del Frente Popular, mediante un monumental pucherazo electoral, sus líderes encabezaron turbas que dirigieron a las cárceles para liberar a los detenidos por crímenes durante la revolución de octubre de 1934. En Gijón la encargada fue la comunista Dolores Ibarruri “La Pasionaria”. Al oponerse el funcionario de la prisión a tan ilegal proceder, ella le espetó: “Oiga, yo soy la diputado…”, no “la diputada”; aquella mala mujer sabía más gramática que muchos de su misma ideología hoy.
•    Y porque con la moda actual de nombrar el masculino y el femenino para todo, además de cargarnos la maravillosa y eficaz particularidad de nuestra lengua que es el “genérico”, el denominado “neutro”, que coincide con el masculino, cada día son más los que hacen el mayor de los ridículos y, actuando como burros, en vez de hablar rebuznan.

Muchas gracias y esperemos que le vaya bien y nos siga informando.

Para lo primero rezo y confío; lo segundo se lo prometo. Gracias a usted y a tantos que me vienen testimoniando su apoyo. Y mi respeto, admiración y total respaldo a los cinco compañeros definitivamente encartados, que no duden que al final vencerán.

 

Etiquetas:Javier Navascués