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ETA anunció una tregua que duraría hasta el 27 de marzo y fue la primera de su historia

Negociaciones de Argel: Una historia que empezó hace 23 años

Pedro Sáez Martínez de Ubago. El 22 de enero de 1989, hace 23 años, ETA anunció una tregua que duraría hasta el 27 de marzo y fue la primera de su historia, y, como consecuencia, el gobierno socialista de Felipe González se sentó con la banda en las llamadas, Negociaciones de Argel e inicia conversaciones con el Gobierno en Argel. Por parte del Gobierno, se sentaron en la mesa de Argel Rafael Vera, entonces secretario de Estado de Seguridad, y Juan Manuel Eguiagaray, delegado del Gobierno en Murcia; y por parte de ETA los terroristas Ignacio Arkama, “Makario”, Belén González Peñalva, “Carmen” y Eugenio Etxebeste, 'Antxon'.
El 27 de marzo, ETA aseguró en un nuevo comunicado que había acuerdo sobre ocho puntos: mantener conversaciones políticas, que se celebrarían en Argelia, calendario, reforzar las delegaciones, mesa complementaria formada por PSOE y HB, publicidad de las conversaciones, renovar la tregua hasta el 24 de junio y hacer público el resultado del encuentro. Al día siguiente, tras reunirse con representantes de los partidos políticos, el Gobierno difundió un comunicado en el que consideró positivas las "conversaciones políticas" con ETA y mostró su intención de continuarlas, pero el 4 de abril, ETA declaró abiertos "todos los frentes". Cuatro días después perpetró un atentado en Arenas (Asturias) en el que resultó asesinado de un disparo en la cabeza el sargento de la Guardia Civil José Calvo De la Hoz; el 10 de abril de 1989 el Gobierno dio por rotas las conversaciones y a esto seguirían los atentados del 25 de abril en que el teniente del Ejército Juan Bautista Castellanos murió de un disparo en la cabeza; los del 8 de mayo en Madrid, en que ETA intentó asesinar a un funcionario de Prisiones en Alcalá de Henares y resultaron muertos dos agentes de la Policía Nacional por la explosión de la bomba trampa que los terroristas dejaron en el vehículo utilizado; y el del 25 de este mes, donde murieron dos policías nacionales y un policía autonómico vasco que desactivaban un coche bomba en Bilbao.
Desde entonces, la banda terrorista ETA ha anunciado más de una decena de treguas, totales o parciales, la última, antes de anunciar el "cese definitivo de su actividad armada" el 20 de octubre, fue en enero, cuando anunció un alto el fuego "permanente", de "carácter general" y "verificable internacionalmente", a través de un vídeo difundido por Gara, la BBC y The New York Times, el "cese definitivo de su actividad armada" y hace un llamamiento a los Gobiernos de España y Francia "para abrir un proceso diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada". Sin embargo, la banda terrorista no hablaba de su disolución, ni de la entrega de las armas y no dedicaba, conviene recordar, ni una sola línea para recordar a los 829 asesinados.
Si hacemos memoria, el 10 de julio de 1992, meses después de la caída de la dirección de ETA en Bidart, la banda terrorista ofreció una tregua de dos meses a condición de que se iniciaran contactos y el 17 de agosto los terroristas asesinaron a dos guardias civiles; el 8 de diciembre de 1991, ETA se mostró dispuesta a una tregua de dos meses "si el Gobierno español" daba "ciertas garantías" y aseguró que "llegó a apalabrarse un punto de distensión de dos meses por mutuo acuerdo"; hubo dos ofrecimientos de tregua de dos meses en 1991 y 1992; ETA declaró otra tregua de una semana el 23 de junio de 1996, y ofreció al nuevo Gobierno del PP negociar una salida al conflicto, aunque mantenía secuestrado al funcionario Antonio Ortega Lara. El Gobierno no responde a ese llamamiento, pero los firmantes del Pacto de Ajuria Enea se comprometieron a iniciar el diálogo con ETA si liberaba a Ortega, si suspendía de forma completa y prolongada sus acciones armadas y aceptaba la pluralidad de opciones políticas en Euskadi; También el 23 de junio de 1998, ETA anunció en un comunicado publicado en Egin el fin de una tregua a la Ertzaintza que, supuestamente, había comenzado siete meses antes; ETA aseguró que esta tregua no se había hecho pública pero que sí la conocía el sindicato ELA, mayoritario en el cuerpo.
