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Diario YA


 

algunos de los errores atribuidos a la Iglesia en cuanto a la conciliación ciencia y fe, pertenecen al conjunto de eslóganes que son denominados la leyenda negra

Mentiras sobre la Inquisición

Domingo Martínez Madrid. En la España del siglo XXI, todavía son muchos los que piensan que la Iglesia ha tenido miedo a la ciencia, considerando herejes a muchos de los científicos. El doctor Alfonso Carrascosa argumenta una versión distinta. “La Iglesia Católica, en la persona de los papas, ha pedido perdón por sus errores. Recientemente hemos visto a Francisco pedir perdón a los pobres por la desatención de los cristianos, algo que no hacen otras religiones y menos las ideologías que han sembrado el espanto en el siglo XX. Pero hay que decir que algunos de los errores atribuidos a la Iglesia en cuanto a la conciliación ciencia y fe, pertenecen al conjunto de eslóganes que son denominados la leyenda negra, construida con ella por sus enemigos a partir de producirse el cisma de occidente”, afirma el científico.

El mencionado científico subraya que “la inquisición española no llevó a ningún científico a la hoguera. Galileo murió en su cama anciano y fue un católico ferviente que jamás apostató de su fe. Copérnico, un cura católico, fue el primero en decir que la tierra no era el centro del sistema solar. Gregorio Mendel, un monje católico agustino creó la genética, y nadie lo ha reconocido.

En el año de Cervantes, nadie ha dicho que el escritor se jugó la vida defendiendo su fe y que sus obras han sido consideradas como acciones de evangelización a través de la cultura ya que sus personajes y sus historias incluyen las verdades de la fe católica. Tampoco nadie comenta el posible catolicismo de Shakespeare, ahora que estamos en el 400 aniversario de su fallecimiento”.

El profesor insiste que “en España, la Iglesia católica ha acompañado estrechamente el desarrollo científico durante las edades media y moderna, transmitiendo el saber antiguo y evitando su pérdida mediante los scriptoria de los monasterios, impartiéndolo después para curas y para el pueblo llano, en las escuelas catedralicias, estudios generales de universidades y finalmente con la incorporación de sabios laicos a las instituciones científicas creadas por ellos mismos”. Incluso añade que la ilustración española fue capitaneada también por laicos católicos, fundando instituciones como el Real Jardín Botánico o el Museo Nacional de Ciencias Naturales.