Otro comunicado de ETA anunció el 16 de septiembre de 1998 una "tregua unilateral e indefinida" que comenzaría dos días después y la  la marcarían "los acontecimientos y pasos que desde este momento se den" (Cuatro días antes, PNV, EA, EH (antes HB), IU y 19 organizaciones sociales y sindicales vascas habían firmado la Declaración de Lizarra, en la que se comprometían a emprender juntos el camino de lucha, con métodos pacíficos, por la "construcción nacional de Euskadi en las instituciones democráticas" y el ejecutivo de Aznar mostró posteriormente su disposición a dialogar con representantes de ETA y en mayo de 1999 se celebró un encuentro en una ciudad suiza entre ambas partes, tras lo cual el Ministerio del Interior decidió el acercamiento, escalonado, de más de un centenar de reclusos de la banda a prisiones del País Vasco. En el único encuentro celebrado no se produjo ningún acercamiento y el 26 de agosto de 1999, ETA señaló en un comunicado que el diálogo se hallaba bloqueado y la comunicación con el Gobierno, rota ante "la falta de discreción del Ejecutivo y el uso electoral que hizo del contacto mantenido", hasta que ETA anunció que el 3 de diciembre finalizaba la tregua que había mantenido durante 14 meses y el 21 de enero de 2000,  hizo estallar un coche-bomba en Madrid, que acabó con la vida del militar Pedro Antonio Blanco.
El 18 de febrero de 2004, a un mes de celebrarse las elecciones generales, la banda anunció la suspensión de todas sus "acciones armadas" en Cataluña, desde el 1 de enero, por el "empuje de las fuerzas independentistas" y la "concienciación sobre el derecho a la autodeterminación" en los últimos años en esta autonomía. El anuncio se hizo público 23 días después de que el diario ABC publicara que Josep Lluis Carod-Rovira, líder entonces de ERC y conseller en cap de la Generalitat, se había reunido con dirigentes de ETA, identificados como Mikel Albizu, Antza, y José Luis Urrutikoetxea, Josu Ternera. Carod-Rovira renunció como conseller en cap aunque se mantuvo como conseller sin cartera en el Gobierno catalán de Pasqual Maragall.
La banda anunció un cese en su actividad criminal el 22 de marzo de 2006, un alto el fuego "permanente", que entró en vigor 48 horas después. En un comunicado, enviado a la radiotelevisión pública vasca y el diario Gara, la banda justificó su decisión en el deseo de "impulsar un proceso democrático en Euskal Herria". Este comunicado dio lugar a un proceso de negociación entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y la banda terrorista después de pedir autorización al Congreso de los Diputados. ETA dinamitó la tregua el 30 de diciembre de 2006 con un atentado en el aparcamiento de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas, en el que murieron dos ciudadanos ecuatorianos, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio. Justo un día antes, Zapatero había mostrado su "convicción" de que "dentro de un año" estaríamos "mejor".
Y así hasta este fin de semana, en que hemos podido escuchar a Iñigo Urkullu, Presidende del PNV que es a la organización terrorista ETA y "a quienes hayan podido justificar la práctica de la violencia", a quienes les compete "la única responsabilidad de consolidad la paz", al tiempo que reconocía que el PNV "hizo sus deberes" para que la izquierda abertzale estuviera presente en las pasadas elecciones municipales y forales; o que los españoles debemos ignorar lo que se cuece –sus palabras textuales son: "lo primero que hay que hacer es hablar menos públicamente, porque estamos en una dinámica que no conduce a nada"- y, si por si eso fuera poco, a modo de guinda ha aseverado que "la normalización en la convivencia política pasa por la supresión de las excepcionalidades legales que nos han venido afectando: política penitenciaria, legalizaciones ámbito de la Audiencia Nacional".
Y todo esto, mientras está intentando crear un grupo de presión para que le sea concedido a Otegui el Premio Nobel de la Paz, que ya ha sido concedido a terroristas como Yaser Arafat y a organizaciones frecuentadas por criminales como la ONU, donde incluso algunos de estos criminales los comunistas rusos o chinos han tenido o tienen derecho a veto.
Si pensamos en lo que ETA y su entorno han avanzado y logrado en estos veintitrés años, especialmente el sentarse a la misma mesa que los gobiernos legítimos o el reconocimiento internacional de la pantomima de San Sebastián y su “Declaración de Ayete” del pasado octubre, quienes sentimos a España como algo nuestro, apreciamos cada vez mejor la importancia de que el terrorismo vasco sea considerado un crimen contra la humanidad que no pueda prescribir; y entendemos mejor a Horacio cuando afirmaba que cada año que pasa nos roba algo muy nuestro: “Singula de nobis anni praedantur euntes”.

PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